domingo, 3 de marzo de 2013

PEDRO GARFIAS




  

Acordes


A Wladyslaw Jahl



XIII


Tus miradas en flor
Las horas arden en la lámpara
Y llueve silencios mi frente apagada


IRENE DUCH GARY




  
En la dulce melodía de mi llanto



La canción
que nunca brotó de mi obstinado pecho
quedó apenas murmurada
en la dulce melodía de mi llanto.

Fueron tiempos adversos
aquellos que sembraron de infortunio
las palabras quimeras,
las que habitan los senderos interiores,
abren cauces
y rompen el cerco del mundo en llamas
poseído por la herida del misil
y las viejas cicatrices de la rabia.

De “Astillas de luz”


BLANCA VARELA




A rose is a rose


inmóvil devora luz
se abre obscenamente roja
es la detestable perfección
de lo efímero
infesta la poesía
con su arcaico perfume

EDUARDO MILÁN





El sol, sol de dos nidos...



El sol, sol de dos nidos,
uno en la luz del día,
otro en la de la noche,
ahora bajo en calorías.
De ahí ese frío en verano,
esa tibieza en invierno,
ni  primavera ni otoño.
No sabemos qué ponernos
ya que estamos habituados
a ponernos algo. El sol
sería bueno que eligiera,
que el sol tomara partido.



JOSÉ MARÍA PEMÁN





In memoriam



La navidad sin ti, pero contigo.
Como el volver a ser
cuando empieza a nacer
verde de vida y de memoria, el trigo.

Porque tú no estás lejos.
No sé si es que te veo o que te escucho.
Me iluminan, me templan tus reflejos.
Voy hacia ti... No puedo tardar mucho.

Pagando estrellas por salario
te escondes en la barbas torrenciales de Dios.
Recuerdo el ritmo lento de tu horario.
Humilde en la infinita paciencia del rosario:
y en la fe penetrante de tu voz.

Y el belén de su Amor,
como tú lo ponías.
Tú, la niña mayor,
la flor más pura de las flores mías,

Como es la luz del río
y el canto es de la fuente:
este cariño ardiente
es todo tuyo, a fuerza de tan mío.

ELSA LÓPEZ





No pronuncio tu nombre…



No pronuncio tu nombre por miedo a ver la herida
y el golpe de la sangre.
No digo las palabras que debiera decirte.
Te miro.
Te contemplo.
Te observo.
Ojeo las esquelas y el tiempo de las nubes.
Luego digo algo inútil,
mágico,
irreparable.
Digo cosas curiosas como decir:
qué tal, hace calor, te quiero,
anoche he deseado tu cuerpo nuevamente.
Pero nada se oye dentro de las paredes.

Tú me miras inquieto,
decidido,
cobarde.
(Mi corazón empieza a deslizarse
por la suave pendiente de tu pelo.)


De "Del amor imperfecto"