viernes, 17 de abril de 2015

RUBÉN DARÍO




Sonatina


La princesa está triste, ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
Que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
Está mudo el teclado de su clave sonoro;
Y en un vaso olvidada se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
Y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
La princesa persigue por el cielo de Oriente
La libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
O en el que ha detenido su carroza argentina
Para ver de sus ojos la dulzura de luz
O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
O en el que es soberano de los claros diamantes,
O en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
Quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
Tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
Ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
Saludar a los lirios con los versos de mayo,
O perderse en el viento sobre el trueno mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
Ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
Ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
Los jazmínes de Oriente, los nelumbos del Norte,
De Occidente las dalias y las rosas del Su
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
En la jaula de mármol del palacio real,
El palacio soberbio que vigilan los guardas,
Que custodian cien negros con sus cien alabardas,
Un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
Más brillante que el alba, más hermoso que abril.

"¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina- ,
En caballo con alas, hacia acá se encamina,
En el cinto la espada y en la mano el azor,
El feliz caballero que te adora sin verte,
Y que llega de lejos, vencedor de la muerte,
A encenderte los labios con su beso de amor!"


MARIÀ MANENT


 

Muchacha rusa en el Montseny

 

Traje florido, cara bruna y salvaje:
tu perfume campestre del viento y de la estepa
invade estas colinas y el caminito fresco
y la nube viajera.

Traje de margaritas y de estrellas de mar:
en medio de las flores tu piel morena exuda.
Claveles de pastor al azar tiemblan
en tu pierna desnuda.

Y te fundías, suave, en la paz del paisaje
ojos grises de sueños y de gusto a morir;
o huías por la senda, en tu reír-
ruiseñor triste y tórtola salvaje.

 
De "Las acacias salvajes"
Versión de José Agustín Goytisolo

 

CARLOS MURCIANO


 

Donde el poeta pide a la amada que no se ruborice por el motivo de su soneto

 

Aquí palomas pares y gemelas
una mañana se posaron. Mira
cómo mi mano torpe se retira
cuando con tu desdén las arcangelas.

Dije palomas. Pero no: gacelas
debí decir. ¡Qué bosque de mentira
crece ante mi mirada que delira
viendo que de mi mano ni recelas!

¿Gacelas? Pues acaso no acertara.
Mejor claras colinas donde asomas
la total granazón de tus veranos.

Quemaran y en su fuego me quemara.
Mátame amor, mas vengan tus palomas,
gacelas o colinas a mis manos.

 

 

 

JULIÁN DEL CASAL

 


7. Una monja

 

Muerden su pelo negro, sedoso y rizo,
los dientes nacarados de alta peineta
y surge de sus dedos la castañeta
cual mariposa negra de entre el granizo.

Pañolón de Manila, fondo pajizo,
que a su talle ondulante firme sujeta,
echa reflejos de ámbar, rosa y violeta
moldeando de sus carnes todo hechizo.

Cual tímidas palomas por el follaje,
asoman sus chapines bajo su traje
hecho de blondas negras y verde raso,

y al choque de las copas de manzanilla
riman con los tacones la seguidilla,
perfumes enervantes dejando el paso.
 

De "Nieve"

 

 

MEDARDO ÁNGEL SILVA

 

Citeres

 

     Con el frú-frú sedoso de femenil enagua
deshilaba en la costa sus encajes el agua...

     Oh, la isla melodiosa!
surgía de las ondas como una enorme rosa
primaveral, o el cuerpo de la niña;
era la voluptuosa
isla donde vendimia Amor su roja viña...

     Oh, ingénuas albas! Oh, inocencias! Era
en la frescura de la Primavera
blanca de lirios opulentos. Sobre
el mar azul marchaba mi galera.
Sonaba el viento sus eolias flautas
y daba el mar su fragancia salobre
que fue el incienso de los argonautas.

     Y sonó entonces el erótico
llanto de las oceánides, en las rubias arenas
soplaban caracoles rosados las sirenas;
se cerraron los Párpados Por el influjo hipnótico...
y el triunfo fue de las sirenas...!

     Al fin, dejé esas playas. ..(Descendía la noche
Ulises, en la sombra, me daba su reproche...
Blancos miembros desnudos
de mujeres, quedaban en la playa fragante;
y teñidos de sangre vi sus brazos menudos
al temblor luminoso de una estrella distante...

     Me incorporé...(Mordía en mis carnes el frío...).
Y miré un corazón palpitando en sus manos;
llevé mi mano al pecho... y la encontré vacío...
Y seguí, oyendo el ritmo de los astros lejanos...!
 

Del "Libro del amor" 1915 - 1917

 

 

 

AMADO NERVO


 

Me besaba mucho, como si temiera...

 
 

Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos
¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.