domingo, 30 de septiembre de 2012


ISBEL DÍAZ TORRES





En la noche



¿Dónde te veo? ¿En las letras del bardo?
¿En la sola tristeza de mi roca?
Te veo donde te veo: en la boca
de la noche, en el miedo, allí te guardo.
Cargar con el amor, con este fardo
tremendo, angustia que no desemboca,
llevarlo a cuestas, lento, a mi poca
altura... (respiro hondo... me tardo...)
Llevarlo allí, ponerlo como un pan
en la mesa, sembrar mis surcos todos.
¡Ah, Dios! Si pudiera moldear tus lodos
con su nombre, su semilla al imán
que gira en mi luz... pero no. Mi afán
es verlo en la noche, de todos modos.

IRELA CASAÑAS HIJUELOS






Lo que te hubiera dicho



Por Courbet.

Vuelves terco y sensual a provocarme, aunque no soy París ni te he vivido. Tú puedes ser el mar donde derrame el cuerpo, agotado del mundo y de otros cuerpos. Nunca te libraré de multitudes que piden tu cabeza y no tu arte. Hablo de la promesa floja e imprudente, de tu perfil asirio entre mis senos encarnados, de tu mano hundida en mis entrañas. Hazlo. No me dejes mirarte en la distancia. Quiero ser la desnuda que entre todos te contempla, pero contémplame también. Haz que vengan tus musas baratas, ofrece la inmortalidad que dan los lienzos, quiero verte acariciarles la entrepierna y luego amarte yo. Solo así tendré el origen del mundo ahora que en las calles lo eterno está vibrando.

MIREISY GARCÍA ROJAS




  
Sin nombre



Si me descubres una noche
agazapada
en un rincón del parque,
bajo el consuelo de una farola mustia,
sin apenas silueta para un retrato,
con la cabeza reclinada sobre las rodillas,
siéntate a la izquierda,
deja que tus dedos conversen con mi espalda,
desmiente a los que te unen a los menguados
y dame con tu voz un beso en el silencio
que me circunda.
Yo sabré conducir mis pies hacia ti
otra noche de parques
cuando mi cuerpo vuelva a ocupar el sitio de mi sombra.

ENRIQUE BANCHS






Sombra



Si la muerte es final, total olvido,
el alma, en ese sueño no sentido,
nada es, pues no sabe que ha vivido;
nada, pues de sí misma está vacía.

O, acaso, sombra es de lo que ha sido,
y en vena vana hay eco de un latido
y oye caer en ilusorio oído
hojas secas de extinta melodía.

Sombra. Sombra de todo lo perdido,
reflejo que por siempre ha recogido
fugaz amor e instante de agonía,

y por siempre, en el Tiempo detenido,
sueña que es cierto su vivir mentido
porque espera la muerte todavía.

JOSÉ ANGEL BUESA



  

Canción de la lluvia



Acaso está lloviendo también en tu ventana;
Acaso esté lloviendo calladamente, así.
Y mientras anochece de pronto la mañana,
yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mi.

Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo,
sintiendo que despierta su ternura de ayer.
Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo,
y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.


sábado, 29 de septiembre de 2012


SALVADOR NOVO





Amor



Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.

Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.

Amar es percibir, cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.

GABRIEL ZAID


  


Circe



Mi patria esta en tus ojos, mi deber en tus labios.
Pídeme lo que quieras menos que te abandone.
Si naufragué en tus playas, si tendido en tu arena
soy un cerdo feliz, soy tuyo, más no importa.
Soy de este sol que eres, mi solar esta en ti.
Mis lauros en tu dicha, mi hacienda en tus haberes.


JOSÉ EMILIO PACHECO




  

Mar eterno



Digamos que no tiene comienzo el mar
Empieza donde lo hallas por vez primera
y te sale al encuentro por todas partes

JESÚS MUNARRIZ





Será mejor así...



Será mejor así.
Tu rostro eternamente trenzará entre mi pecho
inéditos cordajes,
se mantendrán tus manos taumaturgas,
y en tu ritmo no habrá jamás monotonía.
El color de tus ojos siempre será distinto,
y el sabor de tu piel,
y el de tu boca.
Jamás será rutina desnudarte
ni ver cómo te ocultas.
Porque no te atreviste
a romper con tu mundo cotidiano,
no será nunca el nuestro cotidiano,
rutinario y monótono.
Cada cual vivirá a solas su jornada
y en vez de soportarnos mansamente,
yo haré literatura entre otras cosas,
y tú no sé qué harás, fuera de mi memoria.

