"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 13 de mayo de 2018
GUSTAVO OSORIO DE ITA
Libro de la Selva
Pantera
noche:
el niño duerme
retractiles garras aguardan
la luna arriba
enfoca el festín.
el niño duerme
retractiles garras aguardan
la luna arriba
enfoca el festín.
¿Será
entonces
el instinto o la maldad?
el instinto o la maldad?
EZRA POUND
Id,
canciones mías, al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
Id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a los que han perdido el interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh, qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
Id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
Versión de Javier Calvo
MING DI
Luna de porcelana
Antes
del alba, las mujeres del pueblo se juntan alrededor del pozo
lavando trastes, ropa y blancos, y se apuran de vuelta a casa
para cocinar antes del amanecer. Ella lleva un balde de agua
lavando trastes, ropa y blancos, y se apuran de vuelta a casa
para cocinar antes del amanecer. Ella lleva un balde de agua
lejos
de la muchedumbre para lavar ahí una pila de trastes—
una vajilla de porcelana fina
que heredó de su madre. Diario lava un plato de más
hasta la luna llena, y luego uno de menos hasta la luna nueva…
una vajilla de porcelana fina
que heredó de su madre. Diario lava un plato de más
hasta la luna llena, y luego uno de menos hasta la luna nueva…
Así
cuenta los días, esperando que él venga de nuevo.
Cada noche revive ese momento como si se repitiera una película.
«¿Te gusta eso, cariño?» El cuerpo de él encima del suyo, ella abajo,
Cada noche revive ese momento como si se repitiera una película.
«¿Te gusta eso, cariño?» El cuerpo de él encima del suyo, ella abajo,
quieta,
como si el hecho de abrir la boca la pudiera sacar del sueño.
«Hoy se casa Da Guo», susurran alrededor del pozo.
Sus trastes de porcelana caen salpicando en el arroyo, como piezas de [dominó
«Hoy se casa Da Guo», susurran alrededor del pozo.
Sus trastes de porcelana caen salpicando en el arroyo, como piezas de [dominó
rompiéndose
uno con otro, uno tras otro. Ella no los recoge,
sino que se apura a regresar a casa con las sábanas que no ha lavado.
Mañana no será demasiado tarde. Se cambia de ropa, se peina,
sino que se apura a regresar a casa con las sábanas que no ha lavado.
Mañana no será demasiado tarde. Se cambia de ropa, se peina,
toma
una canasta y sale caminando. El tiempo de pronto se torna claro,
la milpa a orillas del camino ahora es más alta que ella. Quiere apurarse
[para llegar a la boda,
mirarlo besar a la novia con sus propios ojos no de celos, para luego ir
[a casa,
y escuchar los lamentos de la vajilla haciéndose añicos.
la milpa a orillas del camino ahora es más alta que ella. Quiere apurarse
[para llegar a la boda,
mirarlo besar a la novia con sus propios ojos no de celos, para luego ir
[a casa,
y escuchar los lamentos de la vajilla haciéndose añicos.
Versiones del inglés de Françoise Roy
LETICIA HERRERA
Incongruencias
muda el
alma de piel
y el cuerpo
de lo tenso a lo rugoso
de lo inocente a lo perverso
y el cuerpo
de lo tenso a lo rugoso
de lo inocente a lo perverso
en el
camino el jirón
el beso reventado
el refugio del adiós
en la mano derecha mientras
la izquierda se acomoda
solicitando un nuevo desengaño
el beso reventado
el refugio del adiós
en la mano derecha mientras
la izquierda se acomoda
solicitando un nuevo desengaño
todo es
fugaz
pasajeros del último andén
nos vemos sin piedad
quedamos muchos
diríase que en este viaje
no hubo sencillamente
vagones para todos
pasajeros del último andén
nos vemos sin piedad
quedamos muchos
diríase que en este viaje
no hubo sencillamente
vagones para todos
CINZIA MARULLI
Las mantas de Dios
Arráncame
la piel del alma
oscura
luz de la terrible muerte
yazgo
contigo
en tu
última cama
acurrucada
en las mantas de Dios
el
pecho se ahoga de luz
débil
al engaño perpetuo
en la
molécula del sueño
me
refugio
chorreando
savia
y
espero, espero
tu
querida
última
caricia.
De: “Las mantas de Dios”
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