sábado, 24 de mayo de 2014

HELENA RAMOS


 
 

67

 
 

De verde enebro
viste la pesadumbre
más exquisita.

De: Polychromos (haikus)

 

 

 

 

RUBÉN DARÍO


 
 

Thánatos

 


En medio del camino de la vida...
Dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la muerte.
Y no hay que aborrecer a la ignorada
Emperatriz y reina de la nada.
Por ella nuestra tela está tejida,
Y ella en la copa de los sueños vierte
Un contrario nepente: ¡ella no olvida!

 

 

 

 

ANA ILCE GÓMEZ


 
 

Ensalmos

 

Veo la hoja de naranjo que incontenible crece
ante mis ojos
y advierto la gota de lluvia que se abate
sobre el césped.
Llego al camino abrumado de musgos
que se abre en dos largos e infinitos brazos
y no sé cuál tomar.
Cierro los ojos y siento la densidad del sol
cruzando la esfera de la tierra,
escucho su suave murmullo
dador de vida pero también agonizante.
Todos son pequeños momentos magistrales
de existencia
fugaces momentos que representan una eternidad
o un instante.
Y todo es como si sucediera un milagro
como si se nos diera un ensalmo
que consuela y alumbra
nuestra oscuridad esencial.

  

De: Poemas de lo humano cotidiano

 

 

 

FRANCISCO DE ASÍS FERNÁNDEZ


 

Los poetas y los marineros

Al Poeta Luis Rocha Urtecho

 

 
Escondidos en la locura

los poetas, como los marineros, toman la forma de tigres

alojan espíritus de antepasados muertos,

intermedian entre el cielo y la tierra,

pelean batallas en sus sueños,

y entre la perversidad y la incertidumbre

sus almas encarnadas, con preguntas confusas,

son una vela quemándose por los dos extremos.

 

Eso soñé que pensaba cuando moría con este cuerpo,

cuando me preparaba para volver como alma perdida

sin ninguna deuda ni espiritual ni humana

para que me vieran transparente

y oír a unos lo que sienten y a otros lo que ven.

 

Los poetas, como los marineros, arrojados a la soledad,

siempre tenemos cosas que contar.

La historia de nuestras vidas adquiere vida propia,

llenamos de agua las cuencas de las manos

para revelar las verdades ocultas.

 

Los poetas y los marineros

alojados en la hermosura de nuevos mitos

aman a todas y a todo al mismo tiempo,

y, como los adultos, solo pueden elegir

entre lo malo y lo peor.

 

Cada quien pone el titulo de su vida

con fantasías y nostalgias,

y con versos de un lenguaje olvidado.

Los poetas y los marineros sueñan despiertos

tratando de alcanzar algo y solo encuentran la sombra.

Son perdedores exquisitos.

Beben pesares y tribulaciones hasta emborracharse,

su magia puede inventar una vida sin techo y sin piso,

toda su vida es inesperada; son carnes que aman su alma.

Conocen el ritmo de la danza sutil del cuerpo

que hace que los sentidos invadan el espíritu,

y saben que los caminos son para las travesías

y no para llegar a algún destino.

 

 

Granada, 1 de enero del 2002.

 

 

 

GIOCONDA BELLI



 


 

Las mañanas cambiaron su signo conocido.
Ahora el agua, su tibieza, su magia soñolienta
es diferente.
Ahora oigo desde que mi piel conoce que es de día,
cantos de tiempos clandestinos
sonando audaces, altos desde la mesa de noche
y me levanto y salgo y veo "compas" atareados
lustrando sus botas o alistándose para el día
bajo el sol.
Ya no hay oscuridad, ni barricadas,
ni abuso del espejo retrovisor
para ver si me siguen.
Ahora mi aire de siempre es mas mi aire
y este olor a tierra mojada y los lago s allá
y las montañas
pareciera que han vuelto a posarse en su lugar,
a enraizarse, a sembrarse de nuevo.
Ya no huele a quemado,
y no es la muerte una conocida presencia
esperando a la vuelta de cualquier esquina.
He recuperado mis flores amarillas
y estos malinches de mayo son mas rojos
y se desparraman de gozo
reventados contra el rojinegro de las banderas.
Ahora vamos envueltos en consignas hermosas,
desafiando pobrezas,
esgrimiendo voluntades contra malos augurios
y esta sonrisa cubre el horizonte,
se grita en valles y lagunas,
lava lágrimas y se protege con nuevos fusiles.
Ya se unió la Historia al paso triunfal de los guerreros
y yo invento palabras con que cantar,
nuevas formas de amar,
vuelvo a ser,
soy otra vez,
por fin otra vez,
soy. 

 

FERNANDO ANTONIO SILVA

 

 

Imagen de Rubén



                     La rapidez del momento
                     se graba en la imagen
                     cada mirada
                     cada pose
                     la misma persona que va cambiando
                     ante el ojo mágico de la cámara
                     a la sutil suavidad
                     del pincelazo en la tela
                     al cariñoso movimiento
                     de la línea en la caricatura
                     o los trazos ágiles
                     de ilusiones ópticas en el afiche
                     que no son más que impresiones de tiempo
                     donde veo surgir el rostro de Rubén
                     en el sombrero y el bigote joven
                     en la serenidad del monje en el hábito
                     y luego en su cuerpo
                     a lo largo de la cama
                     inmenso su descanso
                     besando a la muerte.