lunes, 21 de marzo de 2022


 

AMELIA DENIS DE ICAZA

 


A la muerte de Victoriano Lorenzo

  

 

Atado! y ¿para qué? si es una víctima
que paso a paso a su calvario va
lo lleva hasta el banquillo la república
y con ella en el alma a morir va.

Atado! y ¿para qué? frente al suplicio
los soldados esperan la señal,
el plomo romperá su pecho heroico
que ostentaba lo enseña liberal.

Marcha a su lado el sacerdote trémulo
hablándole del cielo y de perdón
lleva un Cristo en las manos, y está pálido
murmurando en silencio una oración.

El sigue su camino siempre impávido
sin el hondo sufrir del criminal
libre nació bajo sus grandes árboles
y en ruda lucha defendió su ideal.

 

 

CARLOS MARZAL

 

  

La tregua

 

 

En la tiniebla urgente de esas casas 
que uno acaba pidiendo a los amigos; 
en asientos traseros de los coches, 
abusando de los malabarismos; 
en la frecuentación de los hoteles, 
tarde o temprano todos parecidos; 
sobre la arena tibia de la playam 
pasado ya esl peligro de ser vistos; 
en la cama de casa, que ya es 
como una parte de nosotros mismos, 
y en los lugares más insospechados 
de donde quiera que haya sucedido, 
hay una rara tregua de los cuerpos 
que es más que el decaer del apetito 
(cuando ella va camino de la ducha 
o busca entre su bolso cigarrillos, 
mientras coge las ropas esparcidas 
o se entrega al silencio como a un rito), 
porque desaparecen las distancias 
y vuelvo a padecer un espejismo: 
todas las camas son la misma cama 
y un mismo cuerpo todos los que han sido, 
todo el tiempo del mundo es ese instante 
y en ese instante, el mundo, un laberinto 
del que conozco todas las salidas, 
porque conozco todos los sentidos. 

Luego esa lucidez desparece, 
y se regresa al cauce primitivo; 
de nuevo el mundo es un rompecabezas 
imposible de armar con un principio, 
y sólo nos consuela un cuerdo al lado 
que solicita un último capricho. 

 

XAIME MARTÍNEZ

 

 

Junta de Valladolid

 

 

Mas detenido el látigo en su vuelo,
la conquista del mundo habrá de congelarse.

Sanguíneas calles de Valladolid, oro sanguíneo naciendo en tierra de los encomenderos, la teología es una vasija rota o eso gritan, la guerra justa es justa al comienzo del verano o eso gritan,
treinta proposiciones muy jurídicas,
algo vibrando en el principio de las cosas

y pese a todo no habrá resolución posible.

Podrán vibrar los adoquines y las tristes mercancías en las panzas de los barcos y los tratados de derecho internacional y las túnicas negras de los dominicos,
tensos como la cuerda tensa de otro arco,
como la cuerda tensa, el mundo
solo podrá romperse o disparar,
y pese a todo no habrá resolución:
ambos tendrán que ser declarados vencedores.

Retomarán los ánades salvajes
su vuelo como un látigo en la mente del poeta
y la viruela y nuevas epidemias de viruela y el tifus y la gripe y la difteria
devastarán campos y bosques de la América lejana
y un niño nacerá que llevará por nombre Garcilaso el Inca

y alguien preguntará si mereció la pena,
este parar y este detenerse
si mereció la pena ver el mundo desde lejos
con su belleza simple, con su horror colapsado.

Alguien dirá que sí, que estuvo bien.

Y yo seré aquel hombre que te besó en la frente.

 

JORGE VILLALOBOS

 

  

XXI- Habitación Alzheimer

 

 

Al otro lado de la puerta vi a mi abuelo morir sin ser mi abuelo.
¿Cómo se puede morir sin lo vivido?

Al otro lado de la puerta veo a mi padre morir sin ser mi padre.
¿Dónde está mi padre?

Yo no quiero ser esta herencia, no puedo ser esta herencia.
Pero al otro lado de la puerta me estoy esperando.

 

 

MARCOS KRAMER

 

 

Antes que pase el temblor

 

 

Yo me cuido de lavar toda mi ropa
prenda por prenda
un taladro
un cepillo en cada una de mis manos
y la cámara vieja de mi abuelo
sin rollo y oxidada oscilando sobre un pozo.

Ni siquiera esta vez pudo ser él
el que salga en la foto
porque no más que pibes
como yo sonriéndole
a este flaco esqueleto que es ahora
como la boca cerrada en pegamento.
Y ahora que él se fue
no hay ninguna foto mía
volvé
por favor
volvé
hacé de mí la imagen de tus errores
abrime la boca de un disparo.

 

 

LI QINGZHAO

 

  

Llevando incienso

 

 

LLEVANDO INCIENSO
bajo el cielo del otoño gira el sentimiento
entristeciéndose veo la flor de oro
pronto será el nueve de septiembre
me he puesto un vestido nuevo y apropiado y acabo de beber un vino delicioso
de vez en cuando golpea el viento la lluvia cae
el frío azota ya es crepúsculo en mi jardín
y yo en mi desconsuelo y en mi pena tras la borrachera
me despierto: el pasado me revuelve las entrañas
icómo atravesar esta eterna noche!
la luna ilumina el vacío de mi cama
oigo a lo lejos las piedras que baten la ropa,
el canto menudo de los grillos
y la clepsidra sonando largamente

 

Versión de Pilar González España