jueves, 22 de mayo de 2014

HELENA RAMOS


 

9

 

De cadmio limón
hicieron la mañana.
Tengo diez años.

  

De: Polychromos (haikus)

 

RUBÉN DARÍO



 

Venus

 

 

En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud, bajé al fresco y callado jardín.
En el oscuro cielo, Venus bella temblando lucía,
Como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
Que esperaba a su amante, bajo el techo de su camarín,
O que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
Triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

"¡Oh reina rubia! -dije-, mi alma quiere dejar su crisálida
Y volar hacia ti, y tus labios de fuego besar;
Y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

Y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar".
El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

 

 

GIOCONDA BELLI


 
 


 
 

I

 

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
Es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
Islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
No es tarea fácil - si placentera -
No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas 

 

II

 

El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
Corregir el rumbo cuando nube huracán o aullido
profundo
Te pongan estremecimientos
Cuenco de la mano que no sospechaste 

 

III

 

Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos cúmulos nimbus de los pulmones
Niebla en el cerebro
Temblor de las piernas
Maremoto adormecido de los besos 

 

IV

 

Instálate en el humus sin miedo al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído revuélvele la espesa cabellera con la
Espada de fuego usurpada
Muerde la manzana 

 

V

 

Huele
Duele
Intercambia miradas saliva imprégnate
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos 
 

VI

 

Escucha caracola del oído
Como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua 

 

VII

 

Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz 

 

VIII

 

Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
- el mar como un vasto cristal azogado -
duérmete náufrago. 

 

 

FRANCISCO DE ASÍS FERNÁNDEZ


 

 

Memorial de la vida

 

 

Cuantas me amaron, ganaron.

Porque vieron el mundo con mis ojos.

Tocaron con su piel y besaron las impurezas

de un infierno terrenal de delicias.

Vieron la noche como una madrugada

y el fuego se escurrió como el hielo dentro de su boca. -,.

Se perdieron conmigo en el mundo

pero salvaron los desperdicios del alma.

La luz resplandeciente del amor

puso orden en el caos de sus vidas,

amaron las estrellas y no le temieron a la noche.

La mujer sobre su hombre en la noche

es inseparable como un gusano en un cadáver fétido

y piensa que las estrellas

son paredes del palacio del cielo,

y tímidas y ágiles como las cabras

trepan sobre su hombre

buscando el secreto de la inmortalidad,

y ven a través de la corteza de las cosas materiales,

y los asuntos del amor

los escriben con una caligrafía presuntuosa.

Con todas ellas actué el papel estelar de mi propia vida.

Ahora, persistente y turbio, espío la vida que viví.

Si me regresara sobre mis pasos

sobre el balcón de la naturaleza,

si la duda humana no se hubiera metido

en lo sobrenatural del pensamiento,

con un solo beso que me devolvieran sanaría mi alma;

un beso áspero de un amor con herrumbre.

 

Granada, 12 de octubre de 2001

 

EDWIN YLLESCAS



 
 

SMITH & WESSON

 

 

RECUERDO

        su Smith & Wesson

pavonada de blanco

                        El porte esbelto de su edad

Sus pantalones azules o kakis

                        o de cualquier otro color

pero siempre

aguantadores

        y cubre tierra

Las sobre-botas café

        sus riendas de cuero de venado

y el capote doblado sobre

        la punta de la albarda.

 

 

 

FERNANDO ANTONIO SILVA



 

Mujer peinándose
 

 

                            El movimiento se da
                            en la espalda lisa
                            salta en las nalgas
                            sigue la línea de las piernas
                            hacia los pies
                            y sube hasta la mano suave
                            tomando el peine
                            que desaparece en el pelo
                            y los ojos
                            cristalinos
                            en el espejo.