"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 14 de mayo de 2020
GIORGIO CAPRONI
Memorándum
Brasserie du Morvan.
Al
día siguiente, Beaubourg.
Luzi,
Sereni, Frénaud.
La
Provenzali. Esteban.
SILVIA EUGENIA CASTILLERO
Deslumbrada
Frente a la luz
—incandescente— reflectores, cámaras. El desfile, la moda, los hilvanes del
vestido. Fénix levantas, traspiés entre los velos, harapos de antigüedad en la
piel. Descreída o turbia, cabalgas tus pasos, pasarela, borde, quieres lo basto
sin lo sutil. Ese incólume andar aquieta la herida del vientre en llamas, el
infierno atormentándote hasta el juicio. Montaña, llanura, un valle completo
para guardar el olvido como gajo cayendo del fuego. Gajos de lumbre, de luz en
pequeñas luciérnagas abatidas, hacia la nada juntas en incienso. Confundes una
milésima parte con el todo, anonadada vas, deslumbrada por bisutería y telas
fosforescentes. Sin alma. No gritas, no suplicas: modelas belleza pero caes. No
mendigas. Aguardas la riqueza. Todas las criaturas presentes y futuras que has
sido pasan por el espectro de tu figura en llamas. De perfil y de frente eres
mil personas, un cuerpo y un corazón: con fuerza defiendes la levedad de tu
color y tu forma: cada vez mayor, crecida, total. Por eso te maldigo. Y sigues
por la alfombra roja.
RAÚL HERNÁNDEZ NOVAS
But the fool on the hill
sees the sun going down
and the eyes in his head
see the world spinning round
Lennon y McCartney
Quién
seré sino el tonto que en la agria colina
miraba
el sol poniente como viejo achacoso,
miraba
el sol muriente como un rey destronado,
el
tonto que miraba girar el mundo,
guardando
en su rostro las huellas de la noche.
Quién
seré sino el tonto de siempre atraído por el mar,
aquel
que en el mar feroz dejó su nombre.
Quién
sino el tonto que lloraba
y
lloraba por el mar, las flores, las muchachas, la esbelta
luna sonriendo.
Sobre
la colina está solo and nobody seems to like him,
pero
él ve el mundo moverse a su alrededor,
el
sol rebotar como una pelota roja
en
el horizonte. El sol tragado por el mar, frío entre
los peces.
Quién
seré sino aquel que ya no mira,
no
oye, no palpa, absorto, esas tierras astrales, esos frutos,
las
viñas de la realidad, airoso manto.
El
que ve la noche descender como un cuerpo
inapresable,
el que siente la luna caer sobre sus hombros
como
una tela delicada, aquel que en la marisma
jugaba
a rey, a payaso, a rey, a oscuro caballo.
Absorto,
solo, en la colina, gritando
como
loco, bajo los pájaros que emigran
señalando
un carcomido rumbo. Yo,
el
loco, el tonto que siempre he sido, girando en la burla,
torpe
bufón de florida pirueta, riendo,
con
dientes podridos, la realidad inapresable
como
implacable cuerpo, a nuestro lado, descansando
en las hierbas
brotadas
de los muertos, entre sonrisas de nocturnas flores.
Quién
seré, Dios mío, sino el loco tonto, el oso bronco, el
jorobado torpe,
bufón
bailando, reuniendo rumbos entre sus brazos, flores
para
una mujer que no existe, quien mira al sol dormirse
cual tembloroso viejo
y
al mundo girar en burla alrededor de sus hombros
destronados.
De: “Embajador en el
horizonte”
MARIO LUZI
Muere ignominiosamente la República
Muere
ignominiosamente la república.
Ignominiosamente
la espían
en
los últimos tormentos sus incontables bastardos.
Los
cuervos se afilan el pico ignominiosamente en el
cuarto
contiguo.
Ignominiosamente
riñen sus huérfanos,
ignominiosamente
se destrozan sus chacales.
Todo
sucede ignominiosamente, todo
menos
la muerte misma —quiero darme a entender
delante
de no sé qué tribunal
de
qué soñada equidad. Pero ya es cosa juzgada.
RUBÉN BAREIRO SAGUIER
Variaciones
sobre el deshabitado
empiezo ya a morirme
tantas veces
decadencio
y me bajo
y me acarajo
el
latido anochece
viendo pasar sucias palomas
pájaros de asfalto
mujeres vestidas de penumbra
que no me conocen para nada
tu risa golpea las ventanas
como cuando subía a los cristales
para buscar mi boca
o la lluvia de las tardes
florecía en las manos
que empiezan a secarse
tantas veces
viendo pasar sucias palomas
pájaros de asfalto
mujeres vestidas de penumbra
que no me conocen para nada
tu risa golpea las ventanas
como cuando subía a los cristales
para buscar mi boca
o la lluvia de las tardes
florecía en las manos
que empiezan a secarse
tantas veces
pero
mi corazón resiste
nada cuesta arriba
y persiste
y remonta
tantas veces
nada cuesta arriba
y persiste
y remonta
tantas veces
nada
descalzo
hasta las ojeras
te espero
te esperaré
aquí en el duradero del amor
arquero tenso
para el disparo exacto
barquero presto
para la travesía te espero
la cama me queda grande
la casa me suena oscura
y no hay música
porque si yo no llego
llegarás lo mismo
te espero
te esperaré
aquí en el duradero del amor
arquero tenso
para el disparo exacto
barquero presto
para la travesía te espero
la cama me queda grande
la casa me suena oscura
y no hay música
porque si yo no llego
llegarás lo mismo
desnudo
hasta el fondo de los ojos
te esperaré
Te espero.
te esperaré
Te espero.
NOÉ JITRIK
Yo sé algo sobre el tiempo
El
tiempo
que a otros otorga su cortejo
su custodia
a mí me quita el coche
la calesa
viene en cascada
sobre mí
me deposita
allí donde el amor
alguna vez
se me hizo luz
se me hizo pintura
o revelación
me devuelve
a lo que fui
a lo que no soy
y sin embargo
todavía soy
mi fantasma
mi esencia
mi asombro
y lo que a otros
concedió de encanto
de despreocupación
me lo quita a mí
con usura
me reduce
a verlo pasar
con tristes oropeles
con falso frenesí.
que a otros otorga su cortejo
su custodia
a mí me quita el coche
la calesa
viene en cascada
sobre mí
me deposita
allí donde el amor
alguna vez
se me hizo luz
se me hizo pintura
o revelación
me devuelve
a lo que fui
a lo que no soy
y sin embargo
todavía soy
mi fantasma
mi esencia
mi asombro
y lo que a otros
concedió de encanto
de despreocupación
me lo quita a mí
con usura
me reduce
a verlo pasar
con tristes oropeles
con falso frenesí.
De: “Las cartas que no se
mandan”
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