viernes, 24 de abril de 2020


LÍBER FALCO





El abismo



Estoy debajo de mis sueños.
Ya ni estrellas ni pájaros nocturnos
levantarán mi canto.

Puente de plata y oro es el amor.
Amada, tú eras el único asidero
pero yo he mirado al abismo
donde ondula (libre de nosotros)
el limo de mis sueños y tus sueños.
Desde entonces ¡ah!
qué solo estoy en la tierra.
Y tú, qué sola.
No lo sabes y disuelves tus lágrimas en risas.
Desde entonces,
cuando apoyo mi frente
en el tibio regazo de tu seno,
algo quiero olvidar que no conozco todavía.
Y crece mi ternura para ahuyentar el miedo.

Lejana erra mi alma
y en sus flancos llueve la tristeza.
Deja que te llore y que me llore allá...


IVÁN CARVAJAL





Noche

Para María Augusta



I

Cabalgar sobre este duro espinazo
sobre la áspera cresta erizada de espadas
encaramados sobre el lomo de espinos

a horcajadas sobre las lunas menguantes
dejándose llevar por los cascos febriles
por los espasmos de la noche
arrastrando las consecuencias de estas patas poderosas
ajenas a toda decisión y sin fines precisos
en los disturbios de la conciencia

cómo no hacerlo
resbalando por esta piel de granito
en la sorda batalla de los chasquidos metálicos

este rechinar parte de un tajo
la encrucijada en que se anudan los caminos

cómo no escapar de este cielo de aluminio y alquitrán
el séptimo cielo del granizo que se estrella contra los
[farallones
y eleva a himno el aullido de las víctimas

ah los vientos

ah los vientos
devoran las aristas de los cuerpos
los gemidos se confunden ahí abajo
en el estrépito que emerge de las catedrales

oscuros se tejen los versos de los nuevos cantares
en los odres oscuros y en medio de las explosiones

cómo irrumpen las aguas más allá de la orilla
las encrespadas sombras sin ribera
se rompen las aguas contra agujas de piedra
las sombras inútilmente contra las aguas
y alguien prende fuego a la hojarasca

piélago deshabitado

piel y posada de basalto para e! Espíritu
que se deshace-y-se-configura
velados riscos donde el vaho vuelve a encender
lavas ya frías
qué frágil la memoria
se retuerce si la pasión fecunda
el pensamiento gira con sus propios alisios
cómo no cabalgar asido a estas crines de perpetuidad
sobre los escombros aún humeantes
descolgadas sobre los objetos
estas cabelleras de medusas vehementes
estos ojos que encienden las lumbres de las convocatorias
las cifras de los dados en la fulguración del designio

urgido el entendimiento a descifrar
urgido el sabio por el compás de una música sin freno
lenguas torbellinos marejadas ronquidos de la alta mar
las acometidas de la noche sin límite
la amplia noche que niega el sosiego.


De: “Parajes”


SHINKICHI TAKAHASHI





Mosca



Quise vivir para siempre en lo ilimitado.
Lo ilimitado vivía dentro de una mosca.

Cada vez que la espantaba
volaba con lenta gracia.

Me resultaba entrañable
su calmo movimiento.

En la madrugada, brillaba la lámpara.
Yo leía un libro escuchando
el caer de la lluvia.

Sobre el libro extendido,
una mosca arrojaba
sombras de soledad.

Como las patas de la mosca
lo ilimitado es sutil y se dobla.



HANS ARP





Configuración



Los cabellos blancos de las piedras, los cabellos negros de
las aguas, los
cabellos verdes de los niños, los cabellos azules de los ojos
las aguas cierran sus ojos pues del cielo caen piedras y
niños a las piedras a las aguas a los niños y a los ojos caen
los cabellos.
las piedras tienen en su bolsillo derecho mantequilla y en su
bolsillo
izquierdo pan y cada uno los toma con
gran consideración
por sandwiches,
los sandwiches de piedras llevan una raya a la derecha los
sandwiches
de agua llevan una raya a la izquierda
y los sandwiches de
niño llevan la raya al medio.



CARL SANDBURG





Elige



      Un solo puño cerrado está en lo alto, listo,
si no, la mano abierta, tendida, a la espera, con su pregunta.
                                  Elige:
nos hemos de encontrar en uno o en otra.


De: "Puñados"
Versión de Miguel Martínez-Lage

TUDOR ARGHEZI





Aldea



La aldehuela se ha ido trasladando lentamente
en el horizonte
hacia su cementerio, mayor que ella.
Todo lo nacido, a su vez está enterrado,
y las cruces —mudos violines de madera
de ademán petrificado—
han llegado hasta las calles,
y, desbordándose,
se han esparcido lejos de la aldea,
dejándole muertos los caminos.

Ten cuidado cuando atravieses
las encrucijadas
de los antiguos senderos.
Aléjate de los cardos:
bajo ellos, igual que antes en la aldea,
los muertos son vecinos.

Bajo la lluvia
y arrastrado por las pesadas botas,
el caminante puede equivocarse de noche
y, al levantar el picaporte de una puerta,
pedir hospedaje a los muertos.