viernes, 14 de junio de 2019


DENISSE VEGA FARFÁN





Concierto del ángel



Busqué a mi ángel.  Lo encontré
en las arenas de una rendida memoria.
No me reconoció.  Todo hallazgo fue entredicho,
línea a línea fui borrándome hasta el primer asombro.
Es el precio del ángel, me lo advertiste,
en cuanto te vea habrá de calcinarte,
y toda destreza aprendida contra insalvables poderes
te traicionará.
Por eso guarda lo que mejor de ti hayas traído
para la ofrenda inútil,
será escarcha en sus ojos glaucos.
Aprende a destilar olivo en la chirriante música,
a distinguir tenues grafías en uniones cada vez más dudosas.
No es belleza lo que tus ojos admiran
y tus labios fácilmente pronuncian.
Busqué a mi ángel y lo perdí,
lo recuperé cuando afirmé que no era mío.
Su lengua de cedro me dibujó en el paralelo arco de los días,
su evocación que no llama a nadie,
rápido olvida y renombra impasiblemente las cosas.
Nuevos rostros antiguos fueron sucediéndose
y el ángel fue alimento de mi carne.
Todas las voces llegaron tensadas al final
de la garganta oscura.


ROSABETTY MUÑOZ


  


Adocenado Placer



Voces. Murmullos.
Avanza el rumor de pasiones menores.
Adocenado placer
que deja su huella amarillenta.

Con el brazo en alto
afiebrada
              acuso
el moho de la medianía.


De: “Sombras en el Rosselot”



ROBINSON QUINTERO


  


Ayudantes



Desde niño admiré su osadía de viajar
colgados del borde de las puertas
de los buses
asidos a una manija por una mano de aire

Equilibristas de la carretera
a quienes el viento les ceñía una máscara

Trotamundos que sortean el filo
de los precipicios

Ubus-Ubus: pájaros de una sola ala
los llamaría Apollinaire


RICARDO MUÑOZ MUNGUÍA




  
Tu cuerpo es una vela pálida
que sostiene un baile socarrón,
fuego de dos tintas
atado al hilo de mi añoranza.
El sudor te consume
-sangre muerta
en el hervor de pasiones-
sobre el candelero destendido.
Se iluminan miradas de perversión
en la cada vez más roja flama
sobre el cada vez menos color del cuerpo.
La parafina de esta voz
despide sus últimas gotas
que caen en cascadas
sobre otras velas petrificadas.


ANNA DE NOAILLES





El huerto



En el jardín, claveles dulces y aromáticos,
Al amanecer mojar el tomillo espeso,
y que los avispones pesados, tomate colgando,
tambalearse, el rocío y la savia llenos,

entraré bajo el azul y la niebla flotante, el
borracho del tiempo vivo y del día encontrado,
mi corazón se levantará como el gallo que canta
insaciablemente hacia el sol naciente.

El aire caliente será a través de la lechosa verde,
sobre los esfuerzos generosos y cuidadosos de siembra
en la animada fronteras ensalada y boj,
en la vaina que se infla y se abre por la mitad;

La tierra
labrada donde maduran las semillas de Ondulera, alegres y dulces, con pequeñas olas,
Feliz de sentir en su carne subterránea
El destino de la vid y el trigo encerrado.

Los brugnons se quemarán en sus hojas, pegados a la
pared donde el sol se está aplastando cálidamente;
La luz llenará los callejones estrechos
en los que la sombra de las flores es como una prenda de vestir.

El sabor de la eclosión y cosas jugosas
Montera calabaza y melón húmeda,
Midi se arderán la hierba en silencio,
el día será tranquilo, inagotable y larga.

Y la casa, con su tejado de pizarra,
Dejando a su puerta oscura y persianas abiertas,
respirar el aroma de membrillo y frambuesas
esparcidos alrededor de los arbustos verdes en gran medida;

Mi corazón, indiferente y dulce, tendrá la pendiente
Follaje flexible y frijoles planos
Sobre los que se deposita el agua de la noche y serpentea
y fluye sin perturbar su sueño y su descanso.

Por fin pueda ser libre de miedo y amargura,
Lasse como un jardín en el que llovió,
silencioso como la piscina que se ilumina en el amanecer y el humo,
que no sufre, no voy a pensar,

no sé nada cosas de este mundo,
frases de mi vida y de mi nación,
me va a escuchar el canto en mi alma profunda
de la germinación de la paz armoniosa.

No voy a tener orgullo, y voy a ser como,
en mi nuevo candor y la simplicidad de mi,
a mi hermano ya mi hermana la grosella vid
Quién es el gracioso disfrute de

Voy a ser tan sensible y unido a la tierra
Lo que ocurre después de haber experimentado la muerte,
y se mezclan, vivo, sentado en el misterio
¿Quién alimenta y las plantas que florecen a través del cuerpo.

Y va a ser muy bueno y muy justa para creer
lo que mis ojos se balanceaban como esta ropa,
y mi corazón, ardiente y pesado, es esta pera
que poco a poco madura su piel al sol ... 



SERGIO BRICEÑO





Misiones



No te agradecen las mujeres
si les escribes versos.

No los entienden
pero sienten agrado
al oírlos sonar.

Recuerdan de su infancia
medias blancas
y novios juveniles.

Te dan un beso
nadamás
si les escribes un poema

Lo guardarán. Lo olvidarán

Las mujeres no quieren hombres
ni poesía.

Son sólo mujeres. Demasiado.