viernes, 13 de mayo de 2022


ROSARIO SANSORES

 

 

Vuelo

 

 

Fuimos igual que dos aves cantando en la misma rama,
durmiendo en el mismo nido que nuestro amor entibió…
mas ahora siento el impulso de abrir mis trémulas alas
y te abandono y me voy.

El horizonte despliega su luminoso abanico.
Quiero atravesar de nuevo la inmensa distancia azul!
Abajo entre la cañada brilla la cinta del río
como un hilito de luz.

Quiero perderme en los aires, saberme de nuevo libre,
remontarme hasta las nubes, girar con loca embriaguez…
mirar de cerca la cresta de las montañas azules
y descender otra vez.

No nací para estar quieta, me enerva esta paz absurda,
mis alas se hicieron fuertes por el continuo volar
tú buscarás otra alondra para darle tu ternura
mientras yo, desde la altura,

escucharé tu cantar…

 

 

EMMA POSADA

 

  

Caracol

 

 

Caracol. Cartucho donde el mar ha guardado sus cantos. Receptor de armonías. Pergamino a medio enrollar, en el que están escritos los arabescos de las olas. De trampolín en trampolín de espumas ha llegado a mis pies.

Mi corazón, caracol que se quedó dormido en las playas de mi cuerpo; hoy ha soltado sus enigmas; ha cantado como el mar.

El caracol que estaba a mis pies se fue en un tumulto de olas…

Corazón, ¿qué olas te llevarán?

  

De: “Noche mendiga” 

 

 

FRANCISCO RUIZ UDIEL

 

  

Quiero morir en un poema



Quiero morir en un poema
y nunca levantarme,
dejarme caer en el cetro olvidado
del flanco de un pájaro
ser removido por el viento.
Nadie sabrá que he muerto,
me asfixiaré mil veces en el pulmón
que agoniza en tu pecho,
un cuerpo ahogado
cuando pases,
sin que lo sepas.

 

De: “Alguien me ve llorar en un sueño”

 

HERNANDO DE ACUÑA

 

  

Tiempo fue ya que Amor no me trataba

 

 

Tiempo fue ya que Amor no me trataba
con tamaña aspereza como ahora,
tiempo fue ya que puso en mi señora
honesta compasión, que no mostraba;

tiempo fue ya que en parte mejoraba
todo lo que mis daños empeora;
tiempo fue ya del cual una sola hora
con mil veces morir no se pagaba.

Háseme vuelto oscura noche el día,
turbóse el tiempo cuando más sereno,
el sol, cuando más claro, oscureció.

Amor tornó a seguir los que seguía,
y el bien que tuve, como bien ajeno,
de absoluto poder me le quitó.

 

 

CARLOS MARZAL

 

  

El jugador

 

 

Habitaba un infierno íntimo y clausurado, 
sin por ello dar muestras de enojo o contrición. 
En el club le envidiaban el temple de sus nervios 
y el supuesto calor de una hermosa muchacha 
cariñosa en exceso para ser su sobrina. 
Nunca le vi aplaudir carambolas ajenas 
ni prestar atención al halago del público. 
No se le conocía un oficio habitual, 
y a veces lo supuse viviendo en los billares, 
como una pieza más imprescindible al juego. 
Le oí decir hastiado un día a la muchacha: 
Sufría en ocasiones, cuando el juego importaba. 
Ahora no importa el juego. 

Tampoco el sufrimiento. 
Pero siento nostalgia de mi antigua desdicha. 
Al verlo recortado contra la oscuridad, 
en mangas de camisa, sosteniendo su taco, 
lo creí en ocasiones cifra de cualquier vida. 
Hoy rechazo, por falsa, la clara asociación: 
no siempre la existencia es noble como el juego, 
y hay siempre jugadores más nobles que la vida. 

 

FRANCISCO MADARIAGA

 

  

Lluvia en Las Pirquitas

a Leonardo Martínez



Va a seguir siendo mía la lluvia cuando yo muera,
todo va a seguir siendo mío,
el trueno conservará intacto su sonido casi negro
y el árbol a orillas del corral gozará con ese trueno,
mientras el olor a presencia de la tierra en la lluvia
será el mismo olor de mi ausencia.
Así le sucede y le sucederá a todo lo que es pertenencia del planeta.
Entonces, a no gemir, mi lejano palmar cuando yo muera,
porque somos un pormenor de presencia de lo inmortal.

  

Nota: Las Pirquitas, localidad turística sobre el rio del Valle, provincia de Catamarca, Argentina.