martes, 4 de octubre de 2016


MARISOL VERA GUERRA




Muñeca



Eusebia zurce trozos del día
para remendar mi Sino –deshilachado en otra hora
por los perros–; aquí borda un alelí,
acá mariposas
tejos / nubes / la cola airosa de la zorra
un
vestido azul envuelve
a mi muñeca / las manos milenarias de mi abuela
ajustan con esmero los estambres
el canesú / las lentejuelas
y al centro de su pecho / una garra con azúcar.




ANA CRISTINA CESAR




  
Nada disimula la perfección del amor...



Nada disimula la perfección del amor.
Un auto en marcha atrás. Memoria del agua en movimiento. Beso.
Gusto particular de tu boca. Ultimo tren subiendo al
cielo.
Aguzo el oído.
Los aparatos que sólo hacen sonido ocupan el lugar
clandestino de la felicidad.
Necesito atarme al velamen con mis propias manos.
Sirgar.
Desde aquí al fondo de la reserva forestal oigo cosas que
nunca oí, pájaros que gimen.


De: "Guantes de gamuza y otros poemas"



LORE MÉNDEZ




Abriendo el Placard



Me piden
que gire
que vuelque
que festeje
el zig-zag

¿acaso conocen
de mi
       vértigo?

Me hablan de
las ventajas
de volar,
del aire flotando
frotando
la cara

¿acaso no ven
que me crecen
pelos
y no
alas?

Me muestran
la salvación de
los códigos,
los antidepresivos,
la biblia,
el talmud,
el corán

¿acaso preguntan
porqué
me dejé
el corazón
ahorcado
en una percha?





RICARDO RUBIO



  
Dónde el terruño



La calle es hija de los lamentos de siempre
en los que flota una negra sangre sin arraigo,
sin milenios ni destino,
sin sol de siempre.
Olvidados de la risa
nos movemos sin auténticas manos,
instantáneos, repetidos,
con puro viento hurónico y loco.
La noche se invade y se bestia,
el silencio se desenvuelve;
y la niebla cae, y el odio y el volcán.
Cada vez que la tierra entreabre sus lamentos
se me bruma el alma.



DANIEL MEDINA ROSADO



  
La sangre



Como una mala traducción del vino
recorrerá tu organismo.
Hervirá en los instantes negros de la luz
drenando la nieve seca en tu cerebro.

Caminando por el cielo
o alcanzando las bengalas
de una guerra o una revolución,

se manifestará sin razón alguna.





NATALIA ROMERO



  
Pasa un avión



Justo arriba mío
cuando levanto la vista pasa un avión.
Lo veo volar lento
cruza por el cielo la entrada del patio
y sé que allá
mantiene la potencia de su velocidad.
Veo la línea fina como de hielo
que deja en el celeste del mediodía.
Desde acá abajo
percibo tan distinta
la distancia.
Es como contarte esto
mientras no estás
o no poder decirte nada
como ahora, que el sol da de lleno
sobre las plantas
y te digo mirá
qué lindas las hojas
y no digo nada más
y el agua que cae sobre las macetas
dibuja la misma línea
que en el cielo dejó el avión.