Dónde
el terruño
La
calle es hija de los lamentos de siempre
en los que flota una negra sangre sin arraigo,
sin milenios ni destino,
sin sol de siempre.
Olvidados de la risa
nos movemos sin auténticas manos,
instantáneos, repetidos,
con puro viento hurónico y loco.
La noche se invade y se bestia,
el silencio se desenvuelve;
y la niebla cae, y el odio y el volcán.
Cada vez que la tierra entreabre sus lamentos
se me bruma el alma.
en los que flota una negra sangre sin arraigo,
sin milenios ni destino,
sin sol de siempre.
Olvidados de la risa
nos movemos sin auténticas manos,
instantáneos, repetidos,
con puro viento hurónico y loco.
La noche se invade y se bestia,
el silencio se desenvuelve;
y la niebla cae, y el odio y el volcán.
Cada vez que la tierra entreabre sus lamentos
se me bruma el alma.
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