Me
llaman por mi nombre.
Uno
más en el vacío del universo.
Nombre
compartido
interino…
Nombre
que nada significa
palabra
que alguien dibujó con agua.
No
hay algo más allá que me descifre.
La
Puerta está herméticamente cerrada.
Balbuceo
de preguntas es mi diario existir
pues
me muevo en la herida de lo indefinido.
¿Será
esto la penumbra de la noche eterna
llena
de enigmas oblicuos?
Las
alondras no dan sentido a las albas
que
trenzan el tiempo entre susurros
y
pálidos colores.
Los
gorriones los ruiseñores los jilgueros
vuelan
sin saber adónde van
y
filtran otra música llena de premoniciones
aunque
no entiendo su lenguaje.
La
vida está llena de grafías
pero
no son reveladoras de nada
pues
no tienen la fórmula
del
Primer Manuscrito.
Y es
que olvidamos el Código Primigenio.
¿De
qué valen los libros sagrados y la historia
si
son jeroglíficos de caos
que
no interpretan
la
clave del Silencio
que
día a día amanece muda como mi nombre?
De:
“Voz de niebla”
No hay comentarios:
Publicar un comentario