miércoles, 1 de enero de 2014

JUAN MANUEL MARCOS



Apuesto por la vida


No podrá persuadirme la muerte cotidiana.
Apartad de mi casa sus signos de ceniza, su aliento de

murciélago,
su cráter amarillo.
Ya sé que sus heraldos sombríos multiplican
en ventanas y sótanos, en mercados y sábados,
el olor implacable de sus esquinas húmedas.
Apuesto por la vida.

A pesar del espía que soborna silencios
y el sabueso de sangre, traición, infamia y lodo,
a pesar del comercio diario del saludo.
Apuesto por la vida, lo nuevo y lo posible,
la cíclica sonrisa de las uvas,
la silenciosa nostalgia fluvial del arroyito,
¡este sueño de arcilla!

Algunos secretos alfareros
están imaginando la silueta del día.
¿Por qué ha de estar
eternamente prohibida
la alegría?



NILA LÓPEZ


 

Interluido

 

 
1

 
Maduros se han tornado estos viejos recuerdos
en sus frías, innumerables máscaras domésticas.
¿Qué voz dirá su grito cuando callemos todos?
¿Será alguien capaz de devolvernos sin culpa
aquel tiempo perdido detrás de los pupitres?
 


 

JOSEFINA PLA


  

El viajero

 

...Y, de pronto, el viajero
surgió. Sobre el sendero
sus pies dejaban pálido,
fosforente reguero.

Vio mi mano en oferta,
y dijo: -¿Es para mí?-
(Yo no sé si despierta
o en ensueños le oí).

...Extasiado, mirándole
los ojos, se lo di...
¡Poder no pensar,
poderse abandonar,
como el pétalo al viento,
como al fuego el sarmiento,
como la astilla al mar!

Caminito escondido
Caminito escondido
que te embozas en sombra
y con grama te alfombras,
y al silencio haces nido:

Caminito escondido:
eres humilde y breve,
y tu surco es muy leve
entre el bosque tupido.

Medio sol de mañana,
un poquito de luna,
un hilo de fontana,
son toda tu fortuna...

¡Poco tienes, sendero
enflecado de sauces,
mas tú sabes, camino,
que breve, pobre, austero,
en sombra, eres el cauce
de un designio divino.

También yo sé, camino
que, aunque corto y umbroso,
te vio el dolor celoso
y el amor adivino;

que alguna vez, acaso,
pudo encontrarte al paso
el hada de la suerte,

y que, en noche sombría
o en el claror del día,
te sabrá hallar la muerte!
 


 

ALICIA CAMPOS CERVERA



Es una pena

Es una pena
que no podamos amarnos para siempre.

Tú no sabes por qué
yo porque no puedo.

Es una pena no ver a nuestros hijos juntos.
Es triste no engendrar entre los dos
otros hijos que llenarían mañana
aquellos huecos
que el silencio dejó vacíos en el tiempo.

Es una pena
que no podamos amarnos para siempre.

Pero hay cosas en ti
que agradeceré ya sin remedio:
tu ademán
como si siempre fuese el primero de la mañana;
tu cuerpo y tu corazón tan sanos,
la ternura de tus brazos seguros
tu amor por la vida
tus semillas que son hijos
en fin,
todo eso.

Crecerás aún,
todo lo tuyo irá creciendo
y en alguna parte
algo de ti seguirá germinando
hasta el final del tiempo.

Yo
estaré abonando la tierra
donde harán cantando una ronda
tus nietos.

Los hombres como tú
Son árboles besando siempre el viento.

De: En detalle

JUAN ANDRÉS CARDOZO


  
El silencio

La palabra se ha escondido.
bajo la piel del silencio.

Ha penetrado hondo en el hueco horadado
por la caída del ser hacia sí mismo.

Y ha hablado adentro.

Adentro donde la voz grava signos eternos.
Donde el ser quiebra la voz de lo callado
y emerge la verdad como forma de cuchillo.
Donde el tiempo es la sangre que corre
formando líneas ocultas en torno a la nada.
He levantado un muro más alto que mi cuerpo,
más alto que el eco de mi voz.
He fortalecido mi cerco de silencio
para callarme adentro el grito cosido a mi dolor,
para gritarme adentro el silencio de mi libertad desgarrada, 
y esconder del vacío mi palabra adulta:
-eje apuntalado en el despejado círculo-.

Y entonces,
crecer como un hombre en ese signo,
yo, hijo sobreviviente de la nada,
en camino sobre su círculo...


AMANDA PEDROZO



Adaptación


Si retirase con esta mano
cuanto hubiese dado con la otra
si a mi mano izquierda no le importase
en qué asuntos anda la derecha
si con buenísimas maneras me convencieran
de que lo cortés no quita lo valiente
si de tanto hacer la ronda
se me diera al fin por elegir pareja.

Si considerase gentil
ceder la última palabra
si viviera nombrando a Dios
en tanto voto por César
si alabase el orden establecido de las cosas
y decidiera consecuentemente
tornarme buey por el camino,
y punto.

(Donde Ud. por supuesto, decidiera ponérselo
rotundamente y absoluto)