martes, 16 de febrero de 2021


 

NURIA PARÉS

 


 

La poda

 

España que alborea

con un hacha en la mano vengadora...

Antonio Machado

 

 

¡Qué fe retoñaría si nosotros

pudiéramos ponernos una fecha

como una fl or de luz entre los labios!

¡Marcarnos en el tiempo con la fuerza

con que el ritmo del hombre se recorta

sobre las estaciones de la tierra!...

Porque hay un ritmo viejo para todo,

un tiempo señalado en la faena:

el tiempo de sembrar o cosechar

y el hombre de la siembra o la cosecha.

Y hay también otro ritmo,

otra tarea necesaria y vieja:

el tiempo de segar o de podar

y el hombre de la poda o de la siega.

Hoy sé que si nosotros

pudiéramos ponernos una fecha

como una flor de luz entre los labios

en los días de fi esta,

 yo os guardaría el tiempo de la poda:

el que presiente el retoñar y espera.

Yo os guardaría el hombre de la poda:

¡el que sabe del hacha y no se arredra!

 

LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO

 


 

En un salón de La Habana

 

 

Hay mujeres que empapadas en ron
hacen memoria de las cosas perdidas.
La lumbre de sus cuerpos,
el tibio don donde la fruta canta
y se desborda el júbilo,
es un manjar del trópico
para bocas de ortiga.
Mujeres dulces de trago desmedido.
Mujeres de voz clara y de resaca.
Color mulato de música habitado
y caderas ciñéndose al sonido.
Vosotras,
puro habano: humo que exhala
la Caridad del Cobre
os entregáis a Yemayá Olokun
para que nunca os falte
el pan de cada día.
Vosotras,
luz del Caribe, flor de la guayaba,
jineteras de luna sin pecado.
Aquí dejo memoria de vosotras.

 

LUIS ANTONIO DE VILLENA

 


 

Epinicio



Salta al aire, y arde al sol en un brillo encendido.
El músculo se estira victorioso. Ondea el pelo rubio, 
y bailan sedas de agua sobre una piel de oro. 
Bulle un río, y el cuerpo es la sed de una batalla. 
Los brazos se alargan, y las piernas armoniosas
y brillantes. Se cierra un bosque al cerrar los ojos.
Cantan las manos. El cuerpo adolescente reta al aire.
Como un himno se eleva la figura, y se ondula. 
El pelo nada, la piel seduce al ámbar, y el impulso
se transforma en joven música encendida. Salta ahora.
Y es todo victoria. Quien saltó y quien baja es otro distinto.
Y va más allá el milagro porque es otro el que mira.

 

SERGIO LOO

 


 

 

Cuerpos sin nombre
difuminados
en las sábanas.

 

La cama queda lista
para que dos, algunos dos,

 

algunos hipotéticos dos;

 

tú y yo,
por ejemplo,
crucen en ella la noche.

 

 

CARMEN MARTÍN GAITE

 

 

 

Muerte necia

 

 

Se me ha gastado el día,
atropelladamente
en idas y venidas,
en gestos y recados
que al hacerlos juzgaba.
necesarios.

 

Desperdiciado, débil y oscilante,
el número equis ene de mis días
era un cabo de vela
y afuera lucía el sol de la
mañana.

 

El sol se hunde en silencio
y sopla las bujías
y se envuelve en su manto como
un rey.

El número equis ene de mis días
murió de muerte necia.

 

Ahora lo estoy llorando
cuando veo a las nubes
ponerse un traje grana
para morir también.

 

 

MARTA PESSARRODONA

 

 

 

Berlín: enero 1929

 

 

Vita interrumpió
sus versiones de Rilke.
El teléfono era Moabit 37-94,
y Friedrichistrasse la estación de llegada.

 

En la Funkturm, una tarde,
en escapada breve y solitaria,
Vita le dio a entender
la duración escasa de las pasiones humanas.

 

La conversación, bastante animada,
el pulso anímico de subido voltaje,
consiguieron silenciar
la letal marea humana.
(Las bombas futuras
no enturbiaron en absoluto la tarde.)

 

24 Brücken Allee, una dirección,
hoy compañera de los fantasmas
de antiguas embajadas:
la ciudad no había sido bombardeada.

 

Virginia regresó a Londres
al cabo de una semana, enferma.
Vita empezó a creer que
Leidenschaft era una palabra
de formación muy extraña.

 

De hecho, ninguna de las dos
presintió
la retórica del desastre.