miércoles, 11 de enero de 2023


 

WHIGMAN MONTOYA DELER


 

El zarcillo

  

El abuelo se hizo joven poniendo cercas
entre un campo y otro
entre dos casas
entre él y los otros
entre él y las mujeres del pueblo.
A veces era acorralado por muchachas espinas.
Él era bello y delicado cual zarcillo.
La abuela, una mujer tan segura
como una valla de esas que el abuelo fijaba
no lo dejó escapar.
Él, que siempre fue tan bueno juntando
postes en las cercas
no pudo mantener en pie su matrimonio.
Había levantado hacía sí su enredadera
semejante al zarcillo en la valla.
El abuelo, que dejó de poner cercas
limpió la suya.

 
 

MARTA JAZMÍN GARCÍA




Umbral

  

La lluvia estiba las horas
que no salen del tiempo.
Lo que está oculto.

Los que no han nacido y los
que duermen para siempre.

Es el mismo rumor dispersado
en dos posibles hendiduras:

…………….la tumba o la matriz
Todo está detenido y en espera.
La lluvia desvanece los renglones del tejado.

El único refugio
son los párpados.

 
 


CHRISTIANE DIMITRIADES

 


  

Escribe

aunque las palabras se deshagan

en un papel

quizá ya viejo y mohoso

que el tiempo malogra

Escribe

porque es tu único sueño

donde también asoma el olvido

y puedes despertar a tiempo

antes de que te sorprenda

esa pesadilla alojada

en tus noches

 

 
 
De: “Voz de fondo”
 

MARÍA ANGÉLICA MORENO

 



  

Siempre te encuentro, oigo tu voz,
en mi hora más secreta, cuando refulgen las gemas del alma.

Vicente Gerbasi


 
 

Te escuché gritar mi nombre.

Giré mi torso
pero solo vi a la muchedumbre caminando
por los pasillos de Parque Aragua.

Lánguidos
con la piel pegada a los huesos
con la sangre brotando de sus talones
como quien va sin Dios
sin norte
sin miedo.

Juraría que te escuché.

Ahora me pregunto si querías
orar un último
padrenuestro.

Correría hacia ti de inmediato
para fundirme en tu pecho
dejar de ser materia.

Aún escucho tu voz gritando mi nombre
aún te espero bajo el techo de mi casa de piedras.

………..Te dejo la puerta abierta.
 
  

ALEYDA QUEVEDO ROJAS


 

La cocina



Celda
de los más finos olores
espacio que guarda
lágrimas favoritas
para ellos y nosotras
Retiro caliente
donde las esclavas
experimentan venenos y manjares
Burdel encantado
en el que se conjuga el pan
con sabias mentiras
Trinchera del asombro
arrebatada a las brujas
Antiguo territorio
que fortalece el pacto
entre ellas y los astros.

  


De: “Huesos de pescado”
 
 

AMARÚ VANEGAS

 

 

Capillas de ocio

 

 

Nos gusta la ficción,
las historias imperfectas de sus capillas.

Ofrendamos el caos
en los tonos desérticos del tiempo.
Provocamos la excitación de los mares.

Bebemos la suerte a boca de jarro,
mientras los olores de pimienta y sexo
nos devuelven la esperanza.
Pero, ¡qué va!, somos los mismos pendejos
queriendo transformar el rumbo de la suerte:
bailamos, comemos, vivimos el libertinaje
y morimos sobre la misma mesa.
La calle nos arroja sus bocinas.

Pasó de moda recoger el viento en los cuencos budistas;
nos arrechamos en serio.

Transitamos el amor jugando a la rayuela,
protestamos el hambre desnudos,
sin aceros en la lengua,
sin vendas en la herida.

Volvamos a cultivar
las armas de reproducción masiva
y que nos alumbren los dioses del perdón.