jueves, 31 de mayo de 2012



FRANCISCO ÁLVAREZ





Breverías



97

¡Cómo me sorprendió la mansedumbre
de tus manos rozando mis mejillas!
Haz de esa iniciativa una costumbre,
yo seré el río, y tú las dos orillas.

ENRIQUE GRACIA TRINIDAD





El silencio ha crecido y está solo



                           "Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo
                           un silencio en el cielo, como de media hora" (8.1)

Buscaremos la risa de los niños
y no la encontraremos,
ese leve chasquido de las hojas
pisadas en los parques,
un susurro del sol en nuestro rostro,
el perfecto latido
que hace dormir la mano sobre el pecho,
ese temblor de azúcar y de sangre
que se esconde en los besos de la sombra.
Será búsqueda inútil,
tiempo desvencijado en los oídos.
Dormirán la canción,
los gritos de terror y la blasfemia,
el violín y la flauta, la cuchara,
el llanto de la mar contra la tarde.
No sonarán las copas ni el vino de las copas,
ni el viento en las ventanas, o la lluvia,
ni la tenue palabra de los enamorados.
No acudirán las órdenes al rostro
ni el grito a la garganta.
Durante el plazo estipulado
no se oirá al mercader,
estará mudo el padre de la patria,
volarán las canciones de cuna y las baladas
al país de los sueños,
y todos los relojes
contarán sin hablar treinta minutos.

Hasta la voz de Dios cumple el silencio


De "Tiempo de apocalipsis"

LEONARDO QUERCIO






Tu voz, tus sentidos  



Atisbo tímidamente tu magnificencia,
Recorro con mis ojos, escondido,
Tu entera belleza
Por dentro y por fuera,
Mujer perfecta
Quiero que me mires,
Que me dejes adorarte.
Quiero reconfortarme en el mar de tus versos,
Que profesan un espíritu libre,
Indócil y rebelde.
Quiero ensalzarte,
Que te sientas enorme
Con mis lisonjas arrobadoras;
Pero sobre todo,
Quiero para mí tu voz,
Y que todos tus sentidos,
Se indignen para que estés conmigo.

CECILIA VILLEGAS





Naufragio



Cada tarde
sentada a la orilla del mar del olvido
pensé en darte mi vida entera.

La vida se me quiso ir
como la espuma del mar entre mis dedos
y cuando zarpó tu barca
hacia el mar infinito
te observé de lejos en el horizonte
y mi alma naufragó en los recuerdos.

Y cuando cae la tarde
y llega la noche
aún te veo a lo lejos
y la estrella que me regala su luz
me muestra tu sonrisa
más allá del horizonte.

Y me duermo callada
bajo el cielo azabache,
cansada de estar siempre
recostada en la arena.

Y el mar me inunda toda,
un mar triste y sombrío
que me llena de bruma.
y despierto aturdida
por todos los recuerdos
y observo más allá
del horizonte infinito
que un barco de desdicha
se mezcla en nuestro mar.

Y se hunde mi vida,
y se empapan mis sueños de agua salada
volviendo nada la sonrisa
que tuve un día.

Y llega la tarde nuevamente
y vuelvo a pensar en ti
esperando quizás
que el barco que te acompaña
llegue a naufragar algún día
en el mar del olvido.
tal vez así
llegará el día.

Algún día
yo estaré sentada
a la orilla del mar de la esperanza
y tú decidirás volver
y llegarás ansioso
al puerto de mi vida
y anclarás tu barca
en el corazón marchito
que se consumió entre agua salada.

¡Date prisa amado!
todo acaba,
mi puerto se derrumba,
mi corazón se seca,
mi vida se marchita,
lentamente cae todo
en un mar de ilusiones muertas.

¡Pronto amado, pronto!
tú también te marchitas,
y se seca tu barca,
se seca tu alma, se seca tu vida.

¡Te mueres amado, te mueres!
mi puerto ya no te espera


DANESSA MONSALVE





Mi pensamiento



Algo nada cuerdo,

Me pregunto si esto es cierto

Si lo que pienso concuerda

Con lo que tú me haces dar vueltas,

Si aun mi cariño y inspiración 

Te pertenecen

Aunque las flores crecen

Yo sigo viendo todo verde

Fluyen mis palabras al escuchar tus pensamientos

Dime que tratas de hacer

Porque ya no quiero crecer

Tengo miedo de ver

Que todo se acaba

Mientras el tiempo pasa

Aunque…

Esto es verdadero?

