"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 9 de enero de 2025
LUZ MARY GIRALDO
En
cada plato
Mi
sueño en cada plato
como
tus ojos cuando tienes hambre
y en
la cocina apenas hay mercado
tal
vez un poco de cilantro
un
pedazo de pan
agua
para un caldo simple
aceite
en la despensa
y
cubiertos a la espera.
Huelo
el plato ajeno en la memoria
la
leche caliente para el frío
miel
y limón cuando duele la garganta
y la
taza vacía
sobre
la mesa.
Mi
sueño es no escribir sobre lo mismo
sino
encontrar tu plato lleno.
BIBIANA COLLADO CABRERA
Transición
Nos
enseñaron a cerrar el cuerpo,
a
construirlo como una catedral románica:
compacto,
robusto, fortificado.
Había
que protegerse, nos dijeron.
Como
si el mundo fuera una galaxia
de
niñas pariendo a otras niñas.
¿Ves
los gruesos muros que levantamos?
Como
si el aire nos polinizara las pestañas.
Como
si la modernidad hubiera venido
para
decirnos que el amor está en el tacto,
pero
que son peligrosas las entrañas.
Nos
entregaron el miedo brillante de los ritos
y
nos convencieron para modificarnos.
El
capitalismo hizo el resto.
Pero
todas las niñas están condenadas a crecer.
Y
algunas desearán volcar la luz sobre la piedra
rotunda con que se construyeron
y
ansiarán multiplicarse hacia la altura
y
acabar la catedral del cuerpo
con la
ligereza vertical del gótico.
Entonces
se darán cuenta de la dificultad
de
abrir ventanas y vidrieras,
de
las mentiras con que las fortificaron,
de
que el mundo es una galaxia
de
mujeres pariendo cada vez menos niñas.
Y el
cuerpo entero será una herida a destiempo.
Y
aquellos que nos convencieron, esos mismos,
nos
recriminarán haber llegado tarde,
nos
harán responsables de la llaga.
Mira
cómo tiemblan los noes
bajo
la tibieza de la orina.
STEFHANY ROJAS WAGNER
Atado
de claveles rojos
Si
fui débil antes, voy a ser débil ahora,
estoy
diciendo que soy un ser inagotable,
voy
por las calles y el viento me enloquece.
Mis
amigos dicen, Stefhany cuídate un poco,
y le
doy vueltas a la botella de ginebra.
Sí,
mi amor, soy frágil, pero no tanto como tú,
ya
me voy a dormir entre tus brazos,
cruzo
la ciudad sobre mi cohete envenenado.
Sí,
mi amor, me voy a poner la pijama,
no
quiero pensar en esta cicatriz durante diez años más,
estoy
aprendiendo a dibujar autorretratos,
no
duermo las cinco horas que te dije
y
perdí el apetito hace dos semanas.
Estoy
bien esta noche,
llena
de humo y sillas vacías,
repitiendo
poemas como si fueran plegarias.
Mis
amigos dicen que lo piense con cabeza fría,
la
ginebra sigue dando vueltas en mis manos.
A
veces siento que no hay nada que pueda hacer.
Sí,
mi amor, cuando muera
siembra
claveles en mi boca,
llévame
a casa.
De:
“Breve tratado de la melancolía”
MARIALUZ ALBUJA BAYAS
Destierro
Deshacerse
de una bufanda
de
un par de medias
de
la soga que aprieta
de
la máquina donde se coloca la huella digital
del
contrato de ocho horas (que ahora son nueve)
de
los cinco a siete minutos en la parada del bus
de
la prisa
de
la pastilla para inducir el sueño
porque
hay que estar en batalla a las seis
y
recién a la medianoche nos da por vivir
de
la lista de compras
de
la necesidad de reunir la cantidad precisa.
Un
crimen desear, desprenderse.
Que
la belleza se vaya por donde vino
el
túnel que teje el cuerpo
para
después deshacerlo.
Permitir
que todo siga su curso
abrazar
la decadencia, la putrefacción
amar
el estado de las cosas sin querer alterarlas
cometer
el delito
volver
al asombro del primer deseo
el
que nunca intentamos cumplir porque afloja la hebilla
desata
cordones
intercambia
lo conveniente
por
el sol que este rato calienta la espalda.
Morir
algo en las noches
ser
viajeros (y punto)
de
una vida que siempre nos desmantela al pasar.
De: “Doble filo”
ENRIQUE SOLINAS
El
adiós
“Pueden
pasar
a
despedirse”, dijo,
y las
palabras
que
provenían del túnel
de
la esperanza,
se
conectaban
con
su boca abierta
la
cabeza levemente
inclinada
hacia atrás
y
los ojos,
que
miraban sin mirar
el
escenario quieto
del
cielo,
observaban
esta
historia
recién
amanecida
y
claro,
allí
estaba yo,
testigo
oscuro,
un
detalle del paisaje, apenas
un
sueño imposible que soñaba
con
poemas y canciones de amor.
Porque
todas las personas que amo
han
nacido para desaparecer;
porque
todo se vuelve inalcanzable
para
los que se van sin despedirse.
DOMENICO INGENITO
III
Esta
ave no existe,
pero
yo hablo sus alas
la
iridiscencia de su plumaje
y un
ave innombrada en tu mente se suscita.
Yo
hablo aquellos tonos jades,
y
las escarlatas posibilidades de reanudación,
dado
que todo es posible y, sin embargo, no lo es.
El
vuelo se aprisa como ráfagas de plata
entre
azules alas
–tus
ojos toman el control
tus
ojos dorados
el
silencio de tus pensamientos
este
es tu silencio, tu verdad
y
esta es la primera idea
que
te lleva a hablar
Versión de Ariel Miller