domingo, 12 de mayo de 2019


BEYDDY MUÑOZ





Detenida



Detenida
frente a la dulcería
y con las monedas en su mano
mira con atención las
gomas coloridas,
los redondos chocolates
la paleta sonriéndole
con ganas de llegar a su intestino,
“mis pocos pesos alcanzan
sólo para el chicle de tatuaje
también
Se insertará en mi piel”
No importa
podría gastarse todo
el oro de Richie Ricón
y bañarse en una tina
de fresas con crema
No importa
la tienda está cerrada,
el caballito apagado,
“de nuevo mi bolsillo
lleno de lo que no quiero
aunque me evité la diarrea”.


EDUARDO MITRE





La ausente



Emigran los pájaros
pero se quedan
el árbol y el tiempo.

Tengo miedo.

Hay mucha trampa
y poca luz
en el recuerdo.

Tengo miedo.

Qué pena, amor,
que tu presencia
dependa tanto de tu cuerpo.


De: "Líneas de Otoño"


HÉCTOR MURENA





Naturaleza del fin



Diálogo
somos
entre
una corza
oscura
y
el secreto
claro.

Así
el fin
nunca
en el fin
fenece.



ROSABETTY MUÑOZ


  

Oveja Anciana



Puedo decir
que he gozado mis días largamente.
He comido, bebido y bailado
sin desperdiciar minuto.
Estaré lista cuando llegue el día.
Fui feliz.
Eso es todo.
No importa que nadie lo recuerde.
La gloria también cae a la tierra
y los implacables gusanos de la muerte
no obedecen ni a los pastores siquiera.

     (su mamón:
un día heredaré la fortuna de mis padres.)


De: “Canto de una oveja del rebaño”


CAMILO ALEJANDRO POBLETE REY





Lacónica Fragancia



Resignación es la palabra,
Dolor por felicidad engañosa,
Tibieza extraña y
amargura tierna.

Dolores de cabeza,
Culpablidad reprimida,
Bellas promesas,
Armónicas,
Pero sólo eso

El miedo nos consume,
Temor distinto
y nebuloso.

¿Embrujo de qué?
No lo sé,
Sólo reconozco
El dulce olor
De la resignación

CESÁR DÁVILA ANDRADE





Elogio de la gracia iluminada



Cuando vagamos en las hondas criptas,
en la imprecisa antípoda del sueño;
con purpúreo sonido de espejos encendidos
aparece ella en la impaciente libertad de la pupila.

Viene de un mundo de blancas columnatas
y paralelogramos de alabastro
labrados con los bloques de la luna.
Se yergue en el fino aire celeste
que mece las semillas,
y llega en una clara fluencia de libélula;
en una suave brisa de ruedas vegetales,
flotando en la descalza porcelana del pie.

Juventud inasible de la brisa,
ápice iluminado,
incorpórea espiga cristalina;
mínima estrella sobre una vara de agua.
Tallo de luna y vidrio florecido,
leve espuma de lirio,
yema de nácar sensitivo,
llama turgente de flores encendidas!

Líquida luz de música en movimiento,
ala huidiza, en evasión perenne.
Perfil de nube que bajo el sol asciende;
ánfora iluminada por incoloro fuego;
matinal epidermis del acuario...

En la voluble orla de su falda
reviven los diagramas del zodíaco;
y se encienden los ágiles fosfatos
que aprisiona la tierra.
Deja en su breve huella un vago impulso
de alondras refrenadas en el vuelo,
y el tenue tornasol que el pez agita
al morir en la arena.

Hombros de leve nube, perfumados;
piel de calor arcangélica.
Diadema de panojas del verano
en sus cabellos de ligero incienso
que son como el temblor reminiscente
de los más puros vinos castellanos,
en el nudo de miel de su peinado.
Diadema y danza de la luz dorada
sobre el cristal ileso de sus sienes...

Tiene la grácil inquietud de las gramíneas
heridas por el viento de Septiembre
sobre el bisel de las llanuras.
Sus dedos tintinean en un viento de plata;
y una nupcial canción de oro tenue
se alza en sus manos de certeras flechas.
La traslúcida sal de su sonrisa
inaugura en celdillas;
la claridad de los diamantes
y el ámbar de las mandarinas...
El brocado de mieses del estío
le dará una brizna de oro cristalino;
el pedernal oscuro: un grano sensitivo;
el plenilunio: una ánfora de vidrio
y el tímpano del aire, su apasionado trino!