"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 11 de febrero de 2025
LINA ALONSO
Coyoacán 2022
Ayer
me preguntaron por los escritores de mi país,
les dije que están publicando sus libros,
ganando sus becas,
terminando sus tesis,
arreglando su sonrisa,
mejorando su dieta,
yendo a terapia.
Siempre están gestionando, tramitando, vinculando
sus afectos como si fueran corporaciones bancarias
—con mi furia me basta y camino feliz a la
obsolescencia con ella—.
Están a la altura de las circunstancias
y yo en la bajeza de un viernes entre las cobijas,
con mis dientes cepillados y listos para apretarlos
dormida.
No tengo mucho y cuando tengo lo regalo, todas
mis amigas tienen mi ropa, a una le dejé
mi casa, a otra mi gato, y a todas mi corazón ya
usado,
que es a veces como un miquito trepando un árbol
de guayaba del que a veces se resbala.
Dos trotskistas me recibieron en su piso,
los dos tiemblan mucho,
así que les ayudo a armar los baretos.
Me dicen Chamaca
y me siento como si fuera la perra.
Veeeeeen, chamaca
¡Chamaca, no! No metas las narices en la basura.
No me molesta la idea de ser una perra,
más me molesta la idea de que una perra se levante
un día siendo humana,
pobre criatura.
Me siento con mi elote en un andén y pienso en
Hunza, en el peto, la mazamorra del Claret
y no siento nostalgia, siento llenura.
Si todos somos hijos del maíz es la respuesta que
no busco pero que me encuentro en la tusa.
Igual, puede ser que a esta hora una ballena esté
desayunando en su casa un tazón de
cereal mientras mira un documental sobre mi vida
y, con ese consuelo, retaco el pasaje del bus que me
lleva ni puta idea a dónde
porque no conozco esta ciudad.
ANTONIO SOLANO
… y esta pequeña
lluvia que me acompaña.
Alejandra Pizarnik
A lo mejor yo inventé esta mirada de peldaños
cuando
veía sólo el barro en mis zapatos.
Pero es que había barro también en las rodillas,
supongo que por reunir los pedacitos que quedaron
después de tanto incendio de semillas.
A lo mejor es que no miraba
que el barro lo arrojaban desde un pozo,
enfangando el piso, los bordillos, las aceras.
Ahora sé que aquellos barros se alzaron hasta el viento
y llenaron oficinas, y portales y conventos.
El aire repartía cenagales
que apagaban las caricias y los besos de las madres.
Espacios enormes embarrados
sosteniendo la voluntad de nuestras piernas,
dominando desde su recia enredadera
hasta el azul tristísimo de tardes de domingo.
Pero siempre llueve en algún momento,
aunque demore y ya ni nos moleste
el olor a muerto de esta selva sepultada.
Siempre llueve y amanece,
y la luz y el agua revela en mis zapatos
la bondad de un nuevo lustre
y el arbitrio de sus pasos;
en mis manos las caricias albas
y el sol sobre las selvas sepultadas.
A lo
mejor yo inventé la primavera.
De: “Los motivos del ventrílocuo”
ÁGATA NAVALÓN
Día 15
Mañana
habrá tormentas.
No podremos escondernos en el fondo de la piscina,
hacer ejercicios de peso y sentarnos en el fondo,
colocarnos en la zona solárium y escuchar reguetón,
imaginar que queda un rincón donde quepamos,
y poder decirte,
que creo,
a pesar de la inmovilidad de los negocios,
de la obra del supermercado,
de la mujer vigilante,
de este silencio de mediodía,
que la mayoría del tiempo pienso que te amo.
De: “Piscina del oeste”
XAVIER RODRÍGUEZ RUERA
Espiral
Viajo
melancólico
por un país en que son
de arena las columnas,
y en que los pájaros,
tiznadas sus alas por el vuelo,
regresan cada tarde a casa
cabizbajos, con un periódico
gris doblado bajo el ala.
Los niños despiertos
chapotean en los charcos
con sus botas de agua.
Los más afortunados
recogen moras en las zarzas,
o ven al caracol cruzar
la hoja con el lento
cabeceo de los barcos,
dejando tras de sí estelas de plata.
Sobran entonces motivos
parar pensar
que la pared que nos separa
de la infancia es frágil
como la página que la escritura
recorre en espiral.
De: “Las consecuencias”
BLANCA RIESTRA
A la
vuelta de la esquina
te espera el reconocimiento final
el vendaval negro, luminoso
el socavón definitivo
el crimen acerbo
pero
nada anuncia
nunca nada
sobrevuela
una calma cenagosa
la pesadez de lo detenido
que no avanza
De: “All Things Must Pass”
VICENTE VILLARROCHA
Como costumbre
otra
vez, hoy
ha resultado ser un día
completo.
Me acuesto,
lleno de ilusiones.
De: “Ya no escribo versos por la noche”