domingo, 26 de septiembre de 2021


 

SAM PINK

 

 

Cobarde



El secreto es
que nunca morís
pero
tampoco seguís viviendo.
Te conformas, en cambio,
con el espectro más pequeño de fracaso y recompensa
Lo que sea que duela menos.
Y créeme:
No estoy culpando a nadie.

 

 

PABLO ROMAY

 


 

Mi mano y tu tierra prometida

 


Tu carne, sangre y huesos,

tu cuerpo misterioso acostaste junto a mi

en la negrura cubierta de la noche.

Tú dormías y despertabas con tu calor mis instintos.

Mi mano aventurera

se lanzó en una expedición a tu inmensidad

y acampando en tus valles te despertó poco a poco

se presentó

y la hiciste bienvenida

te fue tocando el espíritu en las partes sensibles de tu piel

se hizo tu amiga

y osada se metió como semilla a tu fértil tierra abierta

y se hizo tu amante

hasta que no hubo recatos

y te pusiste a bailar con ella en un

frenesí alocado

hasta caer rendida.

 

Pero mi mano no había saciado su sed…

 

JAIME HUENÚN

 

 

 

Crónica de fin de invierno

 


               Ayer estuvo en casa un pariente del campo. Llegó borracho y sudoroso. Cojo como es, habrá andado difícil por las calles de Osorno, con el alcohol acumulado en el tobillo del pie derecho, su hueso malformado.
              Trajo la noticia de la brutal caída de caballo de su padre, tío abuelo mío por huilliche y por marido de una de las hermanastras de mi abuela.
              José Llanquilef, 89 años, carpintero, campesino, constructor de lanchas y botes, mueblista y ex dueño de un almacén y de un microbús de recorrido rural, vive por estos días sus últimos días. Ha perdido la memoria y de sus ojos se ha borrado el mundo.
               Su mujer, Zulema Huaiquipán Huenún, trajinará diminuta bajo el peso de la joroba de vejez por los pasillos del hospital de Quilacahuín.
                Pronto graznará el chonchón desde el lado siniestro de la vida.

 

¿Quién pide aplausos
por vivir o
por morir?
Éste,
que recibió las arrugas
y las canas
como los árboles de monte, no
murió: quedó encantado.
Su catafalco va cubierto
de crisantemos y de lirios.
Nadie lo llora en el cortejo
que avanza entre el río
y los sembrados
de papa y remolacha

Silencio de agua, polvo de murmullo.

Del Trumao de los trenes
al Cantiamo de las arvejas enormes;
del Trinidad de las manzanas
a la Barra del río Bueno:
que refloten los antiguos vapores varados
(el “Margarita”, el “Tres Palos”, el “Rahue”)
y que se embarquen todos
los que ya murieron.
Mañana
florecerán los arrayanes,
y los campos serán de las abejas,
y el muerto despertará la primera mariposa
bajo la lluvia de la eternidad.

 

 

 

EDUARDO LLANOS MELUSSA

 

 

 

Suplementero

 


Te encontramos de madrugada
vendiendo periódicos por un dinero miserable.
Nos remuerden, nos zumban las verdades que aullaste,
esas que ningún sociólogo sabe ni sabrá.
En nuestros ojos son vidrio molido tus harapos, tu tajo en la cara,
tu único diente, tus cincuenta años de implacable agonía,
los titulares para ti tan espantosamente ajenos:
FAMOSO ACTOR DE T.V. ERA EL ASESINO DE DOCE MUJERES.
EUFORIA EN EL CARNAVAL DE RÍO
Porque aquí, a la salida del Mercado, bajo tu nariz,
hay hombres desayunando desperdicios en los tachos basureros,
sin que las bellas en bikini de la fotocolor lo imaginen siquiera.

Y nosotros mismos quedamos aturdidos frente a tus ojos,
tus ojos que preguntan cuál, cuál borracho delirante hizo el mundo.

 

 

VICENTE GALLEGO

 

 

 

En la casa de nadie


                A José Luis Martínez

 




Futuros galeotes
de este sueño engañoso, mirad a quien amáis:
mirad cómo apuntala el frágil entramado
su ser de vuestro ser.
¿Es posible que muera?

