domingo, 18 de marzo de 2018


LUCIANA JAZMÍN CORONADO





Vitrales



te desnudás
como si abrieras
un baúl de joyas

lo mejor es tu brillo
pequeños matices
de un gato oscuro

los torsos
se expanden
en la sábana blanca

no hacemos funciones de circo
algo me lleva
a tus mariposas amargas
y me quedo ahí

limpio ala por ala

el viento se suma
a esta victoria

me saco la ropa
te doy el gesto
que ofrece
todas las frutas

no somos bestias
somos vitrales
y dejamos pasar la luz




EZRA POUND





N.Y.



¡Ciudad mía, mi amor, blanca mía! ¡ah, esbelta,
óyeme! Óyeme y un alma te infundirá mi soplo.
Suavemente en el caramillo, ¡escúchame!

Ciudad mía, mi amada,
eras una doncella todavía sin pechos,
esbelta como un caramillo de plata.
¡Ahora óyeme, escúchame¡
y un alma con mi soplo te daré.


Versión de Javier Calvo


MINERVA MARGARITA VILLARREAL





Vale lo que cuesta



El vacío tiene un costo muy alto:
exige tu peso en oro.

DANIEL MIRANDA TERRÉS





Ojalá pudiéramos oír sus pasos.
Algún golpe quedo
o que tropezara en la cocina.

El ruido de un cerillo
al encenderse,
el crujir de las ramas
tras la ventana.

Un murmullo en la penumbra.

Lo que fuera que nos hiciera saber
que Dios no es este silencio
que tanto nos perturba. 



NATALIA GÓMEZ





16



Escribir es la única manera de respirar
El único tiempo
En que uno puede ser
Dios e infierno
La única manera de no morir
En el mismo intento de muerte
Es el único modo de dormir
Y despertar
En esta vida exhausta de vacíos
A esta única hora
Un ser lejano al arte
Se pudre en la superficie
De su misma humanidad.



MIGUEL ILDEFONSO




  
Shahr Banu Manzadarani

Doña Shahr Manzadarani tiene 97 años, sobrevivió 8 días al terremoto, entre los escombros de su hogar y, cuando fue rescatada, se dio tiempo para recitar ante los periodistas. (Periódico de Irán. Enero, 2004)



Después del desastre
Shahr Banu Manzadarani avivó la poesía
pensó que había sido un sueño y que seguía soñando
fueron ocho días sobreviviendo
bajo los escombros
bajo las paredes derruidas de Bagh Narenj

A eso de las 15H 30 se oyó una voz anciana
recitaba un poema
un poema salía de los escombros – decía un rescatista
¿la muerte había sido atrapada allí?
pero la muerte no escribe poemas
solo en vida la poesía tiene esa voz – dijo una enfermera
que había oído recitar a su abuela de la misma manera
esa voz es humana
esa voz es más antigua que la propia muerte

Shahr Banu Manzadarani a sus 97 años recitaba
bajo el polvo
quizás recordando otros desastres
¿qué metros habrían pasado bajo los escombros tantos días?
todos pensaban que la poesía no podría sobrevivir
pero ella fue hija de otro cataclismo
el patriarcado la hizo memorizar las cicatrices
versos cortos
veros largos para ningún auditorio

¿Le hablarían de la esperanza? – se preguntaba el periodista
que alcanzó a oírla recitar
tratando de imaginarla en la oscuridad
golpeada por los dogmas de la reproducción
un grito
otro grito
los golpes
y esos ruidos y esos disparos

¿Algún poder renacería de esas ruinas? – elucubraba el fotógrafo
que la retrató yacente
con su pañuelo azul en los cabellos
teniendo poco a poco la certeza de que había belleza
cierta melancolía
el abismo de un signo difícil que lo mantuvo en vilo
a la expectativa de capturar
un brillo humano mientras la oía recitar

Y ciertamente había un poder en la oscuridad
todas las muertes animadas por la animalidad
la bestialidad de la muerte se aliaba a la tortura
ellos la acusaban
le tiraban piedras
seccionaban su fragilidad
mientras su belleza cocinaba a mansalva
deglutía sus versos como un dulce de pan
en el juego de los niños huérfanos

Shahr Banu Manzadarani recita ahora
entre los esclavos de Nigeria
se pone a bailar en su horca
con los grilletes de los raperos de Harlem
canta y recita
hace un coro de flagelaciones sin éxtasis religioso

Yo la veo en huellas milenarias
calmando la sed en el polvo que guarda su memoria
de todos los desastres
ella es una niña algo frágil
salta la soga suda se hace heridas en las rodillas
no rías tan fuerte
no leas
sus padres eran miles de pueblos alejados del imperio

Cuando ella despertaba
entre los restos de su casa de silencio
los poemas volvían a sus labios como un milagro más

Entonces yo apunto lo que ella dice
así como el desastre inventa su lujurioso periódico
yo anoto lo que ella dice
dejando atrás el silencio
un poema es Shahr Banu Manzadarani