domingo, 19 de octubre de 2014

JAIME VELASCO LUJÁN

 

5

 

Camino entre las jacarandas.
Sobre mi cabeza caen flores
como pensamientos.

 

JOSÉ MARÍA EGUREN



La niña de la lámpara azul

 
 
En el pasadizo nebuloso
Calcula mágico sueño de Estambul,
Su perfil presenta destelloso
La niña de la lámpara azul.

Ágil y risueña se insinúa,
Y su llama seductora brilla,
Tiembla en su cabello la garúa
De la playa de la maravilla.

Con voz infantil y melodiosa
El fresco aroma de abedul,
Habla de una vida milagrosa
La niña de la lámpara azul.

Con cálidos ojos de dulzura
Y besos de amor matutino,
Me ofrece la bella criatura
Un mágico y celeste camino.

De encantación en un derroche,
Hiende leda, vaporoso tul;
Y me guía a través de la noche
La niña de la lámpara azul.

 

PEDRO MIGUEL OBLIGADO




Melancolía

 

Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas…
Vaga la melancolía de una pena que ignoro.
El viento que estremece marchitas congojas,
Pasa como un recuerdo por el bosque sonoro.
Es otoño. Parece que un ensueño renuncia,
Que un desencanto esparce las efímeras galas…
Una dorada pompa que a la muerte denuncia,
Con el follaje mustio forma una lluvia de alas.
Estoy solo. Se siente que el otoño es un viaje…
Hay un alma que llora porque alguien se despide.
Este ocaso de plantas que enrojece el paisaje,
Con mi desalentada serenidad coincide.
Pienso en ti, oyendo un canto perdido en lontananza.
Cantan las cosas muertas, la música del vuelo.
Como mi amor caído conserva su esperanza,
La floresta marchita quiere subir al cielo.
Caen las hojas. La selva trágica se derrumba.
Desparrámase un sauce cual generosa fuente.
Las hojas más diversas tienen la misma tumba,
Y entremezcladas ruedan en un mismo torrente.
Tú eres como una brisa para mi huerto sonoro.
Mi vida es una rama, a tu paso, deshojas;
Y que tendrá a los vientos, un destino que ignoro.
Es otoño. Estoy solo. Pienso en ti. Caen las hojas.

 

 

 

PEDRO SALINAS



La distraída

 
 
No estás ya aquí. Lo que veo
de ti, cuerpo, es sombra, engaño.
El alma tuya se fue
donde tú te irás mañana.
Aún esta tarde me ofrece
falsos rehenes, sonrisas
vagas, ademanes lentos,
un amor ya distraído.
Pero tu intención de ir
te llevó donde querías
lejos de aquí, donde estás
diciéndome:
«aquí estoy contigo, mira».
Y me señalas la ausencia.

 

 

FABIO MORABITO



Los amantes

 
 
Los amantes se acercan,
escuchan. Adelgazan
su piel hasta la asfixia

y adelgazan sus besos.
Por sus voces delgadas
sólo oyen silencio.

Los amantes se besan,
se acarician, el mar
apenas los contiene,

y su pasión es breve:
aleteo de un ave
en la espalda del agua.

Los amantes recuerdan
las heridas, las guardan
como un secreto bien.

Nunca cambian palabras.
Pero cambian heridas.
Son su secreta piel.

Cerca de dos amantes
se detiene un segundo
la sangre en la avenida;

son dos ciervos que saltan
en medio de nosotros
que somos las estatuas.

Los amantes se muerden,
se pisan, sólo temen
la muerte, trepan muros

de olvido y nunca vuelven
atrás, lujosos como
escarabajos verdes.

Los amantes no cuentan
los días, no enumeran
los muertos, ni siquiera

los mares. Su materia
está hecha sin tiempo,
su sed nunca se alivia.

Los amantes se mueren
un día. Bajo tierra
van, mudos y con miedo,

y la tierra adelgaza
su piel hasta la asfixia
y adelgaza sus huesos.


 

De "Lotes baldíos" 1985

 

OCTAVIO PAZ



Semillas para un himno

 

                                               El día abre la mano
                                               Tres nubes
                                               Y estas pocas palabras
 

Al alba busca su nombre lo naciente
Sobre los troncos soñolientos centellea la luz
Galopan las montañas a la orilla del mar
El sol entra en las aguas con espuelas
La piedra embiste y rompe claridades
El mar se obstina y crece al pie del horizonte
Tierra confusa inminencia de escultura
El mundo alza la frente aún desnuda
Piedra pulida y lisa para grabar un canto
La luz despliega su abanico de nombres
Hay un comienzo de himno como un árbol
Hay el viento y nombres hermosos en el viento