viernes, 23 de marzo de 2018


LILIANA BELLONE





Astillas de luz



I


1

Vejez
Te adueñaste de su cuerpo
Compañera inexpugnable
En otro tiempo he de encontrarte
Y he de agradecerte

Lo que hiciste por él
Por nosotros
Por ti
Por ella

Vaciaste sus células
Y sus cabellos

2

Lo había encontrado
Detrás de una columna
En un templo

Porque él volvía de la guerra
Se hallaron a través de los siglos

3

Ninfa total
Vejez
Toma mi cuerpo
Llévame a la luz



II


1

Mientras en un recodo
Cortado entre la osa mayor

Y los gemelos

Eres el primer
Pastor
Y te acuestas con el sol
Entre tus mieses
Y tus cabras

Hace frío afuera
¿Oyes el viento?

2

Miro las flores
Que crecen sobre la escarcha
Mira a los niños que crecen
Mira el día
Y la noche

Luna mía
Estrella delfín rosa
De mar anémona libro
Llave nube
Duérmete sobe mi hombro
Otra vez

3

Labraba la tierra
Sus frutos para entregárselos
A Dios
Su frente se inclinó
Sobre el hombro desnudo

4

En otro rincón del tiempo
Entre el centauro y el can celeste
Creces entre las ninfas
Todo quedará en ti: tu alma
Tu cayado
Tu trigo tu pan tu rosa
Tus ovejas tu cuerpo tu mano
Te habrás salvado
Y yo seguiré
Escribiendo
Sobre tu cuerpo
En el refugio de la Rosa Eterna

                                            Marzo, 2010

GABRIELA D’ARBEL






Dentro de las pupilas de mis muertos
las golondrinas abandonan el néctar de la celidonia
Ellos regresan por unos centímetros de voz;
Gusto de verlos rodeados por sus siluetas,
regalan secretos,  mi dotación de gajos de lima
mezclados con anécdotas moradas,
ya no trasforman mi sentir en cardos.
                                           ¡Carajo! ¡creo que ando de buenas!

Estoy lista para escuchar lo que no dijeron
cuando los proyectiles llenaron sus bocas.

                                           El tubo de un respirador no dejó
                                           que escurrieran las palabras
                                           atadas a la saliva.


JACK KEROUAC





Inútil, inútil
la fuerte lluvia
Dirigiéndose al mar.


JEANNETTE CLARIOND





In requiem



Estoy cansada de amar, y de vivir,
y de morir.
Estoy cansada de pensar que amo, y que vivo,
y que muero.

Quiero salir del mundo
y entrar en mi casa.

Estoy cansada de vivir la orilla del amor.

Busco la cercanía del pez,
sus grandes ojos subterráneos.
Mis manos recorrerán su cuerpo,
hablaremos en burbujas,
óvalos serán nuestros besos.

Comeremos, dormiremos, nos abrazaremos al fondo
de las rocas.

Pero no basta ser pez. Oro en el ojo.
Es origen dar pasos en la niebla,
caminar la tempestad
y ropas y cabellos y cuerpos
se deslían, silentes, en la imagen.

 

ALFREDO R. PLACENCIA





La enmienda



Díjele a la peña muda, estoica y fría,
que el mar golpeaba: "¿No sabes odiar?
Yo, en el caso tuyo, juro que odiaría.
¿Por qué el mar te azota? ¿no más por ser mar?"

Y dijo la peña que el mar golpeaba:
"Cállate boca, no vuelvas a hablar.
Deja que me azote, ¿no ves que me lava?
El mar que no azota, no sabe lavar."

Y dije a la peña: "Gracias, peña mía,
que a pensar me pones lo que ya sabía.
Si el dolor me tiene que purificar,
voy a ser un alma muda, estoica y fría.
No volveré a hablar."

DAVID ESCOBAR GALINDO





Los que se quedan



Siempre hay algunos que se van; pero tú te quedas. El peligro es enorme, la inseguridad es profunda, el miedo es inevitable;
pero tú te quedas. Hay días en que tienes que caminar por las calles desiertas, como un fantasma del país que fue;
pero miras el cielo transparente y magnifico, y te detienes en una esquina, y te dices: ¿Quién va a admirar este cielo perfecto
si yo me voy?

Siempre hay algunos que no resisten más; pero tú resistes. El sonido de los bombardeos te despierta sobresaltado en las madrugadas; pero tú resistes. Tus padres, tu esposa y tus hijos lloran, quizás, agobiados de angustia; pero tú sabes
que siempre existen los que se van y los que se quedan, y tú no puedes dejar de estar entre los que se quedan.

Es ante ti que yo me detengo, e inclino la cabeza. ¡Es a ti a quien yo saludo, con el orgullo convertido en lágrimas¡
¡Tú eres el único héroe a quien yo reconozco en estos días de prueba!


De: "Doy fe de la esperanza"