Estaré segura de que esto no es un sueño?

Pero como decir eso

Si ya ni recuerdo

El día de mi nacimiento

Existo o no existo

Esto es Ficticio?

De pronto

Mi cabeza da vueltas

Tantas preguntas me ahorcan

Y sofocan, creo que las odio

No las soporto,

Prefiero Morir quemada

Que ahogada en un mar de preguntas

Que no quiero contestar

Porque prefiero Cantar y Respirar.

miércoles, 30 de mayo de 2012


GOYA GUTIÉRREZ



  


Ciudad de los amantes



entre las diagonales de su cuerpo
mis pasos indecisos te buscaban,
huyendo de esos túneles inmensos
que engullen el metal
de los atardeceres,
y traspasan como agujeros negros
la ciudad y sus sueños las espumas,
aleteaban crepúsculos del último verano
archipiélago en la arena
de sus brazos,
se presentaba octubre vestido
de promesas,
noviembre cobijaba el temblor
de caderas aún frescas
que ya diciembre helaba,
y sus noches violetas derramaban
esperas

paseábamos las horas de ida y vuelta
hacia aquellas afueras
de ciudad,
donde los arrabales
tiñen con su cemento
el humo engendrado de las fábricas,
y motores impúdicos violan
silencios
de jóvenes amándose en parcelas
sin dueño,

ya ascienden por los muros buganvillas,
colorean el aire presagian primaveras,
presencian las ágiles piernas decididas
de la mujer hacia una cita a ciegas,
¿y adónde estabas tú cuando el amor
empuja desde el mar como un útero?

allí, junto a la brasa de despierta
luna, el cálido remanso de tus ojos,
el agua de tus brazos
regresando
mi cuerpo hacia otros túneles
de océanos de mares y desiertos,

aquí, dentro de nuestros pechos
que agolpaban las noches y los días
destejiendo,
para al fin encontrar
la hebra de seda
que el amor escondía en sus dominios

Del libro "La mirada y el viaje" 

JOSÉ MARÍA HINOJOSA







Unidos por la luz




Bajo una misma luz
están nuestras cabezas.

Tu corazón y el mío
cantan sobre las piedras
cuando la noche oculta
los rugidos de fieras.

¿Tu corazón y el mío eran sólo de arena?

Por el desierto arrastran los camellos sus penas
y llevan en sus ojos oasis de palmeras.

¿Tú corazón y el mío
eran sólo de arena?

Por el desierto arrastran
los camellos sus penas
y llevan en sus ojos
oasis de palmeras.

¿Tu corazón y el mío
eran sólo de arena?

Nuestras sombras unidas
florecen en la tierra.


FRANCISCO ÁLVAREZ





Breverías


92

Sentirás una noche de repente
tibio temblor que sobre ti resbala.
No es el roce de un ángel con el ala,
sino mis labios al besar tu frente. 

ROGELIO GUEDEA





Bucólica



Y anduve tu cuerpo tierno como el retoño
     del alba

a caballo lo anduve de un falsete
     a otro

de sol a lluvia
de arroyo a tarde a pie

como quien busca un cabrito perdido
como quien come pitayas ensangrentadas
     lo anduve

así
en esa noche en que alborotada te elevabas
     del maizal
como güilota al tronar de mi escopeta.

PILAR PAZ PASAMAR





Coplillas de un secreto



Nadie lo sabe y lo dice:
sólo tú por mi secreto,
¿Con qué llave penetraste
por la cárcel de mi sueño?
Teníamos la frontera:
una almohada de por medio
y de pronto, enredadera
que va alzándose del suelo,
le diste alcance a mi sombra
y se iluminó el momento.
Está, bien, mucho mejor.
Así nos sabrán más frescos
los abrazos, ya no queda
vallado entre los dos huertos.
Si alzábamos ese muro
fue por gusto de romperlo
después, que sabe mejor
lo que antes tuvo misterio.
Cada noche, colocaba
en tus manos el llavero.
mira si lo deseaba,
y ya me estaba doliendo
que tú supieras de mí
todo, y un poquito menos.
Mi secreto ya no era
ni la sombra de un secreto.
Con tu amor, subió hacia arriba,
flotaba como algo muerto
sobre mi mar porque tú
alzaras después su peso:
y ya ni pesa siquiera.
Casi vuela, al extenderlo
como una sábana limpia
debajo de nuestros cuerpos.
Nos hizo cómplices. Puso
su sal, bajo nuestros besos
y que el mundo pareciese
recién estrenado, nuevo.
Que yo no quiero tener
-ay, amor, que no quiero tenerlo-,
que no quiero conservar
ni siquiera un pensamiento
con las raíces antiguas
clavándose en el pecho.


martes, 29 de mayo de 2012


FELIPE BENÍTEZ REYES





Persistencia del olvido



Recuerdo una ciudad como recuerdo un cuerpo.

