miércoles, 29 de julio de 2015

ALICIA SALINAS



 
Certeza


El humano
que no ama al mar
con sus olas inconclusas
jamás
encontrará
un lugar certero
en el espejo del cielo.




MARIO BENEDETTI


 

128
 
 
cuando era niño
las canciones de cuna
me desvelaban

 

JUAN BOSCÁN


 

La ausencia



Quien dice que la ausencia causa olvido
merece ser de todos olvidado.
El verdadero y firme enamorado
está, cuando está ausente, más perdido.

Aviva la memoria su sentido;
la soledad levanta su cuidado;
hallarse de su bien tan apartado
hace su desear más encendido.

No sanan las heridas en él dadas,
aunque cese el mirar que las causó,
si quedan en el alma confirmadas.

Que si uno está con muchas cuchilladas,
porque huya de quien lo acuchilló,
no por eso serán mejor curadas.

 

GONZALO MILLÁN




29.



El invierno es el sueño de la naturaleza.
La savia circula lentamente.
La marmota pasa el invierno durmiendo.
Duerme la savia en invierno.
Los salmones pasan el invierno en el mar.
El invierno es inclemente.
La política económica es inclemente.
El invierno es recio.
El invierno es frío.
El invierno es lluvioso.
¡El invierno ha huido!

El vendaval echó árboles por tierra.
Los agentes echaron puertas abajo.
Echaron cadáveres al río.
Las papas echan tallos.
Los árboles echan vástagos.
Las locomotoras echan humo.
Pelechan los animales.

La lluvia desmoronó una cantera de arena.
Se inundó una mina.
La mina se derrumbó.
Se desplomaron paredes.
La madre se desplomó al saber la noticia.
Un barco encalló en la arena.
Se empantanó la carretera.
Se empantanaron los pleitos.
Se laceraron los espejos.
Las estacas echaron raíces.
Echan panfletos por las ventanas.
Después echan sangre por las narices.

Echaron dientes los niños.
Echaron unos tragos de vino.
Echan de menos a los ausentes.
Brindan por los caídos.

Echaron de menos la infancia
Es la más feliz de las edades.
Echaron maldiciones contra el tirano.
Se echaron a la cama a dormir.
La casa en ruinas se hundió.
El bote se fue al fondo del río.
¡El invierno ha huido!


De “La ciudad”

 

CÉSAR CALVO


 
 

Venid a ver el cuarto del poeta


Venid a ver el cuarto del poeta.

Desde la calle
hasta mi corazón
hay cincuenta peldaños de pobreza.
Subidlos.
A la izquierda.

Si encontráis a mi madre en el camino,
cosiendo su ternura a mi tristeza,
preguntadle
por el amado cuarto del poeta.

Si encontráis a Evelina
contemplando morir la primavera,
preguntadle
por mi alma
y también por el cuarto del poeta.

Y si encontráis llorando a la alegría
océanos y océanos de arena,
preguntadle
por todos
y llegaréis al cuarto del poeta:
una silla, una lámpara,
un tintero de sangre, otro de ausencia,
las arañas tejiendo sordos ruidos
empolvados de lágrimas ajenas,
y un papel donde el tiempo
reclina tenazmente la cabeza.

Venid a ver el cuarto del poeta.
Salid a ver el cuarto del poeta.
Desde mi corazón
hasta los otros
hay cincuenta peldaños de paciencia.
¡Voladlos, compañeros!

(si no me halláis
entonces
preguntadme
dónde estoy encendiendo las hogueras.)



De: Poemas bajo tierra

CONCHA MÉNDEZ




Eran verdes como un mar...

 

Eran verdes como un mar,
con reflejos de alto cielo.
-¡Qué bien sabían mirar!-
unos ojos que recuerdo.

En la penumbra lucían
con una luz de misterio,
como dos claros abismos
abiertos a mil deseos.

Muchas horas tuve cerca
los ojos verdes aquellos,
que implorantes me miraban
¡y yo hacia por no verlos!

Y hoy que mirarlos quisiera,
están tan lejos..., ¡tan lejos!