The Manza tibia code
INCLINADA
y sin cualidades, mi espalda te agradece
Se
encorva y disuelve todo el control del universo:
tus
tendones y mis nervios, arpegios escogidos para unirse
Y
cantar dolorosas sentencias, dolorosas despedidas,
dolorosas
bienvenidas
A mi
también me duele toda esa belleza
La del
lunar de Carmen en tu pierna derecha
La de
la forma de tus orejas cuando no encajan en la rutina
La de
la mirada dios que no tiene piedad conmigo, ni contigo,
ni con
ellos.
Sentarnos
sería bueno, entonces.
Colocar
un banco y una silla, dejar al gato sentarse también.
Sentarnos
sin aspiraciones de postres dulces
o de constelaciones
heridas
Solo
abrir un sobre amarillo y colocarlo en agua tibia
Y dejar
que el azúcar se vaya.
Sentarnos
para que la tarde caiga despacio
sin
hacer demasiado ruido
Y
contar los aretes en una oreja, o en otra
Y darle
nombres a nuestra relación: estrella, luna, noche, infierno, paraíso,
nostalgia, bipolaridad, taquicardia, incendio, toxica receta de galletas de
nuez, darle nombres
Y
buscar palabras, y buscar relleno en una empanada
Llenar
los formularios mientras silbamos
Ver que
el sol en el minuto siete u ocho de la tarde se hace rojo,
se hace
naranja
Cogernos
las pestañas y morder fuertemente nuestra lengua
No
decir lo prohibido
No
decir sin azúcar, no tan caliente,
no tan llena
Dejar
que la taza sea una taza y que las palabras sean eso, nada más.
Dejar
morir, dejar todos estos cuadernos, todas estas rayas que suben y bajan, dejar
la decepción y la agonía, dejar de lado el carnaval de la mentira, dejar las
botellas sin alcohol porque las dos, las dos tenemos el mismo diagnóstico: the
manza code at six.
Y no
soñar demasiado esta vez.
Dejar
ir a la mujer que señala la cometa, o a la otra que se borró la cara, que borró
todas sus señales, para no soñar demasiado y para mantener todavía estos discos
que aunque abiertos, aun la sostienen.
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