"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 27 de noviembre de 2012
PABLO NERUDA
Poema
20
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir,
por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El
viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En
las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella
me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír
la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué
importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso
es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como
para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La
misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya
no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De
otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya
no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque
en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque
éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
GABRIELA MISTRAL
Escóndeme
Escóndeme
que el mundo no me adivine.
Escóndeme como el tronco su resina, y
que yo te perfume en la sombra, como
la gota de goma, y que te suavice con
ella, y los demás no sepan de dónde
viene tu dulzura...
Escóndeme como el tronco su resina, y
que yo te perfume en la sombra, como
la gota de goma, y que te suavice con
ella, y los demás no sepan de dónde
viene tu dulzura...
Soy
fea sin ti, como las cosas desarraigadas
de su sitio; como las raíces abandonadas
sobre el suelo.
de su sitio; como las raíces abandonadas
sobre el suelo.
¿Por
qué no soy pequeña como la almendra
en el hueso cerrado?
en el hueso cerrado?
¡Bébeme!
¡Hazme una gota de tu sangre, y
subiré a tu mejilla, y estaré en ella
como la pinta vivísima en la hoja de la
vid. Vuélveme tu suspiro, y subiré
y bajaré de tu pecho, me enredaré
en tu corazón, saldré al aire para volver
a entrar. Y estaré en este juego
toda la vida.
subiré a tu mejilla, y estaré en ella
como la pinta vivísima en la hoja de la
vid. Vuélveme tu suspiro, y subiré
y bajaré de tu pecho, me enredaré
en tu corazón, saldré al aire para volver
a entrar. Y estaré en este juego
toda la vida.
PEDRO GARFIAS
Nuevos
acordes
A Juan Naves
Sé
que si le grito fuerte
el silencio se acongoja.
Sé que si la piso duro
es la piedra la que llora.
Sé que si camino aprisa
se me derrumban las hojas.
Por eso voy con cuidado,
acariciando las formas,
mirando a un lado y al otro
y respetándolas todas.
Que hay quien se duele del cuerpo
y a mí me duelen los hombres
y las cosas.
el silencio se acongoja.
Sé que si la piso duro
es la piedra la que llora.
Sé que si camino aprisa
se me derrumban las hojas.
Por eso voy con cuidado,
acariciando las formas,
mirando a un lado y al otro
y respetándolas todas.
Que hay quien se duele del cuerpo
y a mí me duelen los hombres
y las cosas.
CONSTANTINO KAVAFIS
Velas
Los
días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
CARLOS PUJOL
Para
nombrar el mundo...
Para
nombrar el mundo,
que es claro y misterioso como el agua,
busco nuevas canciones que resuenen
como un campanilleo en la memoria.
Y el tiempo vuelve atrás, como si nunca
se le hubiera ocurrido abandonarnos,
y por unos instantes la alegría
parece sernos fiel
y quedarse esta vez va para siempre.
que es claro y misterioso como el agua,
busco nuevas canciones que resuenen
como un campanilleo en la memoria.
Y el tiempo vuelve atrás, como si nunca
se le hubiera ocurrido abandonarnos,
y por unos instantes la alegría
parece sernos fiel
y quedarse esta vez va para siempre.
ERNESTO CARDENAL
Epitafio
para Joaquín Pasos
1.
Aquí
pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto,
y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento.
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.
y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento.
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor, y los decretos.
MANUEL SCORZA
Viento
del olvido
Como
a todas las muchachas del mundo,
también a Ella,
tejiéronla
con sus sueños,
los hombres que la amaban.
también a Ella,
tejiéronla
con sus sueños,
los hombres que la amaban.
Y
yo la amaba.
Pudo
ser para otros un rostro
que el Viento del Olvido
borra a cada instante.
Pudo ser,
pero yo la amaba.
que el Viento del Olvido
borra a cada instante.
Pudo ser,
pero yo la amaba.
Yo
veía las cosas más sencillas
volverse misteriosas
cuando Ella las tocaba.
Porque las estrellas de la noche
¡Ella con su mano las sembraba!
volverse misteriosas
cuando Ella las tocaba.
Porque las estrellas de la noche
¡Ella con su mano las sembraba!
Los
días de esmeralda,
los pájaros tranquilos,
los rocíos azules,
¡Ella los creaba!
los pájaros tranquilos,
los rocíos azules,
¡Ella los creaba!
Yo
me emocionaba
con sólo verla pisar la hierba.
con sólo verla pisar la hierba.
¡Ah
si tus ojos me miraran todavía!
Esta
noche no tendría tanta noche.
Esta noche la lluvia caería sin mojarme.
Esta noche la lluvia caería sin mojarme.
Porque
la lluvia no empapa
a los que se pierden
en el bosque de sus sueños relucientes,
y sus días no terminan
y son sus noches transparentes.
a los que se pierden
en el bosque de sus sueños relucientes,
y sus días no terminan
y son sus noches transparentes.
¿Dónde
estás ahora?
¿En qué ciudad,
en qué penumbra,
en cuál bosque
te desconocen las luciérnagas?
¿En qué ciudad,
en qué penumbra,
en cuál bosque
te desconocen las luciérnagas?
Tal
vez mientras escribo,
estás en un suburbio,
sola, inerme, abandonada...
estás en un suburbio,
sola, inerme, abandonada...
¡Abandonada,
no!
En
tu ausencia
mi corazón todas las tardes muere.
mi corazón todas las tardes muere.
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