"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 15 de junio de 2019
EDUARDO MITRE
in memoriam
Marcelo Quiroga Santa Cruz
Marcelo Quiroga Santa Cruz
Entré
en el bosque,
a su pleno corazón
de silencio y luz inmóvil.
Con voz queda dije
tu nombre y otros nombres
como quien escribe
en el aire
para memoria de los árboles.
Mas no movió ninguna hoja
el álamo ni el roble.
Ni una sola rama el sauce.
Igual de indiferentes
pasaron
(felices en su vuelo)
un mirlo y dos gorriones.
De pronto
el viento mago
sacudió nubes y follajes:
se encendió el relámpago
y entré en la lluvia
contigo y los ausentes.
a su pleno corazón
de silencio y luz inmóvil.
Con voz queda dije
tu nombre y otros nombres
como quien escribe
en el aire
para memoria de los árboles.
Mas no movió ninguna hoja
el álamo ni el roble.
Ni una sola rama el sauce.
Igual de indiferentes
pasaron
(felices en su vuelo)
un mirlo y dos gorriones.
De pronto
el viento mago
sacudió nubes y follajes:
se encendió el relámpago
y entré en la lluvia
contigo y los ausentes.
De: "Líneas de
Otoño"
VÍCTOR MANUEL MENDIOLA
Mar
Tú
estás allá,
en
la otra silla.
Vives
el mundo aparte
del
lado opuesto de la mesa.
Tus
miradas están allá,
tus
voces son
pájaros
que retornan
del
mar de allá,
tus
manos juegan
sobre
la mesa
como
incansables nómadas
en
la extensión azul.
Yo
escribo en Morse,
lanzo
señales de humo,
pongo
a la orilla de ese mar
una
botella,
mando
mis huestes
a
conquistar
las
santas tierras de allá,
prendo
las brasas
del
mismo sueño.
Pero
tú sigues allá
en
la otra silla.
ANTONIA POZZI
Las flores
¿No
hay nadie,
nadie
vendiendo
flores
en
esta desafortunada calle?
Y
este mar oscuro,
este
cielo sombrío,
este
viento hostil -
oh,
camelias de ayer,
camelias
blancas y rojas, sonrientes
en
el claustro dorado - ¡
un
espejismo primaveral!
¿Quién
me venderá una flor hoy?
Tengo
tantas en mi corazón,
pero
todas juntas
en
gruesos manojos,
pisoteadas,
hechas.
Tengo
tantas que mi alma se
sofoca
y casi muere
bajo
su vasta
masa
no compartida .
Pero
en el fondo del mar oscuro
está
la llave del corazón:
en
el fondo del corazón oscuro
hasta
el atardecer,
mi
cosecha inútil
quedará
aprisionada.
¿Quién
me va a vender
una
flor, una flor diferente,
nacida
fuera de mí,
en
un verdadero jardín,
que
podría ofrecerle a quien la espera?
¿No
hay nadie,
nadie
que me venda
flores
a lo
largo
de este camino infeliz?
14 de febrero de 1933
GABRIEL CELAYA
Mujer
Esas
nubes amadas se hacen al fin estatua.
Si acaricio, doy forma
y, en el azul, desnuda como una diosa antigua,
estás tú, sólo bella.
Si acaricio, doy forma
y, en el azul, desnuda como una diosa antigua,
estás tú, sólo bella.
Mas
si viene la noche,
si una brisa te envuelve dulcemente asfixiante,
vuelves al mar confuso donde tomaste origen,
ola fresca y sonora que rompe alegremente,
toda alzada, y luego
ancha y derramada
como una madre llega ya al fin de las palabras,
sonríe piadosa.
si una brisa te envuelve dulcemente asfixiante,
vuelves al mar confuso donde tomaste origen,
ola fresca y sonora que rompe alegremente,
toda alzada, y luego
ancha y derramada
como una madre llega ya al fin de las palabras,
sonríe piadosa.
CAMILO ALEJANDRO POBLETE REY
Calles (Aprovecho versos de Winter)
Olor
a neoprén y
Aventuras imaginarias
Caminan por las calles
De Santiago.
Aventuras imaginarias
Caminan por las calles
De Santiago.
Ojos
tristes y desconsolados,
Por las calles de
La Habana.
Por las calles de
La Habana.
No
conozco avenidas cubanas,
Pero abrazo aquellos ojos
Que ladran quimeras de bondad
per cápita.
Pero abrazo aquellos ojos
Que ladran quimeras de bondad
per cápita.
Pequeña
muda
No olvides tu tarea,
No escatimes artificios
es el lema;
pero no olvides
“que el abuelo aun salta la cuerda”,
y dile que es hora de partir,
que nada ha sido retocado,
sólo la fachada del
“dos nueve cero uno”,
por murales brigadistas,
por fusiles asesinos
y por nuestra conciencia que omitimos y que aun salta
con las piernas torturadas.
No olvides tu tarea,
No escatimes artificios
es el lema;
pero no olvides
“que el abuelo aun salta la cuerda”,
y dile que es hora de partir,
que nada ha sido retocado,
sólo la fachada del
“dos nueve cero uno”,
por murales brigadistas,
por fusiles asesinos
y por nuestra conciencia que omitimos y que aun salta
con las piernas torturadas.
JORGE EDUARDO EIELSON
Columna al otoño
Se pierde el tiempo, las sedosas sombras
Que ruedan entre esferas de esmeralda
Hacia la muerte. Frente al otoño
Respiro como un ángel, escucho el silbido
De las flores vivas, veo grandes cielos,
Y corrientes frías de olvidados rostros
Pasan por mi frente. Yo sé bien,
Corazón mío, gorgona púrpura y girante,
Cómo es de oscura tu sonrisa y cómo se agita
Tu corona de gusanos en la sombra. Rey vulnerado
Por las detonaciones lilas del otoño,
Heme aquí, transido ante los fuegos estelares,
Mirando cómo arden en una azul columna,
Agreste y solitaria, mi corazón, los árboles y el viento.
Se pierde el tiempo, las sedosas sombras
Que ruedan entre esferas de esmeralda
Hacia la muerte. Frente al otoño
Respiro como un ángel, escucho el silbido
De las flores vivas, veo grandes cielos,
Y corrientes frías de olvidados rostros
Pasan por mi frente. Yo sé bien,
Corazón mío, gorgona púrpura y girante,
Cómo es de oscura tu sonrisa y cómo se agita
Tu corona de gusanos en la sombra. Rey vulnerado
Por las detonaciones lilas del otoño,
Heme aquí, transido ante los fuegos estelares,
Mirando cómo arden en una azul columna,
Agreste y solitaria, mi corazón, los árboles y el viento.
De: "Doble
diamante"
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