martes, 11 de diciembre de 2018


ROGER SANTIVÁÑEZ





Labranda



3.

Pelo negro sobre tus hombros blancos
Anochece sobre nosotros abrazados
Difumínase el día en bóveda santa

Entreluces luces rosada rosa lozana
A la luz del crepúsculo crecen tus crespos
Ocultos en seda angelical

Un silbo del aire se aproxima luna
Sobre el cielo de Lima brilla & rebrilla
Nimbo plateado bañando tu cabellera

En la quietud curvada ancestral
Retama viva & nocturnal surgiendo
En la penumbra recogida en tu regazo

Esplendor de tu espalda esbelta &
Recostada brote en la fuente verdi
Dorada adherida al bordado carmesí


De: “Labranda”



JUAN SANCHÉZ PELAEZ




  
Cuando subes a las alturas...



Cuando subes a las alturas,
Te grito al oído:
Estamos mezclados al gran mal de la tierra.
Siempre me siento extraño.
Apenas
Sobrevivo
Al pánico de las noches.

Loba dentro de mí, desconocida,
Somos huéspedes en la colina del ensueño,

El sitio amado por los pobres;

Ellos
Han descendido con la aparición
Del sol,

Hasta humedecerme con muchas rosas,

Y yo he conquistado el ridículo
      Con mi ternura,
Escuchando al corazón.


De: "Animal de costumbre"


ARLETTE LUÉVANO






Llegan las fechas                    rigurosas
marcas en los calendarios
que deberían ser imposibles sin ti

y no entiendo
si 8 de febrero
ya no es lo mismo
ni 21 de marzo
y ningún día de abril

qué dolor en mayo
cuánta ausencia diciembre
quién puede creerle algo a enero

cómo lidiar con este tiempo ciego
con este tiempo sin remordimientos



ERICK AGUIRRE




Viajero enfermo


He vivido estos últimos días
en una ciudad reconstruida
hace más de cincuenta años.
Una ciudad de Alemania
que está muy lejos del mar,
donde el recuerdo de un viajero
me trajo a la memoria
un poema de Cesare Pavese
sobre los mares del sur.

He vivido en una esquina quieta
de Halskestrase, en Nüremberg;
en un pequeño callejón
donde a pocos metros abre su boca
y escupe su aliento helado
la estación del metro Maffeiplatz.

Y nada aquí recuerda el mar.
El sol cae demasiado tarde
sobre un horizonte de techos y balcones,
y es imposible despertar a tiempo
para verlo venir de nuevo
desde los verdes campos de Fürth,
más allá de las tierras inmensas
del día y la noche,
donde un aventurero recorrió
isla tras isla:
los paisajes azules y lejanos
que despiertan al viajero
la virginidad de los sentidos;
la gente franca que allí habita
y sonríe fácilmente
como si siempre fuesen niños;
la luz esbelta y tersa magnificando los detalles
en las islas Marquesas o en la bahía de Anaho...

Pero el espíritu de aventura
siempre fue enemigo de la prudencia,
ese hongo venenoso
que paraliza en el hombre
su capacidad de entrega.

Ver el amor llegar,
ver el amor marcharse
en el páramo inhóspito del mundo,
no serviría de nada
si no se obtiene la vida que se ama.

Un cielo y un camino
es todo lo que busca el viajero.
Lo demás puede quedarse a un lado.

Hoy disfruto con pereza
los últimos días de primavera
en esta vieja ciudad,
y la lejanía de mis tierras
al otro lado de los mares
me ha traído a la memoria la extraña voluntad
de ese viajero enfermo
que fue Roberto Luis Stevenson.

Sus versos me recuerdan
que yo también fui joven
y he tenido amigos
(casi todo para ser feliz),
y también extiendo mi vela sin esperanza,
demasiado tarde.


TANIA CARRERA





Oración
            

           
Déjame habitarte nuevamente.
Levanta los brazos hacia el cielo,
Árbol,
cárgame en los hombros
como un padre joven.



CATALINA GONZÁLEZ RESTREPO





Jardín


Entre cortinas espesas y camas altas
habitamos el palacio del encierro.
No abandonaré este recinto,
nunca saldré desnuda a los campos
ni te besaré frente a los comensales.
Sólo en la soledad de nuestros cuerpos
te amaré,
con gotas en los labios.
Exprímeme
déjame el vaso vacío a mí
bebe de mi sed
¿y si la muerte llega de pronto
e ilumina un cuarto oscuro?