domingo, 23 de junio de 2019


EDWIN MADRID





Bellísima Katia cuídate de los poetas, porque te seguirán con versos de salón, como lo han hecho con las bobas que se detuvieron a escucharlos.


De: “Mordiendo el frío y otros poemas”


ALFONSO VALENCIA





Esta ciudad sin rumbo,
ciega de verde y lluvia casi azul,
ya nada tiene,
nada pasa:

sólo el viento que al amanecer parece reinventarlo todo.


De: “Las cosas que no sucedieron”


ALMAFUERTE*





¡Molto piu avanti ancora!



El mundo miserable es un estrado
donde todo es estólido y fingido,
donde cada anfitrión guarda escondido
su verdadero ser, tras el tocado.

No digas tu verdad ni al más amado,
no demuestres temor ni al más temido,
no creas que jamás te hayan querido
por más besos de amor que te hayan dado.

Mira cómo la nieve se deslíe
sin que apostrofe al sol su labio yerto,
cómo ansía las nubes el desierto
sin que a ninguno su ansiedad confíe…

¡Trema como el infierno, pero ríe!
¡Vive la vida plena, pero muerto!


*Almafuerte seudónimo de Pedro Bonifacio Palacios.


MARÍA MERCEDES CARRANZA





La patria



Esta casa de espesas paredes coloniales
y un patio de azaleas muy decimonónico
hace varios siglos que se viene abajo.
Como si nada las personas van y vienen
por las habitaciones en ruina,
hacen el amor, bailan, escriben cartas.

A menudo silban balas o es tal vez el viento
que silba a través del techo desfondado.
En esta casa los vivos duermen con los muertos,
imitan sus costumbres, repiten sus gestos
y cuando cantan, cantan sus fracasos.

Todo es ruina en esta casa,
están en ruina el abrazo y la música,
el destino, cada mañana, la risa son ruina;
las lágrimas, el silencio, los sueños.
Las ventanas muestran paisajes destruidos,
carne y ceniza se confunden en las caras,
en las bocas las palabras se revuelven con miedo.
En esta casa todos estamos enterrados vivos.


MARISA MARTÍNEZ PÉRSICO





Marina Tsvataeva pide trabajar de lavaplatos



La poeta acaricia las costuras
de sus versos antiguos.
Parábolas, signos, planetas, campanarios.
Las estrellas violeta de su casa en Tarusa.
Recuerda que supo ser feliz
allí donde ahora toca
follajes mutilados de luz,
endechas mariposas que traspasan
el aire con muletas.

“Pido empleo en el comedor de Litfond que va a abrirse”

Aprendió que el apego
es un asunto de tiempo:
hace falta invertir tanta vida con alguien,
corroerse despacio en el reposo,
en la obtusa tubería de los años,
y ya no tiene días
ni ganas
ni fuerzas suficientes.

Una hermana.    En un campo.    De Siberia.
Una hija.     Que aborta.    En una plaza.

Se acostumbró a esperar el alba entre los dedos
contando fuselajes desde el techo para medir el hambre.
A canjear pertenencias por comida.
A ser invierno
en medio del verano.

“Que no me entierren viva”
“Que mi hijo, el aviador de cometas, no me piense”

Ya le es indiferente
dónde sentirse sola.



TILSA OTTA VILDOSO





Reflexión final



Es increíble lo que la lluvia puede hacer por una pared manchada
Lo ha dicho un ángel del área de limpieza
A las amas de casa
A ellas que cada mañana
Recogen los restos de dios
Del sueño del hombre que trabaja
Sus consejos útiles dejan huellas imborrables
Claros de cielo sobre la tierra inmunda
Iluminada camino a su cueva
Me abraza muy fuerte para ser humano
Sus largos dedos
En señal de victoria sostienen el cielo
Yo camino sobre el aire que respiro
Expiro
Y amanece en alguna parte
Todo respira
Y es imposible estar muerto
Imposible dios
Con pocas palabras me creaste
Y yo hago todo esto
Yo creo todo esto
Y cuando siento que le doy la espalda a la verdad
Me volteo
Y sé que te gusta mi amor


De: “Antimateria. Gran acelerador de poemas”