"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 21 de febrero de 2017
JOSÉ LUPIÁÑEZ
Perfil
La imposible belleza de ese perfil me tienta,
las luces de la noche dando brillo a sus ojos,
la hermosura y el vértigo, la espiral que me acerca
los labios deseosos y el amor y su niebla.
Ojos desconocidos que tanto me conocen;
labios que besarán los labios de la dicha:
distancia que no empuja, que conduele o desvive
al pecho que se altera junto a un pecho que vibra.
La noche nos embriaga de su antiguo perfume,
y un perfil, ese enigma, convida a su lisonja;
la caricia es de pronto quemazón, nube, lumbre
y es su piel esa noche lasciva y peligrosa.
Qué sueño, qué sonrisa, qué misterio, qué mano
roza mi frente ahora sin saber lo que piensa,
hoy que la noche es bosque de súbito y de sombra
y un perfil imposible de belleza me tienta.
La imposible belleza de ese perfil me tienta,
las luces de la noche dando brillo a sus ojos,
la hermosura y el vértigo, la espiral que me acerca
los labios deseosos y el amor y su niebla.
Ojos desconocidos que tanto me conocen;
labios que besarán los labios de la dicha:
distancia que no empuja, que conduele o desvive
al pecho que se altera junto a un pecho que vibra.
La noche nos embriaga de su antiguo perfume,
y un perfil, ese enigma, convida a su lisonja;
la caricia es de pronto quemazón, nube, lumbre
y es su piel esa noche lasciva y peligrosa.
Qué sueño, qué sonrisa, qué misterio, qué mano
roza mi frente ahora sin saber lo que piensa,
hoy que la noche es bosque de súbito y de sombra
y un perfil imposible de belleza me tienta.
JUAN ANTONIO MASOLIVER
Las
palabras se han gastado para siempre.
El cielo que habitamos ya no existe.
Las casas se han poblado de vacío.
Y yo soy los harapos de los días
felices que recuerdo como un dolor
que suele sin heridas. Fuimos
sombras que el viento ha ido borrando.
Somos charcas abandonadas en el tiempo.
Todos los espejismos se han quebrado.
Sólo queda el instante de las cruces.
De: "Los espejos del mar"
El cielo que habitamos ya no existe.
Las casas se han poblado de vacío.
Y yo soy los harapos de los días
felices que recuerdo como un dolor
que suele sin heridas. Fuimos
sombras que el viento ha ido borrando.
Somos charcas abandonadas en el tiempo.
Todos los espejismos se han quebrado.
Sólo queda el instante de las cruces.
De: "Los espejos del mar"
JOSÉ LUIS CANO
Mira
el mundo sin flor. Este haz de rocas
sólo sombra da al oro que declina.
Muerto parece el mar. Aquí culmina
el mineral silencio de dos bocas.
sólo sombra da al oro que declina.
Muerto parece el mar. Aquí culmina
el mineral silencio de dos bocas.
Soledad,
piedra, amor. La arena yerta
desolada pasión siente en su seno.
No hiere su piel muda este sereno
amor, esta extinguida luz desierta.
desolada pasión siente en su seno.
No hiere su piel muda este sereno
amor, esta extinguida luz desierta.
Mira
esa roca, oh prisma de ternura.
Pon tu mano en sus filos dulcemente.
¿No sientes en tu palma la silente
vida que allí se esconde, ahogada, oscura?
Pon tu mano en sus filos dulcemente.
¿No sientes en tu palma la silente
vida que allí se esconde, ahogada, oscura?
Y el
duro corazón que en ella late,
nuestro crispado amor va serenando
de un pálpito inmortal, y va arrancando
luces y sueños de tu seno mate.
nuestro crispado amor va serenando
de un pálpito inmortal, y va arrancando
luces y sueños de tu seno mate.
roca
es también tu cuerpo, roca o muerte
tu pálida belleza y tu mirada,
tu frente, luna ya petrificada
por este sideral silencio inerte.
tu pálida belleza y tu mirada,
tu frente, luna ya petrificada
por este sideral silencio inerte.
No
mires hacia el mar. En esta arena
clava ya tus dos labios diamantinos.
Incendia con tu lengua estos caminos
de calcáreo pesar y extinta vena.
clava ya tus dos labios diamantinos.
Incendia con tu lengua estos caminos
de calcáreo pesar y extinta vena.
Muerto
está el mundo si tus labios miro.
La tierra vuelta ya a un perenne ocaso.
Sólo vuelvo a vivir cuando repaso
tus brazos, pleamar en donde expiro.
La tierra vuelta ya a un perenne ocaso.
Sólo vuelvo a vivir cuando repaso
tus brazos, pleamar en donde expiro.
Este
nocturno viento, esta bandera
de soledad, ondeando por la orilla,
cómo asola implacable tu mejilla,
rígida ya en su hálito de cera.
de soledad, ondeando por la orilla,
cómo asola implacable tu mejilla,
rígida ya en su hálito de cera.
Muere
a solas la tarde, y una broza
tierna muerdes, de amor languideciendo.
Todo tu peso núbil voy cediendo
a esa arena mortal que el labio roza.
tierna muerdes, de amor languideciendo.
Todo tu peso núbil voy cediendo
a esa arena mortal que el labio roza.
Pero
duro, bramante, el mar ya invoca
nuestro amor, nuestras bocas rutilantes.