"De aquel amor me quedan estos versos" 1975

ANTONIO JOSÉ MIALDEA






VII. Ni uno solo de estos versos...



Ni uno solo de estos versos
incendiará mi pecho como lo incendiará mirarte.
Esta muerte, cada vez más honda, esta noche
de luna en que tus manos defienden mi hermosura,
estas alas que siento batir sobre el aire cansado
me descubren tu rostro de absoluto vacío.

viernes, 28 de septiembre de 2012


HOMERO ARIDJIS


  


A veces uno toca el cuerpo



A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
por él pasamos la noche que se abre
la pulsación sensible de los brazos marinos 

y como al mar lo amamos
como a un canto desnudo
como al solo verano 

Le decimos luz como se dice ahora
le decimos ayer y otras partes 

lo llenamos de cuerpos y de cuerpos
de gaviotas que son nuestras gaviotas 

Lo vamos escalando punta a punta
con orillas y techos y aldabas 

con hoteles y cauces y memorias
y paisajes y tiempo y asteroides 

Lo colmamos de nosotros y de alma
de collares de islas y de alma 

Lo sentimos vivir y cotidiano
lo sentimos hermoso pero sombra

JUANA DE IBARBOUROU





La hora



Tómame ahora que aún es temprano
y que llevo dalias nuevas en la mano.

Tómame ahora que aun es sombría
esta taciturna cabellera mía.

Ahora que tengo la carne olorosa
y los ojos limpios y la piel de rosa.

Ahora que calza mi planta ligera
la sandalia viva de la primavera.

Ahora que mis labios repica la risa
como una campana sacudida a prisa.

Después..., ¡ah, yo sé
que ya nada de eso más tarde tendré!

Que entonces inútil será tu deseo,
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.

¡Tómame ahora que aún es temprano
y que tengo rica de nardos la mano!

Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.

Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves
que la enredadera crecerá ciprés?





JOSÉ EMILIO PACHECO





Los amores (estudio y profanación de Pierre Ronsard)



1


Cuando los dos estemos muertos
nada habrá de estas rosas
ni de estos versos.
Mientras dure el amor
ámame, entonces.

SERGIO GARCÍA





Este Sonido…



Este sonido percutido
esta ilusión campana
este corazón badajo

Que anuncia en su latido
que te ama


ANTONIO JOSÉ MIALDEA




  
VI. Es urgente que tu cuerpo...


Es urgente que tu cuerpo
abrace al mío después del mediodía.
Que esta vigilia insomne
acurruque mis desvelos, que ya es hora
de que cures este jardín cerrado, que ya es hora
de que la lluvia calme esta sequedad que hiere.


jueves, 27 de septiembre de 2012


JESÚS MUNARRIZ







Tras haber holgado con Prócula, Prisciliano medita



                                             A Fernando y Gonzalo Torrente Ballester



-Llaman a esto pecado los fanáticos.
A esta explosión que lenta se alabea,
a este sentir con cada poro, vibrar en cada vello,
a este ser piel,
a esta dulzura derramada en carne viva,
a este glotón enjambre de alegría,
a estos nervios sabiéndose universo gozoso,
al corazón alardeando de su mejor humor,
al milagroso encaje en la sonrisa,
a la satisfacción ardiendo en ojos,
a la felicidad
llaman pecado.

Pero es Dios quien se ama en nuestros cuerpos
-nuestros cuerpos dispuestos para el éxtasis
por Su sabiduría-
y su goce es el nuestro. Amemos, Prócula.

ROSARIO CASTELLANOS






Dos meditaciones




I

Considera, alma mía, esta textura
áspera al tacto, a la que llaman vida.
Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos
y en el color, sombrío pero noble,
firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.
Piensa en la tejedora; en su paciencia
para recomenzar
una tarea siempre inacabada.

Y odia después, si puedes.

II

Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?
¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?
¿Castrar al potro Dios?
Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando
magníficas criaturas,
seres salvajes cuyos alaridos
rompen esta campana de cristal.


GABRIEL ZAID





La ofrenda



Mi amada es una tierra agradecida.
Jamás se pierde lo que en ella se siembra.
Toda fe puesta en ella fructifica.
Aun la menor palabra en ella da su fruto.
Todo en ella se cumple, todo llega al verano.
Cargada está de dádivas, pródiga y en sazón.
En sus labios la gracia se siente agradecida.
En sus ojos, su pecho, sus actos, su silencio.
Le he dado lo que es suyo, por eso me lo entrega.
Es el altar, la diosa y el cuerpo de la ofrenda.

SERGIO GARCÍA






Llega el sur



Bajo su manto verde
plagado de estrellas,
el Sur está llegando
con la bendición morena.

Con los pies descalzos
donde cascabeles cuelgan
golpeando el suelo
con su fe ciega

Llega el sur
con la ilusión ingenua
de confundirse en el paisaje
del Norte que segrega.

En lomos de Hierro
transitan sus hijos
con mantos raidos
en un frio que congela.

En la oscuridad de la noche
escondidos en la maleza
atraviesa los desiertos
aunque sus hijos mueran.

Con su necia demencia
cruzan los mares
a veces en lanchas
a veces a nado
a veces no llegan…

El Sur está llegando
saltando los muros
que los hijos de la Libertad
levanta

Con sus pieles morenas
sus manos creadoras,
sus espaldas de carga
y su voluntad férrea

El Sur ha llegado
y es día de fiesta

Rombos policromos
yoyos, matracas, baleros,
sarapes, sombreros.

Y el grito profundo
el chinga tu madre
que se despierta.

El Sur ha llegado
es imprescindible
aunque no lo quiera.

Porque el Este
invadió su Norte.
El Sur está llegando
a reclamar su tierra,
a saldar las deudas,
sin himnos, ni banderas.

Porque
El espacio es de todos
ningún creador
escrituro la tierra.

ANTONIO JOSÉ MIALDEA





VIII. Pues en tus alas...



Pues en tus alas, ahora que la noche
me atrapa por fin, me he subido
para volar contigo este des-tiempo.
Mi luz son tus ojos de paloma
y mi única memoria son tus huellas
que en el aire blancas como lirios vas dejando.
En tus alas, ser-de-vuelo, voy oculto
hacia ese no-lugar soñado tantas veces
en la fragilidad del tiempo que puedo ya tan lejos
entretejido contemplar. Sólo el amor me queda
después de esta batalla hacia mí mismo:
el amor que sólo existe en el des-tiempo contigo.
 

miércoles, 26 de septiembre de 2012


MANUEL MARÍA FLORES




  

Un beso nada más



Bésame con el beso de tu boca,
cariñosa mitad del alma mía:
un solo beso el corazón invoca,
que la dicha de dos... me mataría.

¡un beso nada más!... Ya su perfume
en mi alma derramándose la embriaga
y mi alma por tu beso se consume
y por mis labios impaciente vaga.

¡Júntese con la tuya!... Ya no puedo
lejos tenerla de tus labios rojos...
¡Pronto... dame tus labios!... ¡tengo miedo
de ver tan cerca tus divinos ojos!

Hay un cielo, mujer en tus abrazos,
siento de dicha el corazón opreso...
¡Oh! ¡sosténme en la vida de tus brazos
para que no me mates con tu beso!

EFRAÍN HUERTA






Breve elegía a Blanca Estela Pavón




Ahora y en la hora de nuestra muerta, amor, ahora y siempre,
Bajo la consigna de la angustia y a la sombra del sueño,
Te espero, te esperamos, paloma de nostalgia, suave alondra.

Un sueño es una perla que se deshace al vuelo.
La angustia es un misterio detenido en su muerte.
Decir: una paloma, es ver que una esperanza se nos va, gota a gota.

Estoy entre tu muerte y estoy entre tu vida
Bajo tu clara sombra, al pie de la agonía.
Soy el pequeño árbol que no seca su llanto
Soy sombra de mi mismo, alcohol martirizado.

Soy frágil, varonil, soy maltrecha nostalgia.
Soy sombra de tu muerte y perfil de tu vida,
El vaso de tu sangre, rosa de tus cenizas,
Estatua de tu polvo, violencia de tu seda.

Soy tu sollozo y soy la herida de tu vuelo.

Ahora y en la hora de nuestra muerte, amor
Soy mármol en tu lecho, clavel entre tu tierra,
El oro en tu ataúd y el ciprés en tu tumba.

Ahora soy un hombre con el luto en los hombros,
Soy tu luto, tu negro, enronquecido y ciego
Ir y venir, morir, nacer y estar muriendo.

Tú fuiste la paloma del más perfecto vuelo.
Yo invento la tristeza e invento la agonía.
Estoy junto a tu muerte, que es mi propio veneno.
Estas junto a mi muerte y yo soy tu elegía
6 de octubre de 1949

CARLOS PELLICER





Recuedos de Iza



8.-

Como amenaza lluvia,
Se ha vuelto morena la tarde que era rubia.

NICOLÁS GUILLÉN






Canción



¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)

En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

JOSÉ GOROSTIZA



  

Pausas II




No canta el grillo. Ritma
la música
de una estrella

Mide
las pausas luminosas
con su reloj de arena

Traza
sus órbitas de oro
en la desolación etérea

La buena gente piensa
-sin embargo-
que canta una cajita
de música en la hierba.