¿Y quién sabrá deciros que fue nuestra
la dicha virginal que hoy se os ofrece?
¿Quién sabrá convenceros
de que nosotros fuimos, como vosotros sois,
dueños solos del mundo, que floreció el jazmín
tan sólo por nosotros, que se inventó el amor
para nosotros sólo?

Qué milagro perverso
—¿y quién lo hizo?—,
qué lujoso derroche nuestra naturaleza:
desguarnecido pájaro de inquebrantable aliento
que su verdad le canta, despreciando la noche,
a su perfecta aurora.

Dueños solos del mundo,
como dueño del mundo
os deseo fortuna en esta casa,
esta casa de nadie donde la nada urde
vuestra luz venidera en mi balcón de sombra.


De: “Santa deriva”
 

 

LILIAN SERPAS

 

  


En unidad de tiempo

Tono extático



Me embriaga el ansia plena de volar a tu lado…
Soy pájaro del viento de un claro son ligero,
que en rumbos de tu pecho de nido en primavera
me liberto en el éxtasis, sin espacio ni tiempo.

En nieve de tu ausencia, me enturbia la tristeza
y en riscos de zozobra y en islas de tormenta
me siento prisionera del propio pensamiento:
quedó el instante mismo de tu fatal partida
en la angustia presente, sin número e inmersa
en mi amor unitario de luz y canto unísono,
en tímida actitud de ensueño y en sigilo
¡sintiendo en fría muerte girar mi solo anhelo!

En torno a mí la extensa divagación sin término,
la indefinida tierra, la inconsistencia vaga,
en una inesperanza sobre el azul tendida
y en que a veces las lágrimas son angustia sellada.

Como una escarcha fina que se aferra a mi piel
llevo en mí la nostalgia de aliento contenido,
y en actitud de espera y en el sentir presente
vivo y no vivo en playas de ensueños fugitivos…

En una edad de cielo de entrecerrados párpados
hundo en la eternidad mi ardiente pensamiento:
¡densa agua de simientes que aprisionó por siempre
mi velero enlunado —fiel imagen del sueño—,
inmarcesible flor de una savia nutricia,
resumen de fragancia femenil, aspirada
por mi lámpara viva de integral florescencia,
y es una llama al viento la flor de mi esperanza!

Brotando en ala y canto va la ilusión callada
al encontrar en claves todo el secreto incierto,
secreto que tu nombre repite en claras letras
de las constelaciones: tiempo y distancia abiertos
donde te identificas con la luz inmedible
en el instante mismo de suspirada ausencia…

En desprendido amor, sin límites ni espacio,
te acogen mis sentires en sus más hondas minas
y así, presa en mí misma, deviniendo te encuentro…

No hay distancia ni número y es inmutable el tiempo
en que llevo sutiles percepciones remotas
y en extática lengua mi corazón te invoca,
mirando más allá de lo que ven mis ojos
¡en lo que es el perfume siendo a la par la rosa!

Prisionera del Ser, me crece la tristeza:
filosófica amiga, sensible a todo roce,
como en cristales finos su transparencia atisbo
al ir multiplicando mis angustias en goces.

Quintaesencia de espíritu, dualidad de las cosas,
en esenciales formas de luz y de materia,
galopa en el suspiro mi soledad ansiosa,
en sed indefinida de lo que no se alcanza
y en llegando a ti se alquitara y concentra…

En ardoroso impulso de turbulentos mares
levo el ancla pesada sin rumbo ni ribera…
Y es un amargo grito de concertado acento
éste en que voy llenando mi sed ensombrecida:
la sed en que me siento prisionera del aire,
del aire en que se nutre mi amor en carne viva…

Conmovida en el éxtasis recupero mis alas
y me estremece el ansia de lo estelar y vago
que en las aguas celestes del insondable espacio
me va colmando el alma con sus círculos claros.

Y siento que es el vértigo de tu amor en ausencia
lo que me torna en árbol con raíces al cielo,
que su copa invertida nutre con las sustancias
minerales que bullen con subterráneo fuego,
mientras por las raíces llamean nuevos frutos,
y por los tallos mira crecer los vagos sueños.