viernes, 17 de junio de 2022


 

EDUARDO EMBRY

 



¿Qué es una paradoja?

 

 

Si una mariposa puesta al revés
es una paradoja, se puede concluir
que toda ecuación matemática es verdadera;
si se vacía un tiesto de basura,
la basura que contenía el tiesto
deja de ser basura, pero el tiesto mismo
sigue siendo un contenedor de basura;
si los edificios de la administración
se desocuparan,
y todas las manzanas podridas
se tiraran al río,
siempre quedará la opción mayor:
que los edificios de la administración,
selvas, papagayos y cocodrilos,
se vayan al suelo.

 

 

ESTHER DE CÁCERES

 

  

Huyes de mis manos…

 

 

Huyes de mis manos,
forma del vaso sencillo y seguro:
-¡pero desde el sueño te canto
como si tú también fueras sueño!

Huyes de mis manos
por caminos que ningún pájaro conoce;
y mi voz te persigue
heroica, como un secreto fino y terco.

¿Eres sólo una voz
callada y sin recuerdo?
¡Forma del vaso sencillo,
profunda como el sueño!…

 

JULIO VICUÑA CIFUENTES

 

 

La Mimosita

 

 

Ojos de gacela de la Mimosita,
rizos de azabache de la Mimosita,
manos nacaradas de la Mimosita…
¿En dónde ahora están?
Sus alegres cantos, voces de la aurora,
los blandos arrullos con que a veces llora,
¿qué oídos, ahora,
los escucharán?
Las vecinas cuentan que se fue muy lejos;
que vendrá muy pronto; que no volverá…
La humilde casita de los muebles viejos,
con una herradura clausurada esta.
¡Misterio! ¿Qué habrá?
Las vecinas cuentan que se fue muy lejos;
que reia alegre; que llorando va.
Una vieja fea que se dice tía,
con ella, sin duda, cual antes, ira:
¡Pobre Mimosita! De tal compañía,
¡qué mano piadosa la defenderá!
Nadie la vera,
y esa vieja fea que se dice tía
a buenos lugares no la llevará.
¡Qué recuerdo! Un hombre de mirada aviesa
rondaba su casa, un mes hace ya.
Ella le temía; su boca de fresa
asi me lo dijo, cuando estuve allí.
¿Vendrá? ¿No vendrá?
Sin duda aquel hombre de mirada aviesa
la llevó robada, y no volverá.
Era rico el hombre. Cadenas, sortijas,
lucia con aires de fastuosidad,
y dicen que hay madres que venden las hijas,
y hombres que las compran en tan tierna edad.
¡Que perversidad!
Era rico el hombre: cadenas, sortijas,
habrán sido el precio de su castidad.
Ojos de gacela de la Mimosita,
rizos de azabache de la Mimosita,
manos nacaradas de la Mimosita,
no os quiero evocar.
Lejos de su dulce voz arrulladora,
¿quién sabe si ríe? ¿quién sabe si llora?
Mejor es, ahora,
su historia olvidar.

 

 

BOŽIDAR PROROČIĆ

 

  

Canción de cuna para el amor

 

 

Algunos amores

nunca se realizan

algunos corazones

quedan capturados

en el mar infinito

Yo fui el marinero

y tú el faro

en el campo de los sueños

Quise robarte los sueños con 

la canción de cuna

y el mar y los barcos

cuando esté lejos de mi Cetinje

El cuneo se convierte

en secreto y en verdad

Y hoy vienes a todos mis sueños;

anhelante canción de cuna

el amor te llama

  

Versión de Zeljka Lovrencic

 

 

MANUEL ANDROS FLORES

 

  

Misterios gozosos

 

 

El misterio de tu respiración,
el cautiverio feliz entre tus piernas,
la distancia fresca entre tus pezones,
el sonido de tu voz que me nombra,
tus manos suaves que llevan damascos,
el roce de tu piel huracanada,
la sonrisa de la musa desaparecida,
el surco de seda con diamante,
pero sobre todo y ante todo
el misterio del ser que me comparte.

 

ROLANDO CÁRDENAS

 

  

Que tras esos muros

 

 

Desde afuera, qué intriga.
Quiénes habitan esa débil luz, indeterminada lámpara.
Quiénes son los comensales, quién el que no está.
Quiénes son los moradores, allá de sus visillos
prolongando sueños con silencios de abeja
escanciando en un gran rito rojo.
Qué tras esos muros que detienen nuestros pasos.
Cualquiera habitación es extraña, nos fecunda
con su misterio y debe transcurrir algo más que
la simple complicidad de la noche.
Cuerpos, rostros y manos colmando un hondo hallazgo,
muros que los protege, mesa que los perfuma.
Feroz en el ausente tras esos muros.
Bienvenido el que llega a reencontrar su lecho.
Todas las estaciones semejan casas incógnitas.
La abstraída presencia de llaves, de ventanas, de puertas,
son muros infranqueables para no profanar todas las vidas.
Qué, tras esos muros,
espesos de guardar una obstinada intimidad tan invencible.