martes, 18 de junio de 2019


ANASTASIO LOVO





Sonata XI del Poder

Para Jaime Rojas



Joder joder joder hasta más no poder
Poder poder poder hasta más no joder


ANDRÉS PANIAGUA





Estación (Universidad, circa 5:20)



pasa el convoy de vagones en periodos
de cada tanto—

donde estemos
algo para ubicarnos— paciencia
transformada
en el negativo de un horizonte

anuncios o indicaciones de seguridad
o gente— en todos lados
—o ninguna
cosa ninguna a la vista
***
asoman mis pies en la orilla del andén

arrancado del camino
me limito a pisar

en cualquier caso
cuanto más cerca del límite
más cercano
apartarse de dónde sea
***
y si nada pasara

¿qué pasaría si yo […]

alguien —otro— toma la oportunidad:

caer panza abajo
directo contra la veloz fascia naranja
***
dos metros abajo la espera
es una formación de cuajos negros

incluso en partes existen maneras de pensar
acerca del tiempo en contra del tiempo

excusas
por un leve retraso a la hora de cenar: atento aviso:
después de realizar maniobras de limpieza por persona accidentada en las vías
la marcha continúa
***
encima de las menudencias
destellos musicales
la fe
reptar
desplazarnos juntos

puerta de
salida
al paradero de camiones



ANTONIO ALFECA





ENTRE un océano de tenues líneas, ondas,
habladoras aguas que en un adiós se rompen,
te recibo, vibrante diosa en el alma,
dueña de un cuerpo oculto.

Voy escrutando ciegacorazonadamente
el sancta sanctórum de tu lengua,
feligrés de ti, tu fiel devoto,
amoldándote el recinto de mi oído

y te huelo, y casi te toco, y mi paladar funde
tu brasamiel que va hinchando el aire
con modesta vocación de un universo

aunque tras la ardiente dulzura de los sentidos
se cierna un genio de tacto helado
en el cielo de un sueño sin alas.

 

ANTONIO CABRERA





La estación perpetua



El invierno se fue. ¿Qué habré perdido?
¿Qué desapareció, con él, de mi conciencia?

(Esta preocupación -seguramente absurda-
por conocer aquello que nos huye,
me obliga a convertir el aire frío
en pensado cristal sobre mi piel pensada,
y a convertir la gloria entristecida
de los húmedos días invernales
en la imposible luz que su concepto irradia;
esta preocupación, en fin, tiene la culpa
-y qué confuso y dulce me parece-
de que duerman en mí los árboles dormidos.)

El invierno se fue, pero nada se lleva.
Me queda siempre la estación perpetua:
mi mente repetida y sola.


De: "En la estación perpetua"


ANTONIO MANILLA





Niños buscando nidos



Ser el zorzal que, acurrucado, espera,              
oculto entre las ramas, rodeado de espinas,
a que pase el peligro.
               En completa quietud,
sin temor a la muerte, sólo inquieto
por la mano de un niño.




HÉCTOR MURENA





Glicinas



El gran poeta
Li Po
nunca escribió
ningún poema

Miraba ramos
de glicinas

Reía siempre
a veces
lloraba
también

Espejo
de lo creado

Eso fue todo