martes, 2 de julio de 2019


GALVARINO PLAZA





Memorial / septiembre (xiii)



A ras de la vigilia el sueño que se anega;
desbordado canjilón
                                                          /  vasija de la noria,
                                                                  vaso grande  /
moribundo clima recobrado, desvelados brocales;
anónimos rastros, cerradas cuencas traicionando
la oscuridad o ese su más enfebrecido ramaje que
es la muerte.
Osario el colmado aljibe que ayer nutrió
del viñedo las raíces. Penumbrado fondo,
lunada claridad encalando de los sueños la lisura
en su más arcillado desamparo.



RODOLFO SERRANO





De entonces, un año



Supe que todo había pasado
cuando te vi mover la cucharilla
tan despacio como si todo el mundo,
aquella tarde
se hubiera detenido
en la barra de la cafetería. O en la acera.

No supe qué decirte. Hablamos como
si hubiera sido ayer, sin ir más lejos,
la última vez que habíamos discutido.
Ayer mismo
cuando habíamos entrado
a saco por el alma y la camisa.

Así que yo te hablé de mis triunfos.
De mis últimos versos. De mí mismo.
Y casi sin mirarte. Miraba tu café
que removías
ausente, como en trance,
como si fuera lo más interesante del planeta.

Tú no me decías nada. Sonreías.
Pendiente de una cita, estoy seguro,
que tenias aquella misma tarde.
Incluso
hubo silencios.
Trocitos de metralla de antiguos bombardeos.

Yo te llevé a tu casa. Nos rozamos las caras.
Sabiendo cada uno que ya nada
volvería a justificar una llamada de teléfono.
Que el corazón
por fin había perdido
interés para médicos y amantes.



MARÍA ELOY-GARCÍA



  
Superser



tomó la última palabra
la calentó con el aliento
y la soltó redonda
como un radiador
sólo que dijo "nunca"
sin la ternura de un electrodoméstico


De: “Metafísica del trapo”


MARIO MELÉNDEZ





El clan sinatra



Todos los gatos de mi barrio                   
son fanáticos de Sinatra                       
comienzan a tararear sus temas                 
apenas pongo el CD                             
y la voz se escurre                             
entre los techos y las panderetas               
A veces me piden                               
que repita algún single                         
entonces el sonido de My way                   
New York o Let my train again                   
les para los bigotes                           
y los lanza de cabeza contra los vidrios       
Esto no pasa cuando leo mis versos             
se estiran, bostezan                           
miran para otro lado                           
o conversan entre ellos                         
en un acto lamentable                           
de ignorancia y sabotaje                       
“Ustedes no me comprenden”                     
les digo                                       
Y vuelvo a encender el CD                       
para que cante Sinatra                         
y esos gatos se llenen de poesía              


MARIO MORALES





Antes de hablar
hay que aprender a estar solos




¿Es la vida del poeta
violencia y rencor,
celos que hacen del corazón
un archivo de miserias?
Para qué
escribir infamias, ambiguas dedicatorias,
traicionar Al Maestro o Al Joven Discípulo,
imaginar epitafios para los vivos en lugar de amarlos
como se ama el sol y la noche interminable
que nos une a todos
en la palabra que nos separa de todo.

(EL MEJOR MAESTRO ES EL VIENTO.
El mejor poema, un amigo.)

HAY QUE APRENDER DE LOS ÁRBOLES
EL SILENCIO Y LA CAÍDA.




MARIO MONTALBETTI





Ya no te quiero, pequeña



Ya no te quiero, pequeña
ahora amo a los caballos.
Mañana amaré a las islas
y pasado será alguna ave.
(Tal vez en tres años
te vuelva a amar).
Y luego serán las vacas
pintas y luego serán
los minerales —tú sabes, el
cobre, el hierro, el—
y luego serán las ciudades
(alguna que otra jirafa)
y luego los puentes.
Antes un arcoiris que amarte, pequeña,
ya no te quiero
ahora amo a una mujer
que disuelve sus cuerpos
en las lluvias del otoño
iluminada/ anudada/ inundada
por el neón brillante
del poste de alumbrado público.
(Oh pequeña)
ya no (te quiero
Oh mujer)
ya no te quiero
sólo amo a las calles que me alientan
hacia la noche mientras la noche
ya no es noche sino mar y el mar
tumba de sonámbulos océanos, licor.