viernes, 23 de marzo de 2018

ALFREDO R. PLACENCIA





La enmienda



Díjele a la peña muda, estoica y fría,
que el mar golpeaba: "¿No sabes odiar?
Yo, en el caso tuyo, juro que odiaría.
¿Por qué el mar te azota? ¿no más por ser mar?"

Y dijo la peña que el mar golpeaba:
"Cállate boca, no vuelvas a hablar.
Deja que me azote, ¿no ves que me lava?
El mar que no azota, no sabe lavar."

Y dije a la peña: "Gracias, peña mía,
que a pensar me pones lo que ya sabía.
Si el dolor me tiene que purificar,
voy a ser un alma muda, estoica y fría.
No volveré a hablar."

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