Caía ya la luz sobre las calles
ya caía en tu cuerpo
-en un hotel oscuro, o en no sé
qué habitación sin muebles de no sé
qué ciudad- la luz agonizante
de velas encendidas.

Un temblor
de velas, o un temblor de árboles,
en el otoño sucedía  -no lo sé-
en la ciudad que no recuerdo
-ya esa desmemoriada sensación
de haber estado allí, ignoro adónde,
con alguien que no sé,
quizás en la ciudad que siempre olvido.

Tal vez era la lluvia: mi pasado
ocupa un escenario de calles desoladas.
Sin duda era la lluvia golpeando
los cristales de un taki, con alguien a mi lado,
con alguien que ha perdido
sus rasgos con el tiempo.

O era yo
-no lo sé-, tal vez yo mismo
reflejado en cristales mojados por la lluvia.
Quizás era en verano, no recuerdo,
y era otra ciudad la que ahora olvido.
Una ciudad con bares junto al mar,
donde tú nunca estabas.

No sé bien
qué ciudad era aquélla en que la luz
tenía la apariencia de una flor abrasada,
pero tus manos frías estaban en mis manos,
tal vez en algún cine con palcos de oro viejo,
en su caliente oscuridad.

Una ciudad
se vive como un cuerpo,
se olvida como él.

Posiblemente
ahora evoco ciudades que existieron
al lado de esos cuerpos que existieron
en ciudades que existen tal vez en el olvido.
Que deben existir, pero no sé.

PILAR PAZ PASAMAR






Amantes en la orilla



Me gustaría daros,
amantes en la orilla,
el tronco de algún árbol
donde pudierais todos
grabar las iniciales.
Un álamo o un pino,
o un roble, o algún chopo,
o la acacia de un parque
meticuloso y frío
que desdeñáis por este
salobre aire del mar.
Sí, un árbol para cada
pareja, un árbol trise
como todas las cosas
que sirven al recuerdo.
En el largo paseo
ni una mata, ni un trino,
ni una sombra. En lugar
de rosa y margarita
que deshojar, el alga,
la podrida y rotunda,
fuerte esencia marina.
El faro allá a lo lejos
ilumina de pronto
el abrazo furtivo
y hace, cómplice, guiños.
Un árbol sin raíces,
al aire, os traería.
Si alguna vez amantes
de este rincón, hubiera
olvidado el mensaje
de mayo, y la que os canta,
mi voz, ya no sintiera
su anuncio, os dejaría
mi garganta, y en ella
-como en un viejo tronco-
grabaríais el clásico
corazón, la promesa,
la inicial, y tal día
de tal año, en cualquiera
y feliz primavera.
Mi garganta aún podría
servir de algo al amor.

SERAFINA NÚÑEZ






Estancia de lo eterno



Amor de ti mi alma desdoblada
jadeando tu presencia a hez de hombres,
angustia de tu rostro la ganaba
en rara geometría y rudos cobres.

Polvo cansado por mi sien pasaba
-fechas, palomas, universos, nombres-
y el terrestre cuidado iluminaba
clima a tu reino en soledades pobres.

Amor de ti era sollozo ardiente
mordiendo el fruto de mi triste tarde.
Ahora te sello: ¡Oh huésped diferente!

Tu lluvia me desciende olor temprano,
tierno misterio entre mis venas arde
y es ya tu sombra el único verano.

FRANCISCO ÁLVAREZ






Breverías



100

Me acercaré a tu espalda con ternura
Reclinando en el hombro mi barbilla,
rozaré suavemente tu mejilla,
y anudarán mis brazos tu cintura.