Reclama esta inmortal gloria de amantes,
pétreo fuego de amor que un astro evoca.
nuestro amor, nuestras bocas rutilantes.
Reclama esta inmortal gloria de amantes,
pétreo fuego de amor que un astro evoca.
Clama
ya su pasión. ¿No oyes su pecho
resonar por la inmensa, abierta herida?
alza pujante que alza una ofrecida,
cálida espuma en jadeante lecho.
resonar por la inmensa, abierta herida?
alza pujante que alza una ofrecida,
cálida espuma en jadeante lecho.
En ti
grabo mis labios y en ti hundo
mi soledad, mis pulsos invocantes.
Átate a mí. seremos dos amantes
en busca del olvido en lo profundo.
mi soledad, mis pulsos invocantes.
Átate a mí. seremos dos amantes
en busca del olvido en lo profundo.
Ciégate
en mi clamor. Tras esa bruma,
¿no ves el halo de otro paraíso?
Este viento vibrátil que ya piso,
aéreamente nos alza y a él nos suma.
¿no ves el halo de otro paraíso?
Este viento vibrátil que ya piso,
aéreamente nos alza y a él nos suma.
Tromba
de amor me arrastra y me desata
de tus brazos, me arranca de tu frente,
ya precipita al mar la débil puente
de mi pecho y tu muerte me arrebata.
de tus brazos, me arranca de tu frente,
ya precipita al mar la débil puente
de mi pecho y tu muerte me arrebata.
Lejano
va tu cuerpo entre la espuma,
tus miembros ya rendidos a otro amante,
y te va blanqueando a cada errante
ola, la blanda sal que el mar rezuma.
tus miembros ya rendidos a otro amante,
y te va blanqueando a cada errante
ola, la blanda sal que el mar rezuma.
Mientras
yo voy profundo, hacia ignoradas
regiones de un amor más poderoso,
y un gran mar de metal, ligero, hermoso,
me tiende sus espumas invioladas.
regiones de un amor más poderoso,
y un gran mar de metal, ligero, hermoso,
me tiende sus espumas invioladas.
Qué
lejos está el mundo. Ya la arena
olvidó mi inquietud bajo otro viento.
¿He nacido otra vez? Ya sólo siento
un cuerpo hermoso, azul, que me encadena.
olvidó mi inquietud bajo otro viento.
¿He nacido otra vez? Ya sólo siento
un cuerpo hermoso, azul, que me encadena.
Y un
oscuro clamor. De nuevo a solas,
late mi corazón en lo profundo
de este mar que me asume, y en él hundo
una sangre de amor bajo las olas.
late mi corazón en lo profundo
de este mar que me asume, y en él hundo
una sangre de amor bajo las olas.
JENARO TALENS
I
Pura como un enigma,
como la luz desnuda que respiro,
dime qué soy para el silencio
de esta noche de agosto,
sin milagros ni júbilo,
de este noviembre anticipado
donde el amor se anilla como fruto
sobre tus hombros frágiles, y tu
cuerpo se vuelve playa rumorosa
para mis manos, donde se endurece
tanto brusco recuerdo,
como un mar desbocado
que fuese asombro y muerte y aventura
y no supiera que aún hay tiempo, que
halló hospitalidad donde halló nido.
II
Desnuda y grácil como el aire
viniste a mí desde una primavera
donde la nieve es dulce y da sentido.
En tu amorosa inundación moraba
la plenitud de un mundo devastado
sobre el abismo de la carne. Ardías,
sola en medio del frío
que me llevaba a ti, blancor indescifrable
donde no hay antes ni después ni nunca
sino luz, puro espacio
donde el deseo anida sin objeto.
Es otoño otra vez. No hay soledad, ni voces,
sólo palabras que simulan lumbre
sin comprender que el agua de tu boca
pudo apagar el fuego de mi infierno.
III
Esta lenta penumbra con que muere noviembre
se posa en la terraza, junto a la enredadera
que ella sembrara un día tan cercano.
Una pereza húmeda diluye su memoria
entre la tierra seca, como esa sed tan dócil,
empapando una lluvia que no llega.
Aquí buscó fingir un posible horizonte
inventando una gruta que fuese como un cielo,
y conoció la muerte por sí sola.
Es éste un sitio donde crecen flores.
Supe de la ternura por su opacidad.
Y era el aire tan frágil que no siento su aroma
sentado en esta noche donde el sol ya no brilla
oculto como está bajo una nieve
hecha de amor y límites y olvido.
De: "Tabula rasa"
FRANCISCO CERVANTES
La obra soñada
¿Recuerdas
la mañana en que te despertaste
buscando ansiosamente el libro aquel, que
habías escrito para documentar tu grandeza?
Tus ojos bordearon lomos y portadas, tus
ánimos se despeñaron entre pilas de lecturas.
¿Quién eras tú, que despertabas a la constante
de una obra?
La presencia del sol te devolvió la cerrazón
que creíste espacio expresivo. No estaba allí,
ni en parte alguna. Si lugar tenía era en tus sueños
y la memoria de ellos.
buscando ansiosamente el libro aquel, que
habías escrito para documentar tu grandeza?
Tus ojos bordearon lomos y portadas, tus
ánimos se despeñaron entre pilas de lecturas.
¿Quién eras tú, que despertabas a la constante
de una obra?
La presencia del sol te devolvió la cerrazón
que creíste espacio expresivo. No estaba allí,
ni en parte alguna. Si lugar tenía era en tus sueños
y la memoria de ellos.
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