martes, 18 de junio de 2019

ANTONIO ALFECA





ENTRE un océano de tenues líneas, ondas,
habladoras aguas que en un adiós se rompen,
te recibo, vibrante diosa en el alma,
dueña de un cuerpo oculto.

Voy escrutando ciegacorazonadamente
el sancta sanctórum de tu lengua,
feligrés de ti, tu fiel devoto,
amoldándote el recinto de mi oído

y te huelo, y casi te toco, y mi paladar funde
tu brasamiel que va hinchando el aire
con modesta vocación de un universo

aunque tras la ardiente dulzura de los sentidos
se cierna un genio de tacto helado
en el cielo de un sueño sin alas.

 

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