martes, 6 de febrero de 2018


JAIME TORRES BODET




Fuga
                                               ¡Huyes, pero es de ti!
                                                               J. R. Jiménez


Huías... pero era en mí
y de ti quien huías.

¿Cómo? ¿Adónde? ¿Para qué?
Por todo lo que es vial,
ascensor, tragaluz, puerto
para fugarse del hombre
en el hombre: por la voz,
por el pulso, por el sueño,
por los vértigos del cuerpo...

Por todo lo que la vida
ha puesto de catarata
-en el alma y en el alba-
huías... Pero era en mí.




IBN ZAYDUN




Cásida IV



Un extranjero en los confines de Levante
da gracias a la brisa,
porque lleva su saludo
hasta occidente.

¿Qué mal habrá en que el aliento
de la brisa lleve
un mensaje de amor que envía
un cuerpo al corazón?



—Ibn Zaydún (m. 463 h / 1070 n.e.) Córdoba—

JOSÉ MANUEL CABALLERO




Ceniza son mis labios



En su oscuro principio, desde
su alucinante estirpe, cifra inicial de Dios,
alguien, el hombre, espera.
Turbador sueño yergue
su noticia opresora ante la nada
original de la que el ser es hecho, ante
su herencia de combate, dando vida
a secretos cegados,
a recónditos signos que aún callaban
y pugnan ya desde un recuerdo hondísimo
para emerger hacia canciones,
puro dolor atónito de un labio, el elegido
que en cenizas transforma
la interior llama viva del humano.

Quizá solo para luchar acecha,
permanece dormido o silencioso
llorando, besando el terso párpado rosa,
el pecho triste de la muchacha amada;
quizá solo aguarda combatir
contra esa mansa lágrima que es letra del amor,
contra
aquella luz aniquiladora
que dentro de él ya duele con su nombre: belleza...


HILARION CABRISAS




De profundis



¡Te perdí para siempre! El torbellino
de la ciudad, te arrebató inclemente.
Ya nunca volveré a besar tu frente
ni beberemos juntos nuestro vino.

La vida bifurcó nuestro camino;
ya no vamos del brazo alegremente,
ni apaga nuestra sed la misma fuente,
ni tú oyes mi canción, ni yo tu trino.

¡Y no hubo ni un adiós! Fue lo insondable:
el silencio... el dolor... lo irremediable...
¡la atroz sonrisa y la fingida calma..!

Después, cargué mi amor rígido y yerto.
Lloré mucho; recé, velé a mi muerto,
¡y me enterré el cadáver en el alma..!


ANASTASIO DE OCHOA




Si no te acomodas



Si no te acomodas,
Lector, a mis veras,
Llámalas tonteras:
Ahi me las den todas
Que priven al juez de oficio
Sin perjuicio de la multa,
Porque en sumario resulta
Pilatos en su ejercicio,
Y de la ley con perjuicio
Haber hecho en un par de años
Más injusticias y daños
Que un hortelano hace podas:
Ahí me las den todas.
Que don Blas el usurero,
Perdido por doña Pepa,
Cautivar su amor no sepa
Sino a fuerza de dinero,
Y así en breve el majadero
Llegue a quedarse sin blanca,
Por dare con mano franca
Gusto en caprichos y modas:
Ahí me las den todas.
Que se burlen a porfía
De aquel pedante zoquete
Que a hablar cual sabio se mete
En puntos de geografía,
Cuando muestra cada día
Al hacerse la experiencia
De su geográfica ciencia,
No saber donde está Rodas:
Ahí me las den todas.
Que el otro tuno se quede
Sin Maniquita la bella,
Aunque más la ame, y sin ella
Diga que vivir no puede,
Sólo porque, si se excede
En su derretido ardor,
Hablando el de puro amor,
Habla ella de puras bodas:
Ahi me las den todas.
Que se tenga por poeta


RAMÓN DE CAMPOAMOR




Contradicciones



Se halla con su amante Rosa
a solas en un jardín,
y ya a su empresa amorosa
iba tocando a su fin,
cuando ella entre la arboleda
trasluce el grupo encantado
en que, en cisne transformado,
ama Júpiter a Leda;
y encendida de rubor,
viendo el grupo repugnante,
se alza, rechaza al amante,
y exclama huyendo: ¡Qué horror!
Corrida del mal ejemplo,
entra a rezar en un templo;
mas al ver Rosa el ardor
con que el altar mayor
una Virgen de Murillo
besa a un niño encantador,
volvió en su pecho sencillo
la llama a arder del amor.
¿Será una ley natural,
como afirma no sé quién,
que por contraste fatal
lleva un mal ejemplo al bien
y un ejemplo bueno al mal?