lunes, 19 de septiembre de 2022


 

GABRIEL JAIME CARO

  

 

Dolores del Río y Sarita

 

 

Dolores del Río y Sarita

tenían cada una un millón de dólares

en 1957.

Mientras mi padre pensaba

alimentarnos con amor.

 

CARLOS MARTÍN

 

  

Huésped de la niebla

A Gustavo Adolfo Bécquer

 

 

Entre los brazos de la enredadera
la ventana de párpado cerrado
llora la ausencia de la primavera.

Y el temblor de tu canto enamorado,
por el blanco camino carretero,
te arrastra en sangre, nardo y luz bañado.

Árbol que llora en cielo verdadero
con voz de rima y ruiseñor herido
de amor y luna y llanto prisionero.

Un caracol de sangre en pecho ardido
murmura tu presencia de alba pura
por el sueño recién anochecido.

Una ola de música apresura
su temblor de guitarra destrozada
entre los brazos de la desventura.

Qué río con estrellas tu mirada!
Qué llama de jazmín tu frente ardida!
Qué isla de tu sueño desterrada!

En instantes de alondra repetida
de sangre, nieve y luna la amorosa
canción de blancas alas detenida.

Golondrina de sueño y mariposa,
tu saeta en el alma se ha clavado,
volando voladora y temblorosa.

Hilo de luz al infinito atado
y huésped-ruiseñor de niebla y nieve
al olvido y al tiempo arrebatado.

Llegando al corazón como a leve
arpa irreal, tu rima verdadera,
con pecho de cristal, volando mueve
todas las alas de la primavera.

 

JUANA VÁZQUEZ

 

 


 

Me llaman por mi nombre.

Uno más en el vacío del universo.

Nombre compartido

interino…

Nombre que nada significa

palabra que alguien dibujó con agua.

No hay algo más allá que me descifre.

La Puerta está herméticamente cerrada.

Balbuceo de preguntas es mi diario existir

pues me muevo en la herida de lo indefinido.

¿Será esto la penumbra de la noche eterna

llena de enigmas oblicuos?

Las alondras no dan sentido a las albas

que trenzan el tiempo entre susurros

y pálidos colores.

Los gorriones los ruiseñores los jilgueros

vuelan sin saber adónde van

y filtran otra música llena de premoniciones

aunque no entiendo su lenguaje.

La vida está llena de grafías

pero no son reveladoras de nada

pues no tienen la fórmula

del Primer Manuscrito.

Y es que olvidamos el Código Primigenio.

¿De qué valen los libros sagrados y la historia

si son jeroglíficos de caos

que no interpretan

la clave del Silencio

que día a día amanece muda como mi nombre?

  

De: “Voz de niebla”

 

GLORIA FORTÚN

 

 

4

 

Bonjour Tristesse. Jirones matinales de tristeza.

Anoche soñé que me levantaba a desayunar y en la cocina me esperaba Renata Adler. Me tendió una taza de café y un cuaderno. Lo hojeé. Tenía las páginas en blanco.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca. Aprende de tu vecina el Alma. Ella es libre, libre.

Pues sí. Hay gente que tiene el poder de abandonar. Que como no puede tenerlo todo, decide no tener nada. Y que cuando se marcha es como si alguien encendiera todas las luces.

Y sí. Tengo que aceptar que mi relación más sana y duradera ha sido con Charlotte Brontë.

Las Grandes Capitanas de mi habitación estuvieron ahí cuando nadie más lo hizo.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca.

De sus brazos a los de una monstruosa amante llamada soledad.

A partir de ahora, cuando quiera tocar su cuerpo, tendré que tocar el mío.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca. Resiste, corazón, a los embistes de Mundocruel.

Gritaremos poemas por la ventana, como si fuera una serenata inversa.

Y un día me miraré al espejo y volveré a decirme: pero qué guapísima te pones cuando escribes.

Llora, corazón, pero no te rompas nunca.

 

De: “Todas mis palabras son azores salvajes”

 

JUAN L. ORTIZ

 

 

Para que los hombres

 

 

Para que los hombres no tengan vergüenza
de la belleza de las flores,
para que las cosas sean ellas mismas: formas sensibles
o profundas de la unidad o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo,
con el semblante emocionado y pasajero de nuestros sueños,
o la armonía de nuestra paz en la soledad de nuestro pensamiento,
para que podamos mirar y tocar sin pudor
las flores, sí, todas las flores
y seamos iguales a nosotros mismos en la hermandad delicada,
para que las cosas no sean mercancías,
y se abra como una flor toda la nobleza del hombre:
iremos todos hasta nuestro extremo límite,
nos perderemos en la hora del don con la sonrisa
anónima y segura de una simiente en la noche de la tierra.

 

ALMAFUERTE

 

  

Pasión

 

 

I

 

Tú tienes, para mí, todo lo bello

que cielo, tierra y corazón abarcan;

la atracción estelar ¡de esas estrellas

que atraen como tus lágrimas!;

 

 

II

 

La sinfonía sacra de los seres,

los vientos, los bosques y las aguas,

en el lenguaje mudo de tus ojos

que, mirándome, hablan;

 

 

III

 

Los atrevidos rasgos de las cumbres

que la celeste inmensidad asaltan,

en las gentiles curvas de tu seno…

¡oh, colina sagrada!

 

 

IV

 

Y el desdeñoso arrastre de las olas

sobre los verdes juncos y las algas,

en el raudo vagar de tu memoria

por mi vida de paria.

 

 

V

 

Yo tengo, para ti, todo lo noble

que cielo, tierra y corazón abarcan;

el calor de los soles, ¡de los soles

que, como yo, te aman!;

 

 

VI

 

El gemido profundo de las ondas

que mueren a tus pies sobre la playa,

en el tapiz purpúreo de mi espíritu

abatido a tus plantas;

 

 

VII

 

La castidad celeste de los besos

de tu madre bendita, en la mañana,

en la caricia augusta con que tierna

te circunda mi alma.

 

 

VIII

 

¡Tú tienes, para mí todo lo bello;

yo tengo para ti, todo lo que ama;

tú, para mí, la luz que resplandece,

yo, para ti, sus llamas!

  

Nota: Almafuerte seudónimo de Pedro Bonifacio Palacios