"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 22 de enero de 2016
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
Miedo
a perderse ambos,
vivir el uno sin el otro:
miedo a estar alejados
en el viento de la niebla,
en los pasos del día,
en la luz del relámpago,
en cualquier parte. Miedo
que les hace abrazarse,
unirse en este aire
que ahora juntos respiran.
Y se buscan y se buscan
esa flor instantánea
que cuando se consigue
se deshace en un soplo
y hay que ir a encontrar otras
en el jardín umbrío.
Miedo; bendito miedo
que propicia el deseo
la agonía y el rapto,
de los que mueren juntos
y resucitan luego.
vivir el uno sin el otro:
miedo a estar alejados
en el viento de la niebla,
en los pasos del día,
en la luz del relámpago,
en cualquier parte. Miedo
que les hace abrazarse,
unirse en este aire
que ahora juntos respiran.
Y se buscan y se buscan
esa flor instantánea
que cuando se consigue
se deshace en un soplo
y hay que ir a encontrar otras
en el jardín umbrío.
Miedo; bendito miedo
que propicia el deseo
la agonía y el rapto,
de los que mueren juntos
y resucitan luego.
MÓNICA LANERI
Verso
geométrico
Soñaré
las formas
de tu
abrazo
las
señales
de
tus besos
nuestros
cuerpos
pegados
...
De: Versos horizontales
ALEJANDRO PALIZADA
Anagrafía
a.
cada
grafía es una maleta más
para
desaparecer
n.
Entre
todos y nadie, entre los antónimos perfectos.
Entre
todos y nadie, los anónimos perfectos.
a.
El
silencio se contrae y extiende al escribir,
y la
escritura tiene siempre algo de desarraigo,
de
sol que pasa mientras un velorio se lleva a cabo.
El
silencio agita el polvo de lo infraordinario,
el
cielo es un vacío donde brillan cuerpos que le son ajenos,
la
noche existe iluminada,
los
ojos son pura derrota de lo que el cuerpo no alcanza.
n.
No voy
a dejar que mi cuerpo se acuerde de mí,
ni acostado ni recostado; ni verbo ni fuego, no quiero una sola letra sobre mí.
ni acostado ni recostado; ni verbo ni fuego, no quiero una sola letra sobre mí.
a.
Lo
imaginario y lo que simula la consistencia del recuerdo
no se
resigna a ser sólo deseo.
n.
No
hay nada, y la escritura arde: esta saliva que dice y desdice:
la
genealogía de instantes que están siendo: ligero latido de posibilidades
perdidas.
Este
fuego no dará cenizas.
a.
Lo
propio es aquello que no puede nombrarse:
la
brisa sentida, la herida, la pena, la expiación elegida, el vaivén de nuestras
esperanzas, la furia, el deseo…
Lo
propio es la huída
el
abandono fértil.
m.
No ha
de renegar mi conciencia contra mi pecho:
esta
necedad la he aprendido de mis muertos.
FERNANDO VALVERDE
El
viejo estadio
Ya no
crece la hierba entre tus párpados,
han levantado plazas y bloques de hormigón
que humillan la ciudad de los vencidos.
han levantado plazas y bloques de hormigón
que humillan la ciudad de los vencidos.
Cuando
vuelvo al pasado
puedo rozar tu sombra y el rostro de aquel niño
que de mayor sería periodista.
puedo rozar tu sombra y el rostro de aquel niño
que de mayor sería periodista.
Al
cumplirse los sueños
queda una sensación vacía e incompleta,
el tiempo detenido y el vértigo al futuro.
queda una sensación vacía e incompleta,
el tiempo detenido y el vértigo al futuro.
Qué
lejanas resultan aquellas ilusiones
y sin embargo
qué cerca queda ahora mi temor favorito.
y sin embargo
qué cerca queda ahora mi temor favorito.
Cada
vez cuenta menos el final,
es lo más previsible,
una apuesta segura sin valor,
un empate que deja insatisfecho.
es lo más previsible,
una apuesta segura sin valor,
un empate que deja insatisfecho.
Las
semanas, que pasan como insectos
que amenazan la piel,
desembocaban siempre
en la emoción sincera de la incertidumbre.
que amenazan la piel,
desembocaban siempre
en la emoción sincera de la incertidumbre.
Con
los años, he preferido amar
las cosas predecibles
para evitar el miedo y el dolor.
las cosas predecibles
para evitar el miedo y el dolor.
Tal
vez parezca una renuncia,
pero empiezo a pensar que el tiempo detenido
es mejor que el futuro.
pero empiezo a pensar que el tiempo detenido
es mejor que el futuro.
FÁTIMA VÉLEZ GIRALDO
Tercera
orilla
Si
hemos de callar todo este tiempo
que
sea para siempre.
Tú
dirás que no es posible hablarme con el cielo mojado
y que
ahora que empieza a inundarse
no
puedes distinguir si son tuyos
o
míos
los
cielos que se abren,
los
mares que se aproximan a la catástrofe.
Si es
por eso que se te enmudecen los ojos y las manos
y
andas ciego de voz
y las
palabras se vuelven mariposas
que
te enredan la garganta,
si es
por eso,
que
sea para siempre.
Yo
por mi parte
puse
las manos sobre una piedra oscura
sin
saber que iba a morir,
que
iba a ser un acto milagroso despertar
para
suplicarte que no estallaras,
que
no estallaras
mientras
estuviera envuelta
en
esa niebla que escogiste respirar.
RENÉ MORALES HERNÁNDEZ
En mi
país
con sus hermosas ciudades devastadas
pienso en la bala que habrá de separarnos
en la infinita bondad de lo que nos daña
en la utilidad de los miembros mutilados
en la seriedad de los cirujanos al dormir fuera de casa
en la dulzura de los sicarios que vuelven cansados
en todo aquello que nos espera al final
ese ese fragmento de pólvora mojada que nos hemos vuelto
con sus hermosas ciudades devastadas
pienso en la bala que habrá de separarnos
en la infinita bondad de lo que nos daña
en la utilidad de los miembros mutilados
en la seriedad de los cirujanos al dormir fuera de casa
en la dulzura de los sicarios que vuelven cansados
en todo aquello que nos espera al final
ese ese fragmento de pólvora mojada que nos hemos vuelto
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