lunes, 22 de julio de 2013

LUISA CASTRO




Más que en el armador...



                    Más que en el armador.
Más que en el armador con cara de satisfecho.
Víctima
de tus caprichos.

De "Ballenas"


JUAN LARREA



  
Verdad capital



Como ala una concesión a la sombra
un gusto definido por los peligros al sol
una vida corta
una reserva prudente

En la escuela de los vencidos el hollín empavesa sus ventanas
el rosal que te ignora ocupa aquí poco sitio
las contingencias se agolpan a la puerta como mendigos
el error se guía por su volumen

La tormenta flaquea en la espera
                                                                    La mía



MARIO BENEDETTI




Triste n° 1



Por la memoria vagamos descalzos
seguimos el garabato de la lluvia
hasta la tristeza que es el hogar destino
la tristeza almacena los desastres del alma
o sea lo mejorcito de nosotros mismos
digamos esperanzas sacrificios amores.

A la tristeza no hay quien la despoje
es transparente como un rayo de luna
fiel a determinadas alegrías.

Nacemos tristes y morimos tristes
pero en el entretiempo amamos cuerpos
cuya triste belleza es un milagro.

Vamos descalzos en peregrinación
triste tristeza llena eres de gracia
tu savia dulce nos acepta tristes.

El garabato de la lluvia nos conduce
hasta el hogar destino que siempre has sido
tristeza enamorada y clandestina

Y allí rodeada de tus frágiles dogmas
de tus lágrimas secas / de tu siglo de sueños
nos abrazas como anticipo del placer.


SERGIO MONDRAGÓN



  
Kind of blues



trompeta triste trompeta alegre
trompeta que subes la escalera llegas hasta mi estancia
hasta la nostalgia de mi máquina de escribir
trompeta de Miles Davis que narras viejas historias de tu raza negra
historias de tu esperanza atada por mis dedos
estos dedos que son los dedos de mi padre
los dedos de mis hermanos, de mis enemigos
los dedos de las mujeres que rezaron y cogieron conmigo toda la noche
los dedos de mi vieja tarántula que mastica debajo de la higuera
trompeta escanciada como vino de viñas asoleadas
piadosas viñas de ashram junto al río
trompeta de Davis que tomas la forma de mi falo para ensuciar con flores blancas tu secreto
tu piel de seda tu piano de oscuro cedro
tu piano de copas volcadas sobre el tablero de ajedrez
tu piano ah tu piano tu trompeta de Davis
trompeta, así vas a sonar a la hora de mi muerte
a la hora en que descienda a la tierra del brazo de mis hermanos
todos ataviados de blanco
todos con los brazos cruzados cerrando el círculo de plata
como nos enseñara el viejo Gurú aquella mañana de alcatraces
trompeta, ya te fuiste
ya cayó sobre los discos el frenesí de un Godot
la obsesión de un Howard Frankl, la cal de Octavio Paz espiando las poses de los dioses
la carrera tras la llave que mis dedos bucean
el magnífico calypso que una mujer nos desgrana desde su ventana
como mazorcas mexicanas inscritas en los hábiles dedos de mi mano derecha
Miles Davis, trompeta
te subiste el cuello de tu trinchera amarilla
aquella madrugada
a la salida del club en San Francisco.




ENZIA VERDUCHI




Dudas del Astronauta
  
                                                  todo regreso es imán
                                                  de la posición de equilibrio.
                                                  José Carlos Becerra



Desde el balcón del universo
el astronauta acaricia en la pantalla su virtual Oklahoma.
¿Qué hace un vaquero en la exosfera
exhibiendo sus debilidades y virtudes
por circuito cerrado en Cabo Cañaveral?
No es tiempo de ermitaños en busca
de la dentadura postiza
entre la presión y el volumen;
ni de héroes en misiones orbitales que no logran
un cuarto de página en los periódicos.
Es cierto, el mundo es breve,
pero este pequeño paso para el hombre
no parece un gran paso para la humanidad.


De  “El bosque de la hormiga”



CARLOS PELLICER




Mi voluntad de ser no tiene cielo...



Mi voluntad de ser no tiene cielo;
sólo mira hacia abajo y sin mirada.
¿Luz de la tarde o de la madrugada?
Mi voluntad de ser no tiene cielo.

Ni la penumbra de un hermoso duelo
ennoblece mi carne afortunada.
Vida de estatua, muerte inhabitada
sin la jardinería de un anhelo.

Un dormir sin soñar calla y sombrea
el prodigioso imperio de mis ojos
reducido a los grises de una aldea.

Sin la ausencia presente de un pañuelo
se van los días en pobres manojos.
Mi voluntad de ser no tiene cielo.