lunes, 20 de octubre de 2025


 

MOSAB ABU TOHA

 

 

 

Un padre despierta de noche y mira

rayas de colores sobre el muro.

Las hizo su hija de cuatro años.

Esas rayas están a metro veinte de altura,

el próximo año estarán a metro y medio.

Pero espera,

la pintora murió

en un bombardeo.

 

Ya no hay colores.

Tampoco muros.

 

 

GLORIA POSADA

 

  

País



Quiénes
serán perseguidos
y huirán
de sus tierras
casas
cultivos

En selvas y ciudades
en la intemperie
sanarán algún día
sus heridas

Quiénes quedarán
en sus campos
tendidos
sin poder levantarse
y correr

 

ELVIRA ALEJANDRA QUINTERO

 

  

La sombra

 

 

Me vuelvo a mirar las cosas que dejé a mi paso.
Una sombra late, respira, se acobarda.
Se dibuja una tensa mueca propia frente a un espejo fraccionado.
Me digo No es nada así los meses se sumen inasibles con cierta ironía bajo los libros.
No es nada así no hayamos aprendido la noticia
Y sea nuestra propia sombra la que se subleva por la espalda.

Me calmo, me calmo.
Pues, ¿qué será de mí frente a la pared blanca cuando las palomas hayan dibujado su propia respuesta?

Me vuelvo a recoger la mirada de oriente.
El sol es poco, es poco.
Oh, ¡si pudiera destruir el pequeño halo de los relojes!

Abro una puerta
Me vuelvo y reconozco la voz que dejé atrás
Cierto paso de baile que aún no está a tono
La sonrisa pintada que repite No es así
No es así como te imaginé aquella ocasión en que tenías Doce años.

Me vuelvo.
¿Eres otra?
¿Es un espejo la puerta que abro?
Me vuelvo, me vuelvo.

 

ALFRED M. WORDEN

 

  

Hola Tierra

 


Hola Tierra:

 

Te veo brillar a través del brillo del espacio,

flotando en el vacío aceitoso,

una calma alrededor de tu rostro.

 

Hola Tierra:

 

Es evidente que ocultas problemas mundanos de mi vista.​​ 

¿Será que olvidas que soy mundano?

 

Hola Tierra:

 

Por favor, deja de fingir.

Eres impecable, nueva y pura.

Las cicatrices que ocultas solo aumentan tu atractivo.

 

Hola Tierra:

 

Ojalá respondieras.

Y al responder, haz un balance.

 

Está claro que eres una nave espacial

y debes conformarte con lo que tienes.

 

Hola Tierra:

 

Tu vida es finita.

¿La respuesta está aquí afuera?

Si no resolvemos tus problemas,

la vida en la Tierra podría ser demasiado cara.

 

Hola Tierra:

 

¡Saludos desde Endeavour!

  

Versión de Julián Axat

De: “Hello Earth, Greetings from Endeavour”

 

 

IVAN POZZONI

   

 

La enfermedad invectiva

 


Para descubrir las causas de mi experiencia disentérica en cada evento,

vertieron tinta, un gran error, en la cánula del gastroscopio,

los médicos patólogos, y me diagnosticaron la enfermedad invectiva,

asociada al reflujo literario, que me bajaba por el esófago y me oxidaba las encías.

 

Cuando, como un perro cínico con collar, olfateo el olor de la mala moral o el hedor de la egolatría,

no tolero al otro-mundo, víctima de una xenofobia excesiva,

olvido toda forma de juego limpio, me hundo en la niebla del Berserker,

furioso y negro como un zulú obligado a soportar a un afrikaner,

hablo de romaní a sinti, de sinti a gitano, de gitano a rumano, de rumano a romaní...

y no puedo contenerme gritando Hitler Aleikhem Shalom.

 

Si no te digiero, oiré «hou, hou, hou», como Leónidas en las Termópilas,

identificando a los gusanos que me rodean, de ahí el aumento de mis eosinófilos,

emito ácido clorhídrico en exceso y dejo de desinhibir la bomba de protones

con la desesperación de Mazinger rechazado por la mujer biónica,

escupiendo hectolitros de cianuro en mi cara con la habilidad de Naja nigricollis

en la cara de quien, dándome aburrimiento, sea condenado a golpearse la cabeza contra la pared.

 

Comprender el ethos de mi vida necesitada de ataraxia,

el bárbaro se encuentra con el ciudadano en la chôra de la anti-'poesía',

todos ustedes, nadie excluido, se verán obligados a aventurarse en grupo

en los laberínticos meandros de mi invectiva.

 


AFFECTIO SOCIETATIS

 

 

 

Un mercado quemado de más

 


Otra vez llamas, otra vez cenizas,

un mercado reducido a defenderse.

Assiyéyé, Adidogomé, un grito de dolor,

cada puesto destruido rompe un corazón.

Nuestros padres, comerciantes, lloran su pérdida,

y nosotros, sus hijos, cargamos con la pena.

Cada llama que danza bajo este cielo gris

extingue una esperanza, un futuro construido.

El fuego consume más que bienes,

devora vidas, sueños, empresas.

Pueblo togolés, esto no es obra del azar,

sino un grito de alerta, una pesadilla siniestra.

Indígnate, el silencio es una traición,

frente a las brasas del abandono.

Porque cuando un mercado arde, es un pueblo herido,

una nación entera que pierde su orgullo.

Levántate, unido, por nuestros padres, por nuestros derechos,

Y que la justicia ilumine por fin nuestro camino.

 

 

Nota: Affectio Societatis (Togo) es seudónimo de Honoré Sitsopé Sokpor.