jueves, 18 de julio de 2013

ISABEL FRAIRE




Y todo ha de terminar en un oleaje de amargura
  
a Virginia Woolf



y todo ha de terminar en un oleaje de amargura
   que rompe sobre su cabeza mientras avanza lentamente
           dando la espalda al mundo
           que estalla como una pústula

    las olas estallan contra la costa

      el veneno se acumula lentamente
           pujante       efervescente
  multiplicándose las causas y los síntomas
            de la putrefacción
hasta que las membranas se rompen     incapaces ya de
                                                                         contenerlo
                                  y se derrama
horror indescriptible             profecía realizada

       estallan          estallaron           estallarán

      y sin embargo
                           hay momentos
      en que el mar es un remanso que llena el horizonte
                    y se justifica
                         la intensa voluntad
                     la voluntad de ver
                                    de verlo claro
                              de llenarse
                    de ese momento eterno
             en que el mundo  es  perfecto
                            visible
                  radiante mecanismo

                    una ola tras otra        reproduce
           chorreante        su equilibrio         esplendoroso




JUAN LARREA




El mar en persona 



He aquí el mar alzado en un abrir y cerrar de ojos de pastor
He aquí el mar sin sueño como un gran miedo de tréboles en flor
y en postura de tierra sumisa al parecer
Ya se van con sus lanas de evidencia su nube y su labor
A la sombra de un olmo nunca hay tiempo que perder 

Crédula exquisita la oscuridad sale a mi encuentro
Mi frente abriga la corteza del pan que llevo adentro
cortado a pico sobre un pájaro inseguro 

Y así me alejo bajo la acción del piano
que me cose a las plantas precursoras del mar
Un ciervo de otoño baja a lamer la luna de tu mano
Y ahora a mi orilla el mundo se empieza a desnudar
para morirse de árboles al fondo de mis ojos. 

Mis cabellos se llenan de peces de penumbra
y de esqueletos de navíos forzosos 

Sin ir más lejos
tú eres fría como el hacha que derriba el silencio
en la lucha entre el paisaje y su golpe de vista 

Mas cuando el cielo exporta sus célebres pianistas
y la lluvia el olor de mi persona
cómo tu hermoso corazón se traiciona




MARIO BENEDETTI




Nuevo canal interoceánico


Te propongo construir
un nuevo canal
sin esclusas
ni excusas que comunique por fin
tu mirada
atlántica
con mi natural
pacífico.



JOSÉ EMILIO PACHECO



Alta traición



No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
     es inasible.
Pero (aunque suene mal)
     daría la vida
por diez lugares suyos,
     cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
     fortalezas,
una ciudad deshecha,
     gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
     montañas
-y tres o cuatro ríos.





ENZIA VERDUCHI



Mar de Irlanda

                                                      Para Mauro Bozeto
                                                            y Marino Zeppa



Las piernas sostenían el galope de animal
luchando contra el aire:
corre, corre, muchacha.
Tanto mar para una isla,
laderas por recorrer,
tanto cielo sobre la bruma.
Desde Dun Laoghaire
se escucha ese golpe de agua
y se desborda el índigo en las landas
de la península de Dingle:
corre, corre, muchacha.
Amigos, jóvenes desbocados,
gritaba: "¡No seré la última en llegar!".
De lodo y viento fue su alegría
en el linde de los acantilados de Moher;
era el mar en los ojos, Dios en la tierra.


De “El bosque de la hormiga”



CARLOS PELLICER




Tú eres más mis ojos porque ves...


Tú eres más mis ojos porque ves 
lo que en mis ojos llevo de tu vida.
Y así camino ciego de mí mismo
iluminado por mis ojos que arden
con el fuego de ti.

Tú eres más que mi oído porque escuchas
lo que en mi oído llevo de tu voz.
Y así camino sordo de mí mismo
lleno de las ternuras de tu acento.
¡La sola voz de ti!

Tú eres más que mi olfato porque hueles
lo que mi olfato lleva de tu olor.
Y así voy ignorando el propio aroma,
emanando tus ámbitos perfumes,
pronto huerto de ti.

Tú eres más que mi lengua porque gustas
lo que en mi lengua llevo de ti sólo,
y así voy insensible a mis sabores
saboreando el deleite de los tuyos,
sólo sabor de ti.

Tú eres más que mi tacto porque en mí
tu caricia acaricias y desbordas.
Y así toco en mi cuerpo la delicia
de tus manos quemadas por las mías.

Yo solamente soy el vivo espejo
de tus sentidos. La fidelidad
en la garganta del volcán.