Memorial
de la vida
Cuantas
me amaron, ganaron.
Porque
vieron el mundo con mis ojos.
Tocaron
con su piel y besaron las impurezas
de
un infierno terrenal de delicias.
Vieron
la noche como una madrugada
y
el fuego se escurrió como el hielo dentro de su boca. -,.
Se
perdieron conmigo en el mundo
pero
salvaron los desperdicios del alma.
La
luz resplandeciente del amor
puso
orden en el caos de sus vidas,
amaron
las estrellas y no le temieron a la noche.
La
mujer sobre su hombre en la noche
es
inseparable como un gusano en un cadáver fétido
y
piensa que las estrellas
son
paredes del palacio del cielo,
y
tímidas y ágiles como las cabras
trepan
sobre su hombre
buscando
el secreto de la inmortalidad,
y
ven a través de la corteza de las cosas materiales,
y
los asuntos del amor
los
escriben con una caligrafía presuntuosa.
Con
todas ellas actué el papel estelar de mi propia vida.
Ahora,
persistente y turbio, espío la vida que viví.
Si
me regresara sobre mis pasos
sobre
el balcón de la naturaleza,
si
la duda humana no se hubiera metido
en
lo sobrenatural del pensamiento,
con
un solo beso que me devolvieran sanaría mi alma;
un
beso áspero de un amor con herrumbre.
Granada, 12 de octubre de 2001
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