JESÚS AGUADO






Estábamos ahí detrás del seto...




estábamos ahí detrás del seto
hendidos a buril en la espesura

estábamos ahí abrazados e inmóviles
a salvo de los perros de la casa

estábamos ahí
como piedras talladas por el canto del búho
como agua detenida por el canto del liquen
como raíz medicinal que aguardase a una enferma

estábamos ahí tras los arbustos
a salvo del bullicio feliz de las palabras
lo que dices de mí lo que digo de ti
las palabras que dicen
pon la cena el columpio chirría que se laven las manos
he encontrado ese vino que te gusta

estábamos ahí
sin las palabras
hundidos en la noche como huella en el barro
abrazados e inmóviles como el rayo en el tronco
a salvo del Estar y del Ahí
perros que muerden al extraño que salta el muro de la casa

estábamos ahí detrás del seto
como un poco de lluvia secándose en la cuerda de la ropa
besándonos despacio para parar el río
buscándonos despacio viviéndonos despacio
para parar el hielo y el deshielo
para parar las nubes y las águilas
para entrar muy despacio al cuarto donde duermen las
                       preguntas
para salir del tiempo sin salir de nosotros

estábamos ahí
sin arcos de palabras sin flechas de palabras
desarmados y solos como el óxido que baja por la verja
sin cepos de palabras sin lazos de palabras
sin tirachinas de palabras
abrazados e inmóviles como briznas de un nido
como una mariposa en el cuerno de un toro
como un cadete muerto en su trinchera
a salvo del Decir y del Nosotros
emboscados y tristes
lamiéndonos despacio desde nunca hacia nunca
pulsándonos despacio como a un violín los cambios de
                       humedad
cerrándonos despacio las madrigueras del deseo
mientras ladran los canes y olfatean
mientras ladra el Decir ladra el Nosotros
mientras ladran a coro las palabras
lo que dices de mí lo que digo de ti

ayúdame a peinarme la leche no está fresca
gracias por el jersey gracias por tu sonrisa
hoy te toca fregar ya mí las camas
ayer no te acordaste de recoger las fotos
se han mustiado las rosas pero no los geranios

estábamos ahí
sembrándonos semillas de dedos y de bocas
la pepita el carozo las costillas los tarsos
sembrándonos el árbol de los huesos
arrojando caricias como grano en el surco
arándonos a espalda de los bueyes pesados del espíritu

estábamos ahí detrás del seto
no en silencio pues éste mana de las palabras
cercados por hurones por babosas
por pistilos y abejas por el viento y un trozo de papel
no en silencio pues éste se calla en las palabras
el silencio se calla dentro de las palabras
a salvo del Estar y del Ahí
que se llenan la panza con todas tus palabras y las mías
palabras como pienso que trituran sus dientes
montones de palabras que les mantienen vivos y excitados
palabras recogidas en platos de silencio
que les hacen saltar mancharte con sus patas aullar a los
                             de afuera
palabras que alimentan la exclusión

estábamos ahí tras los arbustos
como tréboles setas coccinelas
como asteroides recién precipitados del olvido
como el tallo espinoso de la nada
como torpes alumnos del sauce y la colina
como luz rebotando de tu cuerpo a mi cuerpo de pared a
                        pared
quitándonos despacio los ladrillos
quitándonos ladrillos uno al otro para poner un claro del
bosque entre los dos
atesorando fórmulas para el tiempo del caos

estábamos ahí
esculpiendo la luz en la espesura

estábamos ahí detrás del seto
como ladrones sin pasado
ladrones sin más plan que no ser atrapados por la Historia
ladrones con las manos vacías de vacío
ladrones sin ganzúas sin linternas sin guantes sin
                    cronómetros
sin pólvora futura ni el cortafrío del presente
ladrones sin sintaxis ni pistolas
plantados en un robo como en una maceta
plantados en el plano de una casa como alfileres en un
                     corcho
plantados en el antes y el después como una jabalina
                     lanzada contra un ñu

estábamos ahí
soldados a la noche como planchas de un barco a la deriva
sorbiéndonos y siendo sorbidos por los líquidos
fantasma naufragando en un fantasma

estábamos ahí
entre el bosque y la casa
tras un seto
a salvo del Decir que rompe el espinazo de los gatos
a salvo del Estar que acorrala a los topos
a salvo del Nosotros que acecha a los gorriones
a salvo del Ahí que gruñe al visitante
a salvo del desfile de palabras que aplastan tulipanes y
                       magnolias
lo que dices de mí lo que digo de ti
barnizar las persianas me llevará una tarde por lo menos
el paquete de harina me recuerda a tu amigo
me esconderé en el gel cuando te duches
te vi en mi pesadilla con treinta y dos cabezas de lechuga
haz copia de esta llave haz copia de tu lengua

estábamos ahí
abrazados e inmóviles como raíles a la tierra
como una copa al agua que derrama
desmigajados como para un cuervo
desorientados como la brújula prendida de un imán
abrazados e inmóviles como el humo y los troncos
como el mirlo y sus trinos
como el tren y el temblor y el pasajero

estábamos ahí detrás de los arbustos
no escuchando las risas ni los discos ni los coches
frenando al llegar a la curva
no mirando los globos de colores
no oliendo las galletas horneándose
a salvo del Nosotros anfitrión de una fiesta
a salvo del Decir malabarista
a salvo del Estar que sirve canapés
a salvo del Ahí que guarda los abrigos
abrazados e inmóviles como nutrias de agua
como milanos de aire
como arcilla en la piel del alfarero
no sintiendo el relente que empapa las hamacas y los
                 toldos y riza los cabellos de los que bailan en el
                 porche
no atendiendo al silencio de todas las palabras
lo que dices de mí lo que digo de ti
nos vamos a tu casa. lo siento eres mi tipo. pues más a
                mi favor. es que jamás me acuesto con hombres
                que me gustan estropea las cosas cuando todo
                termina, estoy a tiempo aún de no gustarte si me
                das media hora, es tarde para el tiempo y es tarde
                para ti ya me gustas muchísimo. soy horrible lo
                 juro.
para mí una ginebra yo seguiré con blanco
me han hablado de ti me han dicho que eres dulce y
               optimista
el dinero ya sabes sólo sirve a la nada mientras más menos
               eres
he dejado a las niñas con mi primo

estábamos ahí
abrazados e inmóviles
inocupados como los bancos de una plaza un día de tormenta
desiertos como el iris de un cervatillo muerto
desposeídos como una cantera de reptiles
inobservados como las tejas de una torre
a salvo del Abrazo y de lo Inmóvil
esos perros rabiosos que atacan a sus dueños
a salvo del Abrazo que le ofrece tus ojos a los pulpos
cuando intentas salvar al que se ahoga
a salvo de lo Inmóvil que transforma este punto en una
                    cárcel

estábamos ahí
entre el bosque y la casa
dilucidados por el canto de un bosque y una casa
dilucidados por el humus las brácteas las mantis
                    religiosas
dilucidados por el canto de ventanas y puertas
abiertos al sentido abiertos los sentidos
penetrando en lo otro que no es otro
cayendo hacia lo otro desde un puente pintado sobre el
                    agua
cruzando a la otra orilla sobre balsa de espejos
dilucidados por el canto que salva de lo Otro
dilucidados por el canto que nos salva del Entre

estábamos ahí tras los arbustos
ausentes de la punta de una lanza que viaja por nosotros
                    como un escarabajo por el hueco de un árbol
la punta de una lanza que no gobierna ya ni el asa ni la
                    elíptica de un tiro
la punta de una lanza que abreva en el hilillo de una
                    sangre inmóvil y abrazada a nuestras bocas
ausentes del galápago que desova en la playa del silencio
ausentes de las fresas y del muérdago
más allá del Decir y del Nosotros
esas ratas que rompen los huevos del galápago
más allá del Estar y del Ahí
ese tifón que arrasa las playas y la ausencia
más allá de las fresas comparadas con labios y más allá
                     del muérdago que desvela los símbolos
ausentes y presentes como el cielo reflejado en un lago
lo que dices de mí lo que digo de ti
le pondría una pizca de salvia y de tomillo
el dolor no me sirve para entender los nardos
esa novela es buena pero mejor que la olvidemos
no descuides tu tierna hipocresía cuando te lo presente

estábamos ahí
hendidos a buril en la espesura
hendidos a buril por el vacío
una fragua encendida en la espesura
un taller de escultor con lascas de vacío
dos cuerpos que se cruzan en la fronda como huenas de
                   zorro con huenas de gineta
cuerpos que en vez de manos tienen cambios de agujas
cuerpos que en vez de cuerpos son minas de antracita
hendidos muy despacio con golpes de vacío
borrados por el canto del murete por el canto de la
cancela por el canto del chumbo
cuerpos o vagonetas herrados al vacío
cuerpos para una estatua del vacío

estábamos ahí
barriendo la hojarasca de nuestro Corazón con la escoba
                      del cuerpo
barriendo la hojarasca de los músculos con movimientos
                      limpios de cadera
barriendo la hojarasca del antes y el después para
                      quemarla ahora en nuestro sexo
desocultados como un salto de jaguar hacia una iguana pero
                      ocultados como iguana en una poza
desocultados y ocultados como la palabra en el canto

estábamos ahí tras los arbustos
velando nuestro estar dormidos como espigas dormidos como
                      calabazas dormidos como peras en un árbol
velando la respiración de la cosa en la cosa y del cuerpo
                      en el cuerpo
velando el transcurrir del tiempo deteniéndose en el
                      tiempo
atentos al hidrógeno que avanza por la savia como una
                      bicicleta que colgada de un gancho escala su pared
                      sin miedo al precipicio
atentos al arroz que avanza por el humedal como el cielo
                      recorre una cometa enredada en los cables de la luz
cuidando las raíces de la noche las raíces que sanan a la
                      enferma

estábamos ahí detrás del seto
anadeando en el estanque de los muslos
a salvo del Decir y del Nosotros
lo que dices de mí lo que digo de ti
me sentiré culpable de nuestro apocalipsis
atrácala a la carta. sitar gratis. sé de crema mercedes.
                       reconocer. radar
la tenía en mis menos y la echaba de manos
las alarmas no sirven si es un profesional el que te besa
tanto pan de centeno y luego los bombones
y bájame la cremallera sin exiliar tu boca de mi nuca sin
                       que levante el vuelo tu mano del pezón sin que
                       abandone el monte de mis nalgas tu cintura rebelde
                       alzada en armas
si la amnesia es un don sé entonces mi accidente
crocanti y leche condensada una hora a fuego lento y está
                       listo

estábamos ahí tras los arbustos
orinados por hadas y unicornios
orinados por la velocidad por la imaginación por las
                       metáforas
empapados de olor pero inmutables como el musgo o la
                       esquina como el tocón o el grifo que surte a la
                       manguera
manchados con la orina del lenguaje
orinados por todas las palabras que después de aliviarse
                       se olvidan de nosotros
manchados de silencio
manchados por las heces de la nada
orinados por gnomos y por sílfides por hidras y por
                       monstruos
orinados por máscaras y voces
orinados por Ti y por Mí por el Entre y el Ser por Ahora y
                       por Nunca

estábamos ahí
desmigajados como para un pez

estábamos ahí detrás del seto
viéndonos despacio para burlar la Vida
urmiendo a las preguntas para salir del tiempo sin salir
                      de nosotros
estábamos ahí tras los arbustos
desgajados de todas las palabras
lo que dices de mí lo que digo de ti
mejor llévate un chal si te vas a la guerra
otro avión se ha estrellado
tantos mueren de sed y nosotros piscinas y piscinas
minas antipersona en la contienda
un solo mandamiento es necesario no usarás ya más
                        pronombres posesivos

estábamos ahí
detrás de los arbustos
o tras el seto
abrazados e inmóviles
como raíz medicinal en manos de una enferma
a salvo de los perros de la casa
esperando
esperando
esperando el poema




lunes, 28 de mayo de 2012


FRANCISCO ÁLVAREZ






Breverías



123

Déjame entrar en ti por las esquinas,
tocándote la mano con la mano,
el brazo en la cintura si caminas,
o el beso del amigo o del hermano.

Pero ábrete también a mis deseos,
con impulsos desnudos y humedades,
sin escrúpulos y sin titubeos,
con invasiones y voracidades.

JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ






Bezahar


   Míos fueron, mi corazón,
 los vuestros ojos morenos.
¿Quién los hizo ser ajenos?
Cancionero anónimo

En estos tiempos que corren, provechoso es disponer
de una mujer hermosa
       Alessandra Mancinghi-Strozzi

      Estas divertidas divagaciones levantaron por un
          momento su ánimo, y entregose a la contemplación
Joris-Karl Huysmans



El oro de la tarde
sobre el mar de tu cuerpo

El crepúsculo ardiendo en tu mirada

El ulular de sirenas de tus entrañas

Nuestras lenguas enlazándose como pájaros suntuosos

Contemplando tu belleza y mi deseo
acepto la vida