domingo, 21 de octubre de 2018


MARÍA TERESA IRAZABA





Domingo sin resurrección



Caminé de un andador a otro
haciendo nudos mis pasos
sin haber aprendido del hospital
sus sortilegios
A los enfermos se les anestesiaba
hasta la voz
Para mi madre la plancha
quirúrgica
fue su último despertador

con la esperanza de encontrarla
en cualquier forma de vida
amarré mis ojos

después la abandoné
en una funeraria demasiado
grande
para mis silencios
y oré para que la muerte
diera con ella
una vuelta de triciclo.


En la mordedura
[de la noche
con una linterna
ilumino
mi sombra

El sol se escurre
tras la cabecera de mi cama
aguijón de la vida


Los astros en movimiento
siguen
la abeja en su vaivén
no teme morir

Atrapada en esta habitación
con el ruido de mi carne
me derrumbo


EVARISTO CARRIEGO





Cuando llega el viejo



Todos están callados ahora. El desaliento
que repentinamente siguiera al comentario
de esa duda, persiste como un presentimiento.
El hermano recorre las noticias del diario

que está sobre la mesa. La abuela se ha dormido
los demás aguardan con el oído alerta
a los ruidos de afuera, y apenas se oye un ruido
las miradas ansiosas se clavan en la puerta.

El silencio se vuelve cada vez más molesto:
una frase que empieza se traduce en un gesto
de impaciencia. ¡La espina de esa preocupación...

Y cuando llega el viejo, que salió hace un instante,
en todas las miradas fijas en su semblante
hay una temerosa larga interrogación.



IRENE SÁNCHEZ CARRÓN





Sin edad

                                                    "Es tarde para la rosa.
                                         Es pronto para el invierno."
                                                          Dulce María Loinaz



Hoy sueño que caminas a mi lado
y juegan en el suelo nuestras sombras
como gráciles aves sin edad.
Y la sombra sin edad de tu mano
acaricia un lugar en el suelo
donde podría estar mi corazón.
Y la sombra sin sombras de mis labios
busca el lugar exacto
donde dejar los besos, las palabras.

La soledad es sólo
el peso de tu nombre en la memoria.




FÉLIX SUÁREZ





La mañana es azul
y zumban los insectos sobre el charco.
Intenté apartar las hojas para verme
y en el fondo descubrí la trampa:
los ojos indelebles
a los que inútilmente,
mucho antes de que hoy cante el alba,
habrás de repudiar.

No hay olvido.

Recordarás su nombre,
las manos como peces contra el hielo,
su andar de brusco remolino entre las hojas,
la tarde sin atisbos, a ciegas,
en un llameante cuarto de alquiler;
y el cielo,
las mañanas de azogue bajo el frío,
después de haber perdido una batalla.


MIHAI EMINESCU





Venus y Madona



Oh, ideal perdido en la noche de un universo que ya no existe.
Mundo que pensaba en cuentos y que hablaba en Poesía
¡oh te veo, pienso y oigo, joven y tierno mensaje
de un cielo con otros astros, paraísos y otros dioses!

Venus, blanco mármol cálido, ojo de piedra que brilla,
blandos brazos como un rey poeta hubiera soñado,
tú divinizaste un día la gracia de la mujer,
de la mujer que yo sigo viendo cada vez más bella.

Rafael, entre los sueños de su noche constelada,
alma ebria de esplendores y de eternas primaveras,
te vio y soñó en paraísos y embalsamados jardines,
te vio reinando sobre ellos, soberana de los ángeles.

Y sobre el lienzo desnudo creó a la Virgen Divina
con su diadema de estrellas, su sonrisa virginal,
pálido rostro cercado de rayos rubios, angélica
imagen, pues la mujer es figura de los ángeles.

Así yo, hundido en la noche de mi vida de poeta,
te he visto, mujer estéril, mujer sin llama ni fuego,
he transformado en ángel, dulce como un día claro
oscura vida a nuestra dicha concede.

Yo he visto tu rostro lívido por una embriaguez malsana,
tus labios amoratados por los mordiscos del vicio
y eché en ti, cruel, el velo blanco de la poesía
y presté a tu palidez el rayo de la inocencia.

Te di las pálidas luces que cercan mágicamente
la frente del ángel-genio y del ángel poesía.
De un demonio hice una santa, de una carcajada, música,
y de tus miradas sucias la mirada de la aurora.

Mas hoy, cruel, cayó el velo. Desembriagada de sueños,
mi frente se aclara bajo tus labios fríos, helados
y te contemplo, demonio, y mi amor, ceniza yerta,
me enseña a considerarte con un profundo desprecio.

Ya me apareces como una bacante que hubiera hurtado
de la frente de una virgen el mirto de su martirio,
de una virgen con el alma santa como una plegaria
mientras tiene el coraz6n lleno de espasmo y locura.

Y así como Rafael creó a la Virgen Divina,
con su diadema de estrellas, su sonrisa virginal,
yo hice para mí una diosa de una mujer ya marchita,
de corazón frío, estéril, de alma llena de veneno,

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

¿Lloras, niña? ¿ Una mirada humedecida de llanto
pretende romper de nuevo un corazón dolorido?
A tus pies caigo y suplico a tus ojos, mar profundo,
y les imploro perdón, mientras te beso la mano.

Enjuga tus ojos, calla. La acusación fue cruel,
fue cruel, injusta, dura, sin causa ni fundamento.
¡Alma!, aunque fueses demonio, eres santa por amor,
y yo adoro a este demonio rubio de los ojos grandes.


Versión de Rafael Alberti y María Teresa León

JOSÉ SARAMAGO





Signo de escorpión



Sabrás que para ti no habrá descanso,
La paz no está contigo, tampoco la fortuna:
El signo así lo ordena.
Te pagan bien los astros esta guerra:
Por más breve que sea la cuenta de tu vida,
Pequeña no será.


De: "Poesía completa"

Versión de Ángel Campos Pámpano