jueves, 23 de enero de 2025


 

ALDO VICENCIO

 


 

 

La elipsis en la flor

escucho las risas de mi padre y mi madre

escucho la respiración de este teclado;
la indicación de que algo desfallece apunta
                                                     hacia la puerta

lo negro se cierne sobre el umbral
                                                                           los pies evanescen
hay un animal soñando
                              (es el particular gusto a miedo)

“el animal que sueña”…probablemente es una dispersión de mí

como el primer llanto sobre una mano

ondas de aire en las cumbres
                                                      el rostro desvanecido a la mitad:
                                                      el río arrodillado que hierve sobre una boca infinita

escucho el pálpito frío del piso

escucho todo mi entorno,
y comprendo que hay algo que no me pertenece:
algo que no me puede signar como alguien

                                                     (la dirección que señala el aire, n a d a )

el revés del ojo es una vorágine de siluetas radiando

todo eso es un amor nuevo, supongo
                                                     el amor incierto,
ese no-retroceder, sino alzarse sobre unos dientes:
la creencia postrada sobre el rito,
y el rito inclinado ante la cotidianidad
[el Sol sonriendo en un cuenco]

alguien me dijo que solo escribo para mi
¿pero cómo puedo escribirme si no me veo?
la luz es vista y ceguera, una ardiente y blanca oscuridad

estoy tratando de devolver(me), de regresar a ti

soy un gazapo en su cubil
(el aire que me cierne es la hostilidad que desconoce la ternura de la tierra)

este páramo es frágil,
ensombrecido de tanto brillo, de tanta dicha

el costado del llanto roto alienta al cuello

el puño retuerce el sigilo de la bestia:
la sutileza de la raíces ha enrojeciendo mi sangre

                      [ahora lo noto, todo está tendido en la pureza del vacío]




 

HUGO OQUENDO-TORRES

 

 

 

Los gozos de la lluvia

 



Cuando

la lluvia

acaricia todo,

 

antes del alba

la Noche

tiende su vestido al sol;

 

en la mañana

es grato sorprenderla

desnuda

entre las sombras.

 

 

IKU TAKENAKA

 

  

 

Martillo

 

 

A
1 Vías de tren en marcha, vías de tren brillantes, cruzándose como cuchillos.
Vías de tren que se cruzan, traviesas que se extienden, formando líneas paralelas.
2 Vías de tren que se separan una tras otra, vías de tren, vías de tren.
3 El mar al fin.
4 Un barco de vapor flotando en el mar. Un muro gigantesco. Una negativa.
(El muro se interpone en nuestro camino)
5 Olas que intentan lavar la marca de francobordo, olas que se arrastran.

B
1 El cabello de una mujer ondea al viento, cabello sin rostro.
2 Una vela blanca ondeando.
3 En lo alto del mástil alto hay un marinero de servicio pintando.
4 Una vista de pájaro del mar, el mar que se acerca.
5 O, cayendo. El marinero cayendo.
6 Una lámpara de navegación hecha pedazos.

C
1 Un martillo, una mano que sostiene el martillo golpeando remaches, tan rápido que no puedes verlos.
2 La mano que descansa, pero la mano que no se abre.
3 Un vaso sanguíneo, un vaso sanguíneo que palpita.
4 Un montón de cadenas cayendo al mar.
5 Tragadas entre las olas, burbuja, burbuja, burbuja.
6 Ondas desvaneciéndose cada vez más suavemente.

 

 

IVÁN URIARTE

 

 

 

 

El Cristo de San Juan de la Cruz

 

 

El cuerpo del Nazareno perpendicular sobre la tierra los pies atornillados en su sitio herrumbrados los clavos en goteante constante sangre cayendo sobre nosotros en la inesperada tempestuosa noche que el Gólgota se puebla de calaveras.

Cristo vuelve crucificado

su vida pertenece a la cruz y la nuestra a su martirio.

Desde allí convocará a los vivos y a los muertos alrededor de él.

Estará su cuerpo con los brazos extendidos sobre

el mundo

alimentándonos

alimentando

a buitres y alimañas

para que las especies carnívoras proliferen y el espíritu de Dios se repantigue
sobre la tierra.

Cristo gira sobre el mundo

resplandece

sobre la cabeza de los hombres

coronados por fin

en el exacto lugar donde renacen las espinas.

Lanceteados

para que mane agua de todos los costados y corra sobre profundos vacíos mantos acuíferos.

Ese cuerpo creciendo sobre espacial iluminado cráter paralizará el orbe y
ordenará las estrellas

para reunirlas en un solo día.

El Mesías mecerá entonces al universo y los planetas se juntarán a su alrededor. Asteroides, cometas y galaxias verán por fin la gloria final de los tiempos.

 

 

ENRIQUE SOLINAS

 

 

 

 

El pozo

 



Tu madre abrió el sexo

y la música

para que vengas aquí;

 

abrió las puertas

del cielo y de la noche

para que vengas aquí;

 

y te dio a sombra

bajo la palabra estrella.

 

Cavó a un pozo

y allí estabas

bajo el negro árbol

de la esperanza.

 

La tierra te cubrió

y desde entonces

todo fue duelo

y fue triste,

 

y desde entonces

 

amaste y sufriste,

 

con devoción,

 

el pozo

que te vio nacer.

 

KAMANDA KAMA SYWOR

 

 

 


 

La gracia

 

              Hago voto de gracia.

              Mi destino hace de la nobleza una ofrenda divina.

              Los ritos que se mueven río arriba se metarfosean río abajo.

            Más allá de la pasión, ¡el sueño se expande donde el amor es un espectro de felicidad!

           ¡Yo amo! Construyo un nido para el amor en el gran silencio de la vida.

           Mezclo la dicha con el dulzor del mundo.

           Todo es verdad en el corazón que ama y desea.

           ¿La gracia? Es como un perfume natural que impregna el cuerpo,

                Te empapa con sus esencias desde el nacimiento hasta la muerte,

              ¡El fervor en el alma!

 

De: “L’espoir, source de vie”.