Mar de Irlanda
Para
Mauro Bozeto
y
Marino Zeppa
Las
piernas sostenían el galope de animal
luchando contra el aire:
corre, corre, muchacha.
Tanto mar para una isla,
laderas por recorrer,
tanto cielo sobre la bruma.
Desde Dun Laoghaire
se escucha ese golpe de agua
y se desborda el índigo en las landas
de la península de Dingle:
corre, corre, muchacha.
Amigos, jóvenes desbocados,
gritaba: "¡No seré la última en llegar!".
De lodo y viento fue su alegría
en el linde de los acantilados de Moher;
era el mar en los ojos, Dios en la tierra.
luchando contra el aire:
corre, corre, muchacha.
Tanto mar para una isla,
laderas por recorrer,
tanto cielo sobre la bruma.
Desde Dun Laoghaire
se escucha ese golpe de agua
y se desborda el índigo en las landas
de la península de Dingle:
corre, corre, muchacha.
Amigos, jóvenes desbocados,
gritaba: "¡No seré la última en llegar!".
De lodo y viento fue su alegría
en el linde de los acantilados de Moher;
era el mar en los ojos, Dios en la tierra.
De “El bosque de la hormiga”
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