"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 7 de marzo de 2018
ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO
Oda a la goma de borrar
Gran
cosa es tener la capacidad de retractarse.
Poseer
el combustible necesario para dar marcha
atrás.
Lucir
la valentía de desdecirse,
humillar
la petulancia
de
pretender hablar desde el púlpito de la tinta,
con un
ademán autocrítico
que
transforma los dogmas
los
yerros
la
retórica
en un
rebaño de virutas perfumadas.
Para
desandar el camino
y darle
nuevamente la palabra a la página en blanco,
se
requiere de un delicado instrumento
que es,
como la rueda
los
grandes aeroplanos
y la
caricia de la mujer amada
cuando
la soledad nos cala hasta los huesos,
invento
inapreciable.
¡Oh fe
de erratas de mi lápiz!
Cernidor
entre el trino y el resuello,
la
palabra veraz y la que hilvana
las
letras enmieladas del engaño.
¡Oh
gran antologista de vivencias!
Yo te
debo la astucia de anularle adjetivos
a las
emociones sustantivas.
Te soy
deudor de mi capacidad
de
comenzar y comenzar
nuevamente
desde cero.
Cuando
vuelvo los ojos a la pluma
al
lápiz
a la
máquina
y
después hacia ti
me
quedo meditativo
y
pienso
que el
poeta
el
verdadero
el
grande
el
profundo poeta
debe
saber oír más las palabras de su goma
que las
del artefacto con que escribe
porque
los dioses están más cerca del silencio
que del
barullo.
IBN ZAYDÚN
¡Oh la peregrina distante!
¡Oh la
peregrina distante cuyos lares están
en la reserva del corazón!
Tus bienes te hicieron olvidar al siervo
del que tú solo eres señor.
Las horas gozadas te alejaron de él
y ya ni su recuerdo se asoma a tu frente.
Quieran mis vigilias sostener la esperanza
cuyo sentido conocen tan sólo el destino y mis días.
en la reserva del corazón!
Tus bienes te hicieron olvidar al siervo
del que tú solo eres señor.
Las horas gozadas te alejaron de él
y ya ni su recuerdo se asoma a tu frente.
Quieran mis vigilias sostener la esperanza
cuyo sentido conocen tan sólo el destino y mis días.
JORGE CADAVID
Teoría mínima de la distancia
Las
burbujas
del
fondo del estanque
hablaron
del tiempo y lo visible
inseparables
hacedores
de la
distancia
Contemplaron
la lejanía
Meditaron
sobre los horizontes
que
rodean todo
y
dijeron que todavía
nada en
el mundo ha desaparecido
Nacen y
mueren
desde
el fondo del estanque
tantas
burbujas
y nadie
les hace caso.
CONCHA URQUIZA
Miente mi corazón
cuando te ama...
Miente mi corazón cuando te ama,
hecho intérprete fiel de mi sentido,
como el eco en abismo percibido
que el viento, no la voz, forma y derrama.
Este imperioso afán que te reclama
no en el centro del alma fue nutrido:
me ha turbado sin mí, como el sonido,
es ajeno a mi ser, como la llama.
Cuando la sangre el corazón satura
de sólo tu sabor -término medio
en loco silogismo de amargura-,
inaccesible al implacable asedio,
como trozo de plomo en agua obscura
húndese el alma en silencioso tedio.
Miente mi corazón cuando te ama,
hecho intérprete fiel de mi sentido,
como el eco en abismo percibido
que el viento, no la voz, forma y derrama.
Este imperioso afán que te reclama
no en el centro del alma fue nutrido:
me ha turbado sin mí, como el sonido,
es ajeno a mi ser, como la llama.
Cuando la sangre el corazón satura
de sólo tu sabor -término medio
en loco silogismo de amargura-,
inaccesible al implacable asedio,
como trozo de plomo en agua obscura
húndese el alma en silencioso tedio.
NARCÍS COMADIRA
Caracteres
Volver a verte.
Ve, corazón, no pienses.
Que pasen horas.
El amor, tigre
entre bambús, espera
para devorarme.
¿Por qué rendija
te escaparás, belleza,
del cuerpo ágil?
¡Si yo fuese garra,
cuánta sangre no haría
en la piel joven!
Pueril guerrero:
y de mis dos espadas
una esta intacta.
De "En cuarentena"
Versión de Dolors Ollé
RAMON DE CAMPOAMOR
Para A. R., en la muerte de su hija
Si de vuestra hija fue estrella
dar tan niña el alma a Dios,
¡ay, feliz mil veces vos!
¡dichosa mil veces ella!
Pues ya huella
las celestiales alturas,
no halle en vos nunca lugar
el pesar,
porque para almas tan puras
«morir es resucitar».
¿Para qué lloráis perdida
esa prenda de amor tierno,
si por un lugar «eterno»
dejó un lugar de «partida»?
Si es la vida
caos de dudas y penas,
¿quién la muerte, al que bien quiere,
no prefiere,
si el que vive, vive apenas,
«y resucita el que muere»?
Siempre, llena de consuelo,
viendo a un ser puro sin vida,
la multitud, de fe henchida,
prorrumpe:- ¡Ángeles al cielo!-
Ni ¿a qué duelo
es mostrar, cuando la carga
de la existencia maldita
Dios nos quita,
si tras de una vida amarga,
«muriendo se resucita»?
No dé a vuestra alma afligida
la más leve pesadumbre
esa negra incertidumbre
del «más allá» de la vida.
Si es mentida
la fe de ulterior solaz,
al menos, los que viviendo
van gimiendo,
en otro mundo de paz
«resucitarán muriendo».
Ya habita, aunque el desconsuelo
os haga implacable guerra,
un «triste» menos la tierra,
y un «dichoso» más el cielo.
De su vuelo
iréis vos, muriendo, en pos,
si a Dios dais en implorar
sin cesar,
pues para justos cual vos
«morir es resucitar».
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