domingo, 9 de diciembre de 2018


ARGENTINA CASANOVA





Invocación



La palabra se vomita, astilla y moja
es peregrina de una ciudad a otra,
de un pueblo a otro del que heredamos solo murmullos
en las frases que palpitan en nuestros días
se resisten a morir al filo del silencio
de las voces que las invocaron
La palabra canta en los oídos
duerme bajo las sábanas, dispuesta al que la busca
Complaciente y furiosa persigue una vez que la pronuncias
Dispara el fuego cuando dices rojo y quema en el desierto
si la pronuncias agua inunda tu boca, corre por el tiempo
fuerza de río a tropel por los vados:
ahoga el maíz en los campos y las conciencias
Todas las palabras caben en la boca que las dicta
En la voz que las lee en la madrugada y en la hoja cortante de las
(civilizaciones
En el trozo de historia arrancado de las manos sangradas en la guerra
En el verso que retumba en los oídos con la fuerza del tiempo,
tambor de guerra a la civilización
Suelta amarras, abre las velas, tira los lastres por la borda
Oye la voz de la palabra que se anida en el pensamiento
despojada en el silencio calla, nos mira
Todo lo nombra y lo pronuncia
el cuerpo es el campo de batalla.


ANDREA CABEL GARCÍA





The Manza tibia code



INCLINADA y sin cualidades, mi espalda te agradece
Se encorva y disuelve todo el control del universo:
tus tendones y mis nervios, arpegios escogidos para unirse
Y cantar dolorosas sentencias, dolorosas despedidas,
dolorosas bienvenidas
A mi también me duele toda esa belleza
La del lunar de Carmen en tu pierna derecha
La de la forma de tus orejas cuando no encajan en la rutina

La de la mirada dios que no tiene piedad conmigo, ni contigo,
ni con ellos.

Sentarnos sería bueno, entonces.
Colocar un banco y una silla, dejar al gato sentarse también.
Sentarnos sin aspiraciones de postres dulces
o de constelaciones heridas
Solo abrir un sobre amarillo y colocarlo en agua tibia
Y dejar que el azúcar se vaya.
Sentarnos para que la tarde caiga despacio
sin hacer demasiado ruido

Y contar los aretes en una oreja, o en otra
Y darle nombres a nuestra relación: estrella, luna, noche, infierno, paraíso, nostalgia, bipolaridad, taquicardia, incendio, toxica receta de galletas de nuez, darle nombres
Y buscar palabras, y buscar relleno en una empanada
Llenar los formularios mientras silbamos
Ver que el sol en el minuto siete u ocho de la tarde se hace rojo,
se hace naranja
Cogernos las pestañas y morder fuertemente nuestra lengua
No decir lo prohibido
No decir sin azúcar, no tan caliente, no tan llena
Dejar que la taza sea una taza y que las palabras sean eso, nada más.

Dejar morir, dejar todos estos cuadernos, todas estas rayas que suben y bajan, dejar la decepción y la agonía, dejar de lado el carnaval de la mentira, dejar las botellas sin alcohol porque las dos, las dos tenemos el mismo diagnóstico: the manza code at six.
Y no soñar demasiado esta vez.
Dejar ir a la mujer que señala la cometa, o a la otra que se borró la cara, que borró todas sus señales, para no soñar demasiado y para mantener todavía estos discos que aunque abiertos, aun la sostienen.



DEREK WALCOTT





Las gaviotas discuten con el rocío de las olas...



Las gaviotas discuten con el rocío de las olas, mientras los rabihorcados
hacen círculos durante horas, en un batir de alas, alrededor del arrecife
donde un pontón se oxida. Un año ha finalizado sus tormentas, y los hombres
llenos de miedo han escudado las vidas como faroles de sus ventoleras,
o caído juntos en hogueras. Pero ahora se abren espacios azules como
hendiduras en el humo, los pájaros se pliegan en grietas de rocas
cuya arena ha sido rastrillada de huellas. La mar,
que se precia de que ningún hombre la marque,
aún ofrece tales lugares para la pluma egoísta,
y la isla de coral del cerebro tiene lugares donde la república
del pólipo fue construida para nosotros -cuevas hipnotizadas
que se agitan con la luz de la ola, jaras que blanquean
con indiferencia creciente madera flotante o barcos que se fueron a pique.
Tras un año podrías llamar guerra a la conmoción
de los bancos de arena cañoneados por las olas,
y los robos a pico armado que las gaviotas practican entre sí
porque todo es en honor del dios gaviota. Pero hay islotes donde nuestra
sombra es anónima, con pececillos cuya similitud se nos
escapa mientras la cadena del ancla matraquea desde la proa.


Versión de Vicente Araguas


ELMA MURRUGARRA





6:43 p.m. Caperucita roja



La niña roja
segura escoge la canción menos triste
La niña roja
curiosa elige el sendero más difícil
La niña roja
juega con el lobo sabiéndose libre


De: “Cuentos de Domingo”



LORENA HUITRÓN





La apariencia



Sin sacudir el aire
muerdes la voz y la sucedes
porque otro cuerpo sobreviene,
otro cuerpo cuyo nombre ya conoces.

Sujétalo.
Que no gima.
Has encontrado la apariencia.


ROXANA ELVRIDGE-THOMAS





Dolor 

Si ves el ciervo herido
que baja del monte, acelerado,
buscando, dolorido,
alivio al mal en un arroyo helado
y sediento al cristal se precipita,
no en el alivio, en el dolor me imita.
Juana Inés de la Cruz



Indigno romper de columnas desata su acero sediento y vierte calderas de hiel por aletargados, anatómicos surcos.
Rata enorme, enloquecida, clava colmillos certeros en pez por demás vulnerable.
Ciego látigo.
Perfora con furia resquicios, invierte el código errante, corroe los huecos.
Deslumbra, certero.
Indómito ser inasible, orada la fuerza, tuerce el sentido, aspira el aliento, desarma y se va.