martes, 9 de junio de 2020


CECÍLIA MEIRELES




Antes de tu mirar…



Antes de tu mirar,
no era ni será después-primavera.
Porque vivimos de lo que perdura
y no de lo que fuimos.
De ese acaso de lo amado y visto:
el plazo del Creador en la criatura…
No soy yo, pero si el perfume que en ti me conserva,
y resume el resto que las horas corroen.
Pero no llores: en mi día hay más sueño y sabiduría
que en los vagos siglos del hombre.



ZINAIDA GIPPIUS




Es horrible no vivir, pero solo dormir…



Es horrible no vivir, pero solo dormir…
Para ver que todo se está multiplicando,
Para tener en el pasado tan salvajemente muchos pecados,
Que es una lástima mirar hacia el cielo.
¿Cuándo puedo orar por misericordia por mis pecados?
Estoy en la última inclinación de los círculos.
Pero lo más temible y vergonzoso es la cosa,
Que nadie ama ahora a nadie.



DULCE MARIA LOYNAZ




Cheché

                                (Muchacha que hace flores artificiales)

                                   Dedico estos versos a la señorita
                                  Mercedes Sardañas, heroina anónima
                                                    A ella devotamente




Cheché es delgada y ágil. Va entrada en el otoño.
Tiene los ojos mansos y la boca sin besos...
Yo la he reconocido en la paz de una tarde
como el Hada -ya mustia- de mi libro de cuentos.

Cheché es maravillosa y cordial;
vuela sin alas por calles y talleres.
En invierno hace brotar claveles y rosas y azucenas
con un poco de goma y unas varas de lienzo ...

Esta Cheché hace flores artificiales.
Ella es la abastecedora de escuelas y conventos...
¡La primavera la hace florecer como a tierra virgen!...
Y la deshoja y la sacude en pétalos ...

Ella tiene la altura de los lirios pascuales en sus manos;
y tiene que pasar por sus dedos la mística corona
para la niña de Primera Comunión, enviada desde el cielo ...

Cheché no llora nunca.
Ni necesita cantos en su trabajo largo, silencioso, ligero...
Es seria sin ser agria;
es útil sin ser tosca;
es tierna sin blanduras
y es buena sin saberlo ...

Yo no sé de árbol fuerte más fuerte que su alma...
Ni de violeta humilde comparable a su gesto.
Ni se de ojos de niño más puros que sus ojos,
ni de música grata aún más que su silencio ...

Ella es la Primavera Menor,
la Segadora de prados irreales, de jardines inciertos...
¡Ella es como un rosal vivo!...Como un rosal:
¡Cuando ya hasta las flores su aroma van perdiendo,
yo he encontrado en las flores de Cheché la fragancia de los antiguos mayos,
de los cerrados huertos!...
Más que un clavel me huele a clavel su inocente clavel de trapo...
¡Y más que otras tierras
yo creo que serviría para sembrar una esperanza
la poca tierra humilde y noble de su pecho!...

  

NATÁLIA CORREIA




III



Fugaces, los jacintos,
Ebrios de núbil vida
Son carcajadas que salen
Del corazón del día.


KAMALA SURAIYA




Hubo una época en la que nuestro deseo era…



Hubo una época en la que nuestro deseo era
Como una bandera multicolor de ningún
País concreto. Reposábamos
En la cama, los ojos vidriosos, fatigados, como
Juguetes que los niños muertos dejan,
Y nos preguntábamos el uno al otro. ¿A qué
fin, a qué maldito fin?
Esa era la única clase de amor,
Ese destrozarnos mutuamente,
Como reclusos desbrozando y destripando terrones
Al medio día. Éramos tierra bajo el caliente
Sol. Había fuego en nuestras
Venas y las frías noches de la montaña no
Servían para aliviar el ardor. Cuando él
Y yo nos fundíamos en uno, no éramos ni
Macho ni hembra. No quedaban
Palabras, toda palabra era aprisionada
En los viejos brazos de la noche. En
La oscuridad crecimos, mientras en silencio
Cantábamos, cada nota surgiendo del
Mar, del viento, de la tierra y
De cada triste noche como un dolor…


LOUISE LABÉ




Si arrebatada en bello seno fuera…



Si arrebatada en bello seno fuera
de aquel por quien muriendo yo estoy viva:
si la suerte con él quiere que viva
ese tiempo que envidia no interfiera,
si asido a mí, Querida, me dijera,
holguémonos, que Mar embravecida
no habría, ni Borrasca a la deriva
que los lazos unidos destruyera:
si teniéndolo así en abrazo estrecho,
como el Árbol con la Hiedra al pecho,
llegase Muerte, cual celosa diva:
cuanto más suavemente me besara,
y por sus labios mi alma se fugara,
morir dichosa fuera, más